sábado, 23 de febrero de 2013

Base Naval de Guantánamo: Testimonio de un éxodo


(26)


-Yo sé como está la situación en Cuba, pero eso no justifica que arriesguen la vida de esta manera. ¿Cuántos son ustedes?- me pregunto- 13 le respondí, pero detrás viene otra balsa con 11 personas más-
-Vengan para acá, para enseñarles algo- Me acompañaban Sandra y Tony. Nos acercamos  a la mesa de trabajo. Comenzó a  hacer medidas con sofisticados medios de navegación, los cuales manejaba con maestría...
Un puntico rojo se desplazaba sobre un intrincado jeroglífico de rayas, semejando un mapamundi.
-Mira, desde este lugar, donde salieron ustedes, hasta este lugar, donde los recogimos, hay 70 millas, y de este lugar a este otro, que es Nuevitas, hay 30 millas, lo que quiere decir que jamás hubieran llegado a ningún lado- nos señalaba para el mapamundi-De continuar con el rumbo que llevaban hubieran ido a parar al Canal Viejo de las Bahamas y nunca más se habría sabido de ustedes. De variar el rumbo hacia el noroeste hubieran recalado  en  la costa de Cuba, arrastrados por la corriente-
-¡Capitán, vamos a recoger a otros balseros!- dijo el que miraba con los catalejos. Nos acercamos a él y pudimos ver como trataban de  tirarle la soga a la balsa que nos siguió durante todo el recorrido. Hubo momentos de tensión y peligro, pues al lanzarle la soga desde el barco, esta no fue alcanzada y dos balseros se tiraron a las turbulentas aguas al  rescate de la soga. Por suerte no hubo mayores consecuencias, más que el susto. En esta balsa también venían dos mujeres.
-Mira, necesito que me hagas un favor y le cojas el nombre y dirección a la gente, así como la dirección de los familiares que tengan en USA. Espérate un momento- me dijo y salió hacia un camarote cercano, trayendo consigo dos cartones de cigarros “Marllboro”, papel y bolígrafo.-Toma, para que  le repartas cigarros y anotes aquí los datos-me dijo.
Bajé a cubierta, repartí los cigarros y le dí la tarea a Sandra, de tomarle los datos al personal, mientras yo me bañaba. Tony, me prestó un short y de esta forma pude lavar la ropa que traía puesta.
Cuando salí del baño, Sandra había terminado el trabajito. Por mi mente pasó la idea de excluirme de la lista, esconderme en  cualquier lugar apropiado y entrar como polizón a USA, pero no quise defraudar a mis amigos. Subí de nuevo a la cabina y le entregué los datos al capitán. Me brindó Coca-Colla, la cual me supo a gloria. Después de mirar la lista me dijo:
-Sabes que es la primera vez que, desde que estoy navegando, que me encuentro con balseros. Hice una apuesta con mi segundo, de pagarle 20 dólares por cada balsero que recogiera. ¡Mira tú que lío me he buscado!- me dijo, arrascándose la cabeza-
-Mira, lo mejor que puedes hacer es echar la apuesta para atrás, pues vas a perder todo el dinero del mes- le dije-
Continuamos charlando animadamente. Su nombre es Enrique Figueroa, hacía 2 años que había salido de Cuba por motivos políticos, en una causa donde le pedían 20años de prisión. Ahora se encontraba radicado en Miami, junto a su familia y trabajaba para una empresa naviera panameña, cuyos dueños eran cubanos. Tenía la orden de sus empresarios de recoger a todo balsero que encontrara en su recorrido.
-¿Para donde van ustedes ahora-pregunté?-


(Copntinuará)

Revolucionarios no, ¡masoquistas!


