Los funcionarios comunistas y… ¿la crisis habitacional?
En la capital, donde en el transcurso de este año se han derrumbado varios edificios causando víctimas mortales y continúan siendo evacuados edificios completos a punto de colapsar sobre sus infelices moradores, la entrega de casas a los dirigentes y militares no se detiene. Estos inmuebles son parte de la piñata que organiza el gobierno, quizás como estrategia para mantener fidelidades en estos peligrosos momentos de crisis. Con el tiempo y la ayuda del cargo que ocupan, los astutos jerarcas pasan del usufructo a obtener la propiedad de la vivienda, en ocasiones sin hacer dejación de la anterior.
Uno de los ejemplos actuales de esta práctica es el establecimiento de funcionarios gubernamentales en uno de los inmuebles construidos por la empresa Habaguanex, perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad, bajo el mando del poderoso Eusebio Leal. Ubicado frente al Malecón habanero, el lujoso condominio de tres plantas, con veinticuatro apartamentos, tiendas y otros servicios, se concibió para la renta a extranjeros. Sin embargo, según los trabajadores de la inmobiliaria el edificio está siendo ocupado por dirigentes del Consejo de Estado y la Fiscalía General, trasladados desde otras provincias del país.
Otro ejemplo reciente es el edificio concluido en el pasado mes de julio en la avenida Vento y calle L, en el municipio Boyeros. La edificación de cuatro plantas pertenece al Ministerio del Interior, según los vecinos del lugar. La construcción no se parece en nada a los pocos y horrorosos edificios de microbrigadas que se construyeron en décadas anteriores para los trabajadores. Muestra un lindo diseño arquitectónico y una calidad en el terminado que revelan lo que pudiera hacer el gobierno para la legión de cubanos sin techo que residen en albergues improvisados, algunos desde hace décadas.
La meca de estas construcciones parecen ser los edificios que la población ha dado en llamar los “Meliá MININT”, en alusión a los lujosos hoteles de la cadena española. Construidos en zonas selectas de los municipios Playa y Lisa, dan la idea clara del poder del gobierno y de la creciente diferencia de clases.
Lujosos apartamentos, cuyo lujo aumenta con la jerarquía militar del afortunado inquilino. Construcciones modernas, para mayor ironía levantadas en muchas ocasiones con la mano de obra de los presos, algo que ciertamente no escasea en la isla, gracias en gran medida a la labor del MININT.
Cuentan los que por allí viven que los jerarcas militares que habitan en La Coronela ya comenzaron a ejercer en el barrio la influencia de sus cargos. La Giraldilla, un complejo gastronómico ubicado allí, que comprende restaurante, piscina y discoteca, tuvo que modificar sus horarios ante la protesta de los poderosos nuevos vecinos, a quienes molestaba la música del centro.
¿Quién ha dicho que hay un enorme déficit habitacional en el país y montones de cubanos sin hogar? Que les pregunten a los jerarcas del MININT.
Mientras, para entretener a la población, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social fue investido con la absoluta -y lucrativa- potestad de entregar viviendas. Atrás quedaron los días de gloria de la archicorrupta Dirección de Vivienda. La demagógica medida debe ser vista por el pueblo como un paso de avance.
Pero el nuevo Ministerio repartidor de casas –que si aun no es corrupto, pronto lo será-, solo cumple aplicando los lineamientos del Partido Comunista sobre la construcción de viviendas “por esfuerzo propio”. O sea, entrega a los sin techo pedazos de antiguas bodegas de barrio o almacenes abandonados para que ellos mismos levanten un cuarto, casas destartaladas para dividirlas entre cuatro familias, o terrenos baldíos luego de un derrumbe. En fin, nada de apartamentos nuevos, el “combativo pueblo” debe hacerlo todo “con esfuerzo propio”, como dictan los “lineamientos”.
Los cubanos sin hogar deberán seguir esperando años, quizás la vida entera, para salir de los albergues a donde fueron a parar cuando sus viviendas fueron declaradas inhabitable, o se les derrumbó encima después de años de desidia y prohibiciones del mismo Estado que las expropió a los legítimos propietarios.
La otra opción para solucionar sus problemas habitacionales podría ser convertirse en altos funcionarios comunistas o montarse en una balsa.
Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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