Alberto Méndez Castelló


Amenazado de muerte por un individuo, el autor fue citado ante un capitán para un careo. Toda la operación fue filmada oficialmente, por tratarse de un periodista independiente 'que tergiversa los hechos'.
"Muchas gracias, usted me ha proporcionado una experiencia única", dije al capitán Keitel, instructor de Investigaciones Criminales y Operaciones, ante quien fui conducido el miércoles 13.
Efusivo, tiendo mi mano al instructor y a su camarógrafo, porque aunque violando lo establecido en el segundo y cuarto párrafo del Artículo 199 de la Ley de Procedimiento Penal —a todas estas más que víctima soy acusado—, sin cumplir las formalidades legales para efectuar un careo y en contra de mi voluntad, paradójicamente el capitán Keitel contribuyó a clarificar otra orquestación, al situar ante mí a un sospechoso querellante que mostraría tal cual su persona y su encomienda, como ejemplo de lo que hoy sufrimos no pocos cubanos.
Como reportó DIARIO DE CUBA, este 9 de febrero alguien, que dijo ser hijo de un sujeto implicado en 1979 en un delito de robo con fuerza, nombrado Víctor Batista Infante, profirió amenazas contra mi vida y la de mi familia.
El propio sábado 9 presté declaración ante el oficial de carpeta en la estación de Policía de Puerto Padre, quién me pidió regresara por una respuesta en 72 horas y, este 13 de febrero el capitán Keitel me dice que estoy en su oficina para recibir contestación a lo declarado por mí, pero que como yo soy un periodista independiente "que tergiversa los hechos", cuando oficiales del Ministerio del Interior deban hablar conmigo, esos encuentros serán filmados en video.
Cumpliendo lo dispuesto, Keitel se hace acompañar por un camarógrafo, quien detrás de su trípode daría constancia de un hecho que incluso para mí, un criminalista curtido, que ha presenciado la muerte en su forma más deprimente e interrogado a individuos sin vestigios de condición humana, resultaría asombroso.
El capitán Keitel quiere saber si por el delito de amenaza estableceré denuncia contra Víctor Batista Infante. Le respondo que no es necesario al carecer este ciudadano de motivos para hacer daño a mi familia o a mí.
Hace 34 años, en 1979, este sujeto denunció que había sido torturado por los oficiales del grupo operativo que lo detuvo y sometió a interrogatorios. Al encontrarme yo al mando de esos hombres, y puesto que quienes dirigen pueden delegar autoridad en los subordinados pero jamás sacar el cuerpo ante las faltas cometidas por ellos (la responsabilidad es indelegable), asumí ante el fiscal militar la responsabilidad total por las violaciones que supuestamente aquellos oficiales y yo habíamos cometido.
Ejercí mi propia defensa en un juicio que se prolongó por más de 10 horas y en el que resulté el único acusado. Ventiún testigos prestaron declaración ante el tribunal militar que me juzgó y absolvió por un delito de lesiones.
"Vea, instructor —digo al capitán Keitel—, según los hechos las amenazas reales provienen de alguien en el Ministerio del Interior y así quiero que lo comunique a la jefatura. Decir este sujeto ahora, luego de 34 años, que por aquellos sucesos va a acabar con mi vida y la de mi familia, guarda más relación con las palabras del teniente coronel Modesto Fernández, al advertirme que podía ir a la cárcel debido a lo que yo escribo, y que en prisión algo malo podría sucederme, porque todavía allí hay asesinos de los capturados por mí y por aquel episodio de 1979, que es cosa juzgada".
"La amenaza de este individuo parece ser un hecho conexo con lo ocurrido en la mañana del viernes 18 de febrero de 2011, cuando encontrándome solo en la finca de mi padre se presentaron cuatro sujetos identificándose como oficiales de la Seguridad del Estado, los que encerrándome en una furgoneta y luego encapuchándome, me condujeron a un lugar desconocido para amenazarme con la cárcel si proseguía escribiendo".
El capitán Keitel dice que informará a la Jefatura y que recibiré una respuesta, pero que ahora debo esperar algunos minutos mientras él se entrevista con Batista Infante.
Al cabo de media hora, o algo así, me conducen nuevamente a la oficina del capitán. Allí permanecen el instructor, el camarógrafo y Víctor Batista, sujeto canijo que me observa con ojos de roedor.
El capitán Keitel sonríe, mientras inclinado sobre el trípode el camarógrafo no aparta los ojos del visor. En aquella oficina se respiraba un aire de emboscada, y así lo percibí.
Señalando a Batista Infante y manteniéndome de pie, digo a Keitel: "No estoy dispuesto a permanecer en esta oficina mientras usted mantenga a este sujeto en ella".
Keitel dice que Víctor Batista no puede hablar si él no lo autoriza, que está allí para mostrar documentos que muestran su inocencia en aquellos sucesos de 1979 y para recibir una multa por el incidente en el que resulté amenazado. Eso dice el instructor, pero evidentemente todo es una escena bien montada con objetivos subyacentes porque Batista Infante comenzó a decir lo mismo que hace 34 años atrás, sin conseguir probarlo ante el tribunal militar que me juzgó, añadiendo ahora que no se apartará de la puerta de mi casa a la que arrojará huevos, como en un clásico acto de repudio.
Pero entonces, en un momento, todo queda claro y la mano que mueve al títere sale a la superficie.
"¿Por qué ahora, solo conmigo? En la fiscalía militar yo asumí toda la responsabilidad, pero tú acusaste a otros, con nombres y apellidos, dijiste quiénes te habían golpeado y acusado injustamente. ¿Ahora por qué yo y también no ellos?".
"Porque ellos son revolucionarios y tú un contrarrevolucionario traidor. Porque tú eres periodista independiente".
Imaginen, en un instante todo queda claro. Aquel sujeto acababa de reconocer que no eran mis violaciones de la ley ni los derechos humanos por lo que reclamaba. Los revolucionarios lo habían golpeado y llevado a la cárcel injustamente y contra ellos no tenía nada. Contra mí, sí y me odiaba porque era un periodista independiente. Poco importaba las violaciones de ley. Importaba que yo escribiera de forma independiente.
Quienes creen que en Cuba se están produciendo cambios, están en un grave error. Sirva este ejemplo de cómo funciona la mente de demasiados cubanos. Este individuo acepta ser golpeado por revolucionarios, pero otros toleran algo peor que golpes físicos, aceptan que se les mancille el honor al ser tratados como animales y no como ciudadanos civilizados.
Ya eso es masoquismo en demasía.



Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

viernes, 22 de febrero de 2013

Walesa: los consejos y las realidades


 | Por Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -El pasado 6 de febrero se publicó una nota en este propio espacio digital (Cubanet) a propósito de una entrevista que concediera a Tv Martí el conocido sindicalista polaco y líder indiscutible de la transición democrática en su país, Lesh Walesa, durante su reciente visita a la ciudad de Miami. Dicha nota sintetiza algunos criterios vertidos por Walesa a propósito del tema de las libertades en Cuba y del papel de la oposición interna en la isla, que han provocado reacciones diversas entre algunos miembros de la disidencia cubana.
En un sentido general, se puede estar o no de acuerdo con las opiniones de Walesa, pero no creo que su interés estuviera particularmente dirigido a escarnecer en alguna forma a los opositores. Tampoco se trata de un hecho excepcional: en lo tocante a la opinión sobre la situación en Cuba sabemos que de vez en vez aparece alguien que “sabe” mejor que nosotros lo que hay que hacer para acabar con la dictadura. Curiosamente, pocas veces ese alguien es cubano.
Sin embargo el asunto se torna recurrente y en este caso trae consigo otras lecturas, toda vez que el opinante es un líder reconocido a nivel internacional, lo que implica que goza de la gracia de autoridad, en virtud de la cual sus opiniones pueden ser asumidas por otros como verdades absolutas o, al menos, como sentencias aceptadas a priori.
Es por esto que, asumiendo el riesgo de disgustar a quienes rinden culto a las vacas sagradas de la política y, a la vez, anteponiendo mi admiración y respeto a los extraordinarios méritos y al liderazgo de Walesa en la transición democrática de su país,  quiero volver sobre sus palabras y discutir a título personal. Soy apenas una más entre los miles de cubanos que nutren las organizaciones cívicas independientes de Cuba, pero todo ciudadano es un sujeto político –incluso aquellos que no son conscientes de ello– y la opinión de cada uno de los individuos vale, cuando menos, tanto como la de los más destacados líderes.
No creo, sin embargo, que el protagonismo de Walesa en la historia reciente de Polonia lo conviertan de facto en una “opinión autorizada” para evaluar el caso cubano. De hecho, sus criterios evidencian una gran ignorancia sobre la realidad de la Isla, sobre la naturaleza del poder totalitario y sobre la historia e idiosincrasia de este pueblo.
Creo percibir alguna dosis de altanería, o quizás un pelín de vanidad personal en la frase “he intentado darle consejos a la oposición cubana pero por alguna razón no me hacen caso”. Sin ánimo de descalificar el valor que tiene la experiencia política de Walesa, no conozco que alguien, en nombre de la oposición de acá, le haya pedido consejos. Su postura es, por así decirlo, la reconvención del padre autoritario al hijo díscolo que no sigue la ruta que se le orienta, y yo tengo que confesar que –lejos de molestarme como miembro que soy de la oposición cubana–, en una primera instancia me resultó incluso divertido: ¡amigos demócratas de Cuba, no nos esforcemos más en nuestra larga resistencia contra el régimen, solo tenemos que seguir los consejos de Walesa!
Ahora bien, puestos en plan de debate, me gustaría saber cómo el líder polaco hubiese podido dirigir un sindicato tan poderoso como Solidaridad en Cuba; un país en el que el propio gobierno se encargó de anular casi por completo el movimiento portuario y ha barrido con todo lo que alguna vez fue industria. El señor Walesa parece no tener idea que en la Isla no hay obreros, salvo los que sobreviven en los escasos centrales azucareros o en los poquísimos talleres o fábricas que han resistido al poder destructivo del régimen. Aquí no tenemos un gran comercio que anime la existencia de la actividad sindical portuaria, ni el modesto astillero de Casablanca, en la bahía de La Habana, se puede comparar con el gigantesco complejo de astilleros de Gdansk, con miles de trabajadores, escenario principal y decisivo de la transición polaca. Los cubanos ni siquiera contamos ya con una flota mercante o de pesca.
Tampoco quedan en Cuba sino vestigios menores de aquellas grandes fábricas de tabaco que entre finales del siglo XIX y principios del XX fueran cuna y fragua del sindicalismo cubano. ¿Acaso podría existir sindicalismo y un líder obrero en un país sin trabajadores y sin obreros y en el que el gobierno se puede permitir sin más el despido del 20% de la fuerza laboral activa? Y no se trata solo de sindicatos: aquí tenemos prohibido incluso el libre asociacionismo, porque si bien los cubanos no hemos sido históricamente portadores de fuertes tradiciones cívicas, la dictadura castrista se encargó de anular cualquier posibilidad de autonomía social desde los primeros años que siguieron a la toma del poder en 1959.
No parece razonable trasladar miméticamente las experiencias de un proceso de transición de una nación a otra. La realidad de Cuba no es mejor ni peor que la de Polonia en su momento, es sencillamente diferente. Baste recordar que en el plano político, la oposición polaca pudo contar con el sólido apoyo de una figura tan emblemática como Karol Jozef Wojtyla, el papa Juan Pablo II, y la fe católica constituyó un elemento unificador del espíritu del pueblo polaco en su camino a la democracia, lo que –sumado a una larga tradición de luchas por la independencia y una sólida cultura cívica– contribuyó de manera decisiva en el triunfo de los opositores. La lucha, por demás, se dirigía no solo contra un gobierno títere, sino en última instancia contra una potencia extranjera, la Unión Soviética, en un momento en que las tensiones de la Guerra Fría cedían ante el desmoronamiento de los modelos comunistas de  Europa del Este. Así, a finales de la década de los años 80’ se conjugaron todos los factores que, en conjunto, propiciaron la transición a la democracia no solo en Polonia, sino en todos los países del antiguo campo socialista.
La realidad cubana, en cambio, muestra un escenario muy diferente, si bien hay elementos comunes entre nuestras circunstancias de transición, como la existencia de un régimen autodenominado “comunista” y un poder centralizado que controla la economía, la política, las fuerzas armadas, los cuerpos represivos y las estructuras sociales. La lucha es contra una dictadura nacional de más de medio siglo que ha transitado por varias fases, incluyendo la condición de satélite de aquella misma potencia soviética.
Por su parte, la Iglesia Católica cubana dista mucho de tener un estrecho vínculo con la mayoría de la sociedad, aunque es preciso reconocer la labor cívica comunitaria (local) de muchos sacerdotes en numerosas parroquias. Hay que entender que los cubanos en general no somos muy fervorosos en cuestiones de fe y que el más conocido paradigma de unión espiritual de la nación, José Martí, ha sido sobradamente manipulado y cuasi prostituido desde todas las ideologías e intereses. En cuanto a la cúpula de dicha institución religiosa, constituye una elite muy distanciada de la política de cambios que se propugnan desde la sociedad civil independiente y la oposición. Tenemos una Iglesia de formalidades espirituales que no se compromete verdaderamente con la lucha de la resistencia. De hecho, su tendencia ha sido plegarse al poder de la autocracia gobernante.
Tampoco me parece un problema que haya “demasiados líderes dentro de la oposición” en Cuba y que no haya entre ellos uno “suficientemente poderoso” como para nuclear a todos. En realidad creo que la variedad de ideas y proyectos que existe sugiere la posibilidad que algún día tendremos de elegir entre muchas propuestas. Variedad no significa necesariamente “desunión”, como lo demuestra la tendencia al apoyo mutuo que se ha estado produciendo en los últimos años entre diferentes proyectos y partidos. Quizás la diversidad –que no “desunión”– es precisamente la estrategia más práctica y posible en un país en el que el poder ha copado cada espacio de la sociedad, incluyendo las familias.
Así, funcionando como pequeñas células y confluyendo en los mayores empeños comunes, la disidencia está articulándose para enfrentar los cambios de la transición cubana. Hoy se aprecian muchos frentes abiertos en la resistencia cívica al interior de Cuba que incluyen tanto a los llamados partidos opositores tradicionales como a la prensa independiente en todas sus variantes y a múltiples proyectos de la sociedad civil, que se han mostrado capaces de colaborar entre sí y de promover propuestas en común, con independencia de sus respectivas ideologías. Si ese proceso llegará a consolidarse o si resultará exitoso, lo demostrará el futuro, pero en todo caso la variedad del espectro opositor cubano, lejos de preocuparme, me parece un reflejo de la democracia en su seno, idea ésta compartida por muchos representantes de la disidencia. De cualquier manera, magnificar las ventajas de lo que machaconamente se ha dado en llamar “unión” resulta tan nocivo para la oposición como oportuno para la dictadura.
Para alcanzar la democracia en Cuba tampoco se precisa de fundar una unión monolítica en torno a un “poderoso” líder único (ya de eso hemos tenido suficiente en los últimos 54 años). En todo caso, el poder de la dictadura cubana ha sido tan absoluto que toda acción o proyecto independiente que surja constituye un factor importante para socavar el sistema sin que necesariamente haya que subordinarse a un líder en particular. La experiencia demuestra que el poder de un líder no estriba solo en su capacidad de convocatoria sino en una conjunción de otros muchos factores entre los que resulta primordial su capacidad de acción. En la actualidad las acciones de varias organizaciones opositoras locales y regionales están mostrando tanto su capacidad de lucha como el poder de convocatoria de sus líderes
Otra declaración de Walesa que demuestra su ignorancia sobre la realidad cubana es aquella en la que expresó que “en las ciudades y pueblos ya debiera haber gentes ofreciéndose para ocupar nuevas posiciones, nuevos cargos dentro de la realidad transformada. En dos años habrá elecciones democráticas (en Cuba)…hay que estar preparados porque lo que habrá después de la caída de los Castro será un caos”.
Yo me atrevería a asegurar que casi en cada ciudad y pueblo de Cuba sí existen actores sociales que jugarán un papel importante en la hora cero, es decir, en el momento de los cambios definitivos. Y cada vez habrá muchos más. La incapacidad gubernamental para remontar la crisis estructural del sistema es, paradójicamente, la fuente principal del anhelo general de cambios. Ciertamente la transición cubana ya empezó y el sistema entró hace años en un proceso de erosión que se ha venido acentuando de manera gradual, pero permanente. Sin embargo, aún la realidad no se ha transformado hasta el punto de que sea posible ocupar los puestos de los gobiernos locales y participar en la toma de decisiones desde las estructuras legales que existen, estratégicamente concebidas para que no ocurra tal cosa. Quizás ni siquiera nuestros cambios se produzcan de esa manera.
Nadie sabe si en solo dos años habrá elecciones democráticas en Cuba, ojalá así sea.  Pero puedo asegurarle a Walesa que para entonces serán más numerosos los cubanos, opositores de hoy y ciudadanos de ese mañana cercano, quienes estarán preparados para enfrentar los desafíos de la democracia tras más de medio siglo de totalitarismo. Estamos esforzándonos para eso.
Personalmente agradezco los buenos deseos de libertad para nuestro país expresados por el líder sindicalista polaco, pero en verdad nos presta un flaco servicio cuando se presta a acuñar tanta frase manida. Rechazo, además, los nefastos augurios de catastrofismo social: no habrá tal caos en Cuba, porque en el momento decisivo, por sobre todas nuestras diferencias y reservas, habrá de imponerse entre nosotros el amor por nuestra nación, la voluntad de reconstruirnos sobre las ruinas y las experiencias acumuladas por varias generaciones en largos años de lucha, para finalmente fundar las instituciones que impidan el retorno de una dictadura. Créame el señor Walesa que será sobre esos pilares que nacerá la unión más imperecedera, no ya de la oposición, sino de todos los cubanos.


Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

Orlando Zapata Tamayo: Un antes y un después


Orlando Zapata Tamayo: el hombre que develó a la bestia

 | Por Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -A las 3: 15 pm del 23 de febrero de 2010, con tan solo 42 años de edad, dejaba de existir físicamente el prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo, después de ochenta y dos días en huelga de hambre y sed. El tan promocionado sistema de salud cubano y el confort de uno de los mejores hospitales del país, el capitalino Hermanos Ameijeiras, no pudieron remediar a última hora su asesinato político.
Aquel hombre, del poblado de Banes, en la provincia oriental de Holguín, se inmoló por los derechos de la población penal en Cuba, suceso que avivó el lado oscuro de una tiranía, dada a exteriorizar sus “logros” en materia de derechos humanos y a vender su modelo a otros gobiernos de Latinoamérica.
Zapata entró a prisión por treinta y seis meses, días antes de la llamada Primavera Negra, en 2003. Fue un recluso admirable y respetado por su forma de proyectarse ante los abusos y desmanes de los carceleros. Tras las rejas, su condena ascendió a 46 años de privación de libertad, más de los que había vivido.
El ayuno de Orlando Zapata, un albañil negro, no fue del todo voluntario. Su irreversible decisión inquietó a las autoridades del penal, quienes resolvieron llevarlo a una celda de castigo y retirarle el agua durante 18 días. Aún así, él no desistió de la huelga. La falta de líquido en su cuerpo lo dejó inmunológicamente expuesto y sin esperanzas de recuperarse, lo que en lenguaje médico llaman “punto de no retorno”.
¿Convenía dejar morir a Orlando Zapata Tamayo? La alta dirección del régimen cubano no pudo mantenerse al margen de lo que estaba ocurriendo. Ciertamente arregló todo lo concerniente al sepelio, tal y como sucedió después con las muertes extrajudiciales de Wilfredo Soto, Laura Pollán y Wilmar Villar Mendoza. Convirtieron a Zapata en un delincuente común, y apuntalaron de forma grotesca la manipulación mediática orquestada por la Seguridad del Estado durante y después de su ayuno.
En Cuba, nunca antes un prisionero político fue tan despreciado por la combinación de sus ideas y el color de la piel. Ni siquiera a la partida terrorista que asaltó el cuartel Moncada, en 1953, organizada por Fidel Castro, el dictador Fulgencio Batista le violó todos sus derechos en prisión.
Horas después de la muerte de Zapata Tamayo, y en medio de una visita de negocios del ex mandatario brasileño Luís Ignacio Lula da Silva, el prop io Raúl Castro lamentaba irónicamente la tragedia.
El gobierno cubano quiso aislar a Zapata del grupo de los 75 prisioneros de conciencia, arrestados durante la Primavera Negra, en marzo de 2003. Con ello solo consiguió que el valeroso joven compartiera titulares con el grupo prodemocrático en prisión, incluso el reconocimiento de Amnistía Internacional.
Orlando Zapata Tamayo develó a la bestia criminal del totalitarismo en Cuba, exponiéndolo en toda su maldad. A partir de su muerte, muchas cosas cambiaron en el panorama de entendimiento entre el régimen de la Isla y la comunidad internacional auténticamente democrática.
A tres años de la triste pero reveladora tragedia de este humilde cubano, la sociedad civil, multiplicada y consciente de que tendrá nuevos mártires, reedita la lucha pacífica en las calles.


Posted by: Comité Pro Libertad de Presos Politícos Cubanos"

Colaboras o te matamos y queda como que moriste tratando de salir del país.

jueves, 21 de febrero de 2013

¿Es corrupta la fuente de datos sobre la corrupción en Cuba?


 | Por Pablo Pascual Méndez Piña 

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -“Vete a la mierda”, así le gritó Eustaquia –una anciana de 82 años, residente en el barrio habanero del Cerro—a una inspectora del Instituto Nacional de la Vivienda, que la acusaba de residir ilegalmente en su casa. Eustaquia me aclaró que no es una persona mal hablada, pero se encolerizó porque sus documentos de propiedad están en regla, y de seguro la inspectora, quien le mostró un carné oficial y venía acompañada por un policía, quería extorsionarla.
Maritza, de 51 años, un ama de casa del Vedado, en el municipio Plaza, esperó 45 minutos en el antiguo Ten-Cent de la calle 23, para que la administradora rectificara en una báscula el peso de una compra. Cuenta que las pesas del mercado son digitales, pero las pantallas no pueden visualizarse desde el lado del cliente. Después de detectar la irregularidad -le habían robado una libra de queso-, la administradora ni siquiera le pidió disculpas. Simplemente fue a cuchichear con el empleado, regresó, le devolvió el importe del queso robado y mostró una sonrisa.
Diana, de 54 años, alega que un centro estatal donde se tramitan actas de inscripciones de nacimiento, certificados matrimoniales y otros documentos (ubicado en las calles Calzada y 8, en el Vedado), las gestiones se demoran hasta 3 meses, y lo peor es que a veces entregan los documentos con erratas. Recomienda sobornar a los empleados con 5 dólares como mínimo (30% del salario medio cubano), para que “los papeles estén en tiempo y forma”.
Alex, un joven estudiante del Instituto tecnológico Antonio Guiteras, en el propio Vedado, sobornó a un profesor para que le aprobara el examen de matemáticas a cambio de 10 dólares (60% del salario medio cubano).
Los corruptos están presentes en farmacias, ópticas, policlínicos, hospitales, escuelas, panaderías, agros mercados, ómnibus de transporte público, shoppings, bodegas, carnicerías… “En Cuba -argumenta Víctor, un ingeniero mecánico de 60 años- la corrupción es un agujero negro que absorbe a todas las instituciones estatales”.
Igualmente, se sabe de los escándalos de corrupción acontecidos en el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, el Ministerio de Informática y Comunicaciones, la corporación Etecsa y las firmas extranjeras acreditadas en La Habana -cuyos  protagonistas depositaron, según se afirma, millones de dólares en bancos canadienses y suizos, y no han sido juzgados hasta hoy.
Un famoso vídeo titulado “Metástasis”, que trata los pormenores de esa batahola corrupta, y cuya proyección pública fuera anunciada falsamente por el presidente Raúl Castro, continúa censurado. Hay rumores de que “la porquería salpicó p’arriba”, así que, según vox pópuli, la cúpula gobernante está ganando tiempo para que la gente olvide el asunto.
Paradójicamente, y contradiciendo lo expuesto, la isla caribeña ha mejorado su posición en el Índice de Percepción de la corrupción, en  2012, en un lista emitida por la organización Transparencia Internacional, donde Cuba remontó este año ocho escaños, mejorando su posición, del puesto 61 al 69, y de los 3,7 a los 4,2 puntos entre 175 países evaluados.
En dicha relación, los lugares más próximos al cero son ocupados por países extremadamente corruptos, donde Corea del Norte, Afganistán y Somalia son los campeones. También en el cuadro americano “Cuba tiene un buen record”, ocupa el lugar 12, mientras la vecina  República Bolivariana de Venezuela se alza como el país más corrupto del área.
Sin embargo, el barómetro en las calles habaneras dice otra cosa. La mayoría de los ciudadanos admite que el pasado año 2012 estuvieron involucrados en algún acto de soborno a funcionarios estatales, o fueron víctimas de estafadores oficialistas. Juan Ávila, un jubilado de 72 años, sentencia que “En Cuba, hasta el aire que se respira es corrupto”.
Pero la referida organización, presidida por la señora Huguette Labelle, aduce que, de acuerdo con las estadísticas y colaboraciones de instituciones muy respetables, “Cuba no es un caso tan preocupante”. Así que una de dos: o los cubanos no sabemos qué es corrupción, o Transparencia Internacional está siendo timada descaradamente.

Poasted by: "Comité Proi Libertad de Presos Políticos Cubanos"

El Estado extorsiona a los campesinos


LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Jesús Ruiz Gómez, de 48 años, tiene una finca en La Guanaja, municipio Jaruco, provincia de Mayabeque. Es miembro de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Rómulo Padrón”, dedicada a cultivos varios y ganadería. Junto a la esposa y dos hijos de 27 y 18 años, trabajan la tierra y atienden los animales. La familia Ruiz tiene siembras y posee 23 reses, 6 cerdos y dos docenas de gallinas para obtener huevos para el consumo familiar.
Ruiz, como los demás campesinos de la comarca, está iracundo, pues el gobierno los obliga a vender a Acopio, del Ministerio de la Agricultura, “tres litros de leche por vaca, estén paridas o no lo estén, y como se sabe, si la vaca no pare, no produce leche. Hay vacas que dan poca leche. Es un absurdo! ¿Quién piensa que con esas coacciones se alcanzará el vaso de leche para todos que prometió Raúl Castro?”
Peor situación enfrentan estos campesinos cuando no llueve. El país atraviesa por una sequía profunda, pero: “Quien no cumpla el Plan de entrega obligatoria de tres litros por vaca, tiene que compensar al Estado el triple de los 2,50 pesos por litro, si la calidad de la leche es óptima, pero cuando vendemos, nos pagan entre 0,35 centavos a 1,90 pesos por litro. Dicen que la leche contiene poca grasa, o le echamos agua. Acopio recoge unos 300 a 400 litros diarios entre cincuenta campesinos de esta zona” puntualiza Ruiz Gómez.
Obligados a vender al Estado, a estos campesinos solo les dejan un pequeño remanente de leche para el consumo familiar. “Hace pocos días – prosigue Ruiz Gómez-, tuve que pagar una multa de cuatrocientos pesos por vender parte de la poca leche que me dejaron para mi consumo. También tenemos prohibido vender queso, mantequilla, yogur de producción casera. Absolutamente prohibido sacrificar nuestras reses. Se sanciona con prisión de ocho años”.
Cuenta este campesino que hace poco tuvo que vender tres vacas antes de que se murieran de hambre, por la sequía. El Estado se las pagó a precios mezquinos, sin correspondencia con el esfuerzo invertido:
“Me pagaron 1, 600 pesos por todas las vacas (menos de 65 dólares). No tenemos para alimentar a los animales. No hay pastos, no llueve. Muchos tienen que vender sus reses. Las  vaquerías estatales son un desastre, con potreros plagados de marabú y falta de atención al ganado y al vaquero. El estado sacrifica las reses compradas en usura. Los funcionarios llegan con un camión, recogen los vacunos para pesarlos, aun sin que los dueños estemos presentes. Regresan días después y te dicen: Mira, tus vacas pesaron tanto, aquí tienes el dinero. ¿Sabe cuánto me pagaron por cada res? Pues, menos de lo que cuestan dos kilos de carne en la shopping (tiendas estatales dolarizadas)”.
Ruiz alimenta sus animales con un poco de palmiche,  si lo encuentra, tallos de yuca, plátanos, alguna yerba. Igual con los cerdos.
Los campesinos tienen obligación de vender al Estado el 80 por ciento de la producción agrícola, a precios fijados unilateralmente sin previa negociación. También Ruiz, como todos los demás, está obligado a afiliarse a cooperativas, aparentemente independientes, pero bajo rígido control del gobierno.
El informe de fin de año de la Asamblea Nacional asegura que 48 por ciento de la importación de alimentos se invierte en la alimentación animal, “pero a nosotros el Estado no nos vende pienso, ni miel de purga de caña, ni nada”, concluye Ruiz Gómez.

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

El infierno de ser mujer y opositora


LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Los medios de información oficiales de Cuba han dedicado en estos días espacios al tema del abuso contra la mujer. En particular, el periódico Granma publicó, el 15 de febrero, un artículo bajo el título “Cuando ser mujer es un infierno”, en el que indica las agresiones que sufren las féminas en diferentes países del mundo, tales como Reino Unido, Estados Unidos, Dinamarca, Rusia, España, Japón, Etiopía, Bosnia, Australia.
Entre los decálogos de riesgo citados por Granma, aparece uno dedicado a las víctimas del conflicto, según el cual: “ellas son agredidas como estrategia de guerra para humillar al oponente, aterrorizar a las poblaciones y destruir sociedades”.
Esto pudiera aplicarse a lo que sucede en nuestro país con las mujeres que piensan diferente y que, por ello, son agredidas de disímiles formas y a plena luz pública. Muchas tienen dramáticas historias que contar, muy en particular las Damas de Blanco.
El 14 de febrero, “Día del Amor y la Amistad”, mientras los medios oficiales dedicaban espacio al abuso contra las mujeres en el extranjero, en Cuba fueron maltratadas 29 activistas de esta organización, quienes solo cometieron el “delito” de venir a La Habana para recordar la fecha en que una de sus líderes, Laura Pollán –asesinada por la dictadura-, hubiera cumplido 65 años de edad.
Cincuenta mujeres se reunieron en la sede de su organización, en la calle Neptuno, en el municipio de Centro Habana. Pudieron ser más, pero 34 fueron arrestadas cuando trataban de acceder al lugar, cercado por la policía, y algunas resultaron detenidas dos y tres en la misma fecha.
Una vez terminada la actividad, las Damas de Blanco que viven en el interior del país se dirigieron a la Terminal de Ómnibus, con el objetivo de regresar a sus hogares. Un total de 28 mujeres –casi todas de la zona oriental- fueron increpadas por hombres que les dijeron que no podrían viajar porque no había transporte.
Ante el hostigamiento, estas mujeres llamaron a su líder, Bertha Soler, la cual acudió al lugar sobre las 10 de la noche, acompañada por su esposo, Ángel Moya (exprisionero político del grupo de los 75). Las mujeres salieron dos veces a la calle gritando las consignas “Transporte para el pueblo”, y “Laura Pollán vive”, y entonando una canción dedicada a Laura.
La segunda vez que caminaron por las afueras de la Terminal –sobre las dos de la madrugada del día 14-, fueron apresadas violentamente, les dieron golpes, las arrastraron hasta los vehículos donde las conducirían al lugar del arresto, e incluso, aunque aún no se conocen todas las consecuencias, se sabe que a una mujer de Santa Clara le pasaron por encima, pisoteándolas, y a dos de Holguín les produjeron fracturas en los pie y la cara.
En tanto, Bertha Soler fue arrestada y conducida al centro de detención conocido como el Vivac, en compañía de su esposo. En el momento de ser apresada, fue maltratada por militares vestidos de verde olivo, los que trataron de arrebatarle el teléfono celular de la mano, para lo cual le daban golpes e incluso la impactaron contra el cristal del vehículo en que era conducida, arrancándole los aretes que tenía en los lóbulos de las orejas. Una vez apresados, los mantuvieron sin ningún contacto hasta las 8 de la noche, cuando finalmente los dejaron marcharse, pero el servicio en sus teléfonos celulares fur suspendido hasta la tarde del día 15.
De igual forma, en Santa Clara, provincia de Villa Clara, durante un incidente con la policía, fueron golpeados y apresados dos disidentes de la Coalición Central Opositora. Otros opositores pacíficos decidieron ir a apoyarlos a la Unidad de Instrucción Policial. En este grupo iban cinco mujeres, que fueron molidas a trompadas por militares de la policía y la Seguridad del Estado. Las que mayores maltratos recibieron fueron tres mujeres de raza negra, ya que en varias ocasiones los oficiales de la policía política les han hecho saber que no conciben ni perdonan que sean negras y miembros de la oposición.
Ante esto, podemos decir que al régimen se le puede aplicar el refrán callejero que reza: “Dime de qué alardeas y te diré de qué careces”.

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

EL EXPERIMENTO DE LOS VIAJES DE OPOSITORES AL EXTERIOR

 | Por Ernesto Santana Zaldívar

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Por fin, el pasado domingo 17 la bloguera Yoani Sánchez pudo tomar un avión rumbo a Brasil, donde debe asistir a la presentación del documental Conexión Cuba×Honduras, en Bahía, invitada por el cineasta Dado Galvao. Desde allí habrá de seguir una gira que la llevará a doce países y a innumerables ciudades de varios continentes. En días anteriores ya había salido de Cuba hacia Suecia el ingeniero en informática Eliécer Ávila, que también viajaría a otros países de Europa. Otros conocidos opositores y activistas por la democracia parece que saldrán próximamente del país a visitar otras naciones invitados por simpatizantes, amigos o compañeros de causa en el extranjero.
El caso de Yoani Sánchez, claro está, ha sido el más difundido por los medios. Y es difícil imaginar cuánto lo ha sido. En los días previos a su ya autorizado viaje a Brasil, hay quien asegura haberla visto exhausta luego de haber dado, a través de diversas vías, unas doscientas entrevistas en un solo día. Para no hablar de la cantidad incalculable de comunicadores de los más diversos medios de prensa y países que no pudieron acceder ni a un solo minuto con ella en esos días previos, mucho menos en las horas anteriores, porque, naturalmente, muchos querían documentar sus últimas horas antes de subir al avión, filmarla mientras preparaba su equipaje, grabar sus comentarios, sus planes y expectativas.
La televisora norteamericana Univisión, que pretendía dar una cobertura lo más completa posible al suceso y que ya tenía preparado a un periodista en el avión que ella tomaría el domingo y haría un seguimiento posterior, no pudo lograr siquiera que un camarógrafo cercano a la célebre bloguera pudiera tomar para ellos algunas imágenes de esos últimos momentos suyos antes de salir del país. Es que, de hecho, resultaba imposible hacer contacto siquiera por teléfono. Así de saturado e invadido había resultado el tiempo, y hasta el espacio personal, de esta mundialmente conocida bloguera que, además, en tiempos recientes, se ha convertido en una de las más visibles activistas por la democracia en el país y en una de las voces más audibles e insistentes en la denuncia de las violaciones de los derechos humanos cometidos por el régimen cubano.
En una de las entrevistas que le hiciera antes de su viaje precisamente un diario brasileño, Yoani declaró que “no debería ser noticia que una persona tenga un pasaporte y pueda subir a un avión”, añadiendo que este caso confirma “lo regularmente irregular que es Cuba”. Esta posibilidad que le daba ahora el gobierno para viajar —después de más de veinte prohibiciones de salida— no le sabía del todo dulce, entre otras razones, lógicamente, porque a otras personas, entre las que se hallan varios ex prisioneros de conciencia, se les niega el pasaporte.
Nos hallamos ante un nuevo “experimento” de la nomenklatura isleña (el mismo Eliécer Ávila confiesa sentirse como un “conejillo de Indias”) que no parece tener muchas aristas secretas porque hay dos cosas evidentes en el tinglado del laboratorio gubernamental: las reformas no cambian nada en esencia (como no lo hace esta nueva regulación migratoria) y están concebidas, entre otros propósitos, para mejorar un poco el maltrecho aspecto de la máscara del país en la escena internacional.
Pero también se hace obvio que en este experimento, que algunos consideran un poco “arriesgado”, el régimen está buscando cierto desgaste de esos a quienes permite salir al exterior. El desgaste en un “mundo real” donde las figuras y los hechos que son fuente de noticia cambian de un día para otro. El desgaste en la relación de esas personas “privilegiadas” dentro de la oposición con aquellos que son condenados a no poder salir, porque no es lo mismo cuando todos están encerrados que cuando algunos cumplen los intangibles requisitos para recibir el privilegio de un pasaporte. El desgaste mediático. El desgaste también con eso que pudiera llamarse el “síndrome de Los Aldeanos”, porque recuérdese que hace dos o tres años este dúo de raperos eran la punta más afilada y escandalosa del arte contestatario dentro del país (jóvenes y viejos los conocían y su música pasaba de mano en mano como un talismán) y, a partir de que empezaron a viajar por el mundo, después, también ellos, de un encierro de años, se desvanecieron o, al menos, dejaron de tener la enorme magnitud que tenían antes.
Generación Y, el blog de Yoani Sánchez, nacido en 2007, hace casi seis años, alcanzó en pocos meses una cantidad insólita de seguidores y comentaristas y la llevó a ser considerada en 2008 por la revista Time una de las cien personas más influyentes del mundo. Luego, con la red social Twitter, su poder de comunicación y la multitud de sus seguidores ha ido en aumento. Pero, si ahora no se trata ya de una bloguera cautiva, ¿se mantendrán esos índices de popularidad? ¿No perderá cierto encanto la imagen mediática de Yoani Sánchez? Preguntas así deben hacerse, ilusionados, esos sesudos que odian con razón su protagonismo en el ciberespacio alternativo cubano.
En definitiva, no es solo que este gobierno tenga a su favor tantas prohibiciones y leyes arbitrarias y abusivas que (al menos parece que así lo calculan ellos) pueda pasarse quizás años levantando unas, modificando otras, cediendo centímetros de cordel sin que peligre su poder absoluto. Ocurre también que ninguno de los que ahora ha sido autorizado a viajar puede tener la certeza de que podrá hacerlo de nuevo en el futuro.
No hay garantías para el porvenir porque no hay ninguna seguridad legal, no hay ninguna auténtica legalidad. Un ucase repentino, un decreto caído desde el ápice de la pirámide puede cambiar la suerte de cualquiera, sin distinciones de ningún tipo. En este caso de las salidas, ni siquiera es necesario eso, porque te dan el pasaporte —o te permiten renovarlo— o no. Y ya. Si alguno, que ahora es autorizado a salir, exaspera suficientemente a los dueños de la llave de la puerta de salida y entrada, puede encontrar esa puerta nuevamente cerrada y no tendrán que darle mayores explicaciones. No es que haya una nueva estrategia realmente, sino que esta es solo una táctica que puede cambiar de acuerdo con las circunstancias o los intereses del poder, porque, aunque a veces parezca que lo está haciendo menos, que está siendo más liberal, su estrategia general sigue siendo la misma: controlar y reprimir.

Pposted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

Base Naval de Guantánamo: Testimonio de un éxodo


(25)


Andrés, estaba sancionado a 3 años por  el delito de “desacato” y se encontraba disfrutando de una libertad condicional.  Otro, que se encontraba como recluta del SMO , Daniel,  también  formaba parte del grupo.
Yo, había sido sancionado a 18 meses de cárcel  por salida ilegal en el año 1989  y  en el año 1993 era buscado por la policía  del Central Chaparra, por propaganda enemiga. Había puesto un letrero, en el sector de la PNR del barrio Erlan Raya, del mismo central, que decía “Abajo Fidel.” Esto revolucionó al pequeño poblado, quienes eran la primera vez que veían o escuchaban algo semejante  en  estos 35 años de comunismo. La policía desplegó un amplio operativo, movilizó todo un aparato de búsqueda hacia el Sector de la PNR, utilizando perros y tomando fotos del cartel. Se produjeron varios arrestos. Dos días después, se rumoraba que estaban buscando al  “habanero”, por lo que decidí irme para Holguín, en casa de la familia de mi esposa. Días después partí para la Habana.
En la capital, aunque oficialmente no era miembro, si estaba vinculado, desde los días de presidio, a la “Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación  Nacional”, dirigida por el Sr. Elizardo Sánchez Santacruz.  Estando preso en la cárcel de Agüica, Elizardo y yo coincidimos en  la enfermería del centro penitenciario y entablamos amistad  y colaboración. Me encargué de repartir, dentro de la prisión, algunos folletos de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, que el Sr. Elizardo me entregó.
También había puesto letreros contestatarios en las calles de: Patria, Revillagigedo, Cienfuegos  y Corrales, en la Habana Vieja, donde vivía.
A partir del “Maleconazo”, el 5 de agosto de 1994, la  represión se había intensificado y temía ser apresado de un momento a otro, por lo que esta situación influyó en mi decisión de irme con el grupo.
Sin embargo, y, a  pesar de las presiones que conspiraban en contra nuestra, no cabe dudas que la decisión de irnos por Gibara, fue una idea  descabellada y  en extremo peligrosa.
Pude ver, con cierta nostalgia, como la balsa, que nos había transportado en esta aventura, se alejaba del buque sola, a la deriva y bamboleada por las olas y el viento. Y a pesar de esto mantenía la majestuosidad del primer día. ¡Y yo que pensé no resistiría los embates del  bravío océano!.
Después de saludar a la tripulación, en su mayoría dominicanos, subí a la cabina del buque, para hablar con el Capitán, el cual me habían dicho que era cubano.
Al llegar a la cabina, vi a tres hombres inmersos en su trabajo. El más joven, que era de color negro, manipulaba el timón de la nave, el segundo observaba con unos catalejos las infinitas aguas y el tercero, algo mayor que los dos restantes, se encontraba sentado frente a una mesa con pizarra electrónica. Los tres vestían sencillamente: tenis, short y pulóvers.
-Buenas tardes- salude y acto seguido pregunte- ¿Cual de ustedes es el Capitán?- Yo- me contesto el de la pizarra- Me dirigí hacia él dándole un  fuerte abrazo. Este era blanco, de pelo canoso y unos 45 años de edad, ojos pequeños y vivaces, de estatura mediana, complexión física fuerte y de trato afable.
-¡Ustedes están locos pal carajo, no saben lo que están haciendo!- nos dijo-¿Dónde creen que iban a llegar  ustedes con la mierda esa?- refiriéndose a la balsa-
- Capitán, las cosas están muy malas en Cuba, la desesperación es tremenda-repuse-


(Continuará)