sábado, 8 de noviembre de 2014

Aún no liberan a Juliet Michelena

El juez del tribunal que la declaró inocente el día de ayer, ordenó su liberación para hoy en la mañana. Sin embargo, en la prisión del Guatao han dicho que el trámite demora 72 horas.
Juliet Michelena
Juliet Michelena
LA HABANA, Cuba. (Martha Beatriz Roque) – Luego de que el día de ayer fuese declarada inocente la periodista independiente Juliet Michelena, se esperaba su liberación para la mañana de hoy, como lo dispuso el juez en el veredicto. Sin embargo, el esposo de Juliet, al acudir a la prisión del Guatao a recogerla, fue informado por las autoridades que el trámite de liberación dura 72 horas. Que los papeles no han llegado del juzgado!
Resulta inaudito que aún mantengan en prisión a una mujer que pasó 7 meses recluida, siendo inocente, y que ahora tenga que soportar 3 días más privada de su libertad. Los representantes de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios se dirigen en estos momentos hacia la prisión del Guatao para exigir la inmediata liberación de Juliet, una vez que el tribunal la declaró inocente.
A su vez, se tiene conocimiento de que una ola de represión ha comenzado en el día de hoy contra activistas en la isla. Debido a una nueva suspensión del juicio a Sonia Garro, las Damas de Blanco decidieron plantarse rente a varias sedes del Ministerio de Justicia, en distintas provincias, hasta que se de una solución al caso de Sonia.
A raíz de esto, Maria Cristina Labrada informó que fue detenida en la mañana de hoy y fuertemente golpeada por agentes de la Seguridad del Estado.



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Miseria en Sagua de Tánamo

Pobladora de Contramaestre denuncia desatencion gubernamental

Miseria en Frank País – Holguín

viernes, 7 de noviembre de 2014

Desalojan a madre con tres hijos


La casa estaba destinada al boxeador Yuriorkis Gamboa. Luego del deportista abandonar Cuba, la familia residente en la vivienda vivió durante mucho tiempo en la zozobra de ser desalojados.
Vecinos apostados en la entrada impidieron el desalojo por parte de fuerzas del Ministerio del Interior_foto cortesía del autor
Foto de archivo
GUANTÁNAMO, Cuba. – En horas de la mañana de ayer fue desalojada de su vivienda la señora Edelis Soyet Furones, de 41 años de edad y madre de tres hijos menores de edad, vecina de la calle 8 oeste # 1588 altos entre 7 y 8 oeste, en la ciudad de Guantánamo.
“Mi vivienda se la quisieron dar en su momento al boxeador Yuriorkis Gamboa, antes de que dejara Cuba. Gamboa no aceptó la casa al ver mi situación”, cuenta Edelis.
Oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), de conjunto con inspectores del Instituto Provincial de Vivienda, irrumpieron violentamente en el hogar de Edelis, aproximadamente a las 7 y 50 de la mañana, según contó a Cubanet la damnificada, fuente de esta noticia.
“Entraron a la casa sin mi autorización, me empujaron, me golpearon y luego me esposaron para inmovilizarme, prohibiéndome moverme al punto que pedí ir al baño y no me dejaron. Tuve que orinarme encima, fui golpeada al punto que tengo lesiones, yo estoy enferma de cáncer en la piel.”
También golpearon a su hijo Luis Manuel Castillo Soyet, de 15 años, denuncia Edelis. “Lo detuvieron en la Unidad Parque 24 radicada en la calle Calixto García, y fue puesto en libertad en la tarde, tenía hematomas en la cara al regresar a la casa.”
“Me trajeron en un camión mis equipos y pertenencias para esta pocilga en el barrio periférico Los Coquitos del Jaibo, que no tiene el mínimo de condiciones y estoy segura que esta casa también se la quitaron a alguien”, contó la fuente.


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Conexiones ilegales de internet y llamadas satelitales sin control del régimen

Los precios son un 50% más baratos que los oficiales. La hora de internet fluctúa entre 1.50 y 2 c.u.c. ETECSA la vende a 4.50, y las llamadas internacionales a 40 o 50 centavos de peso convertible
IVANMientras el contratista de USAID Alan Gross cumple 15 años en una celda del hospital militar Carlos J. Finlay, al oeste de La Habana, por entregar tres teléfonos satelitales pagados por Washington a una pequeña comunidad judía de la isla, tipos como Néstor se forran de dinero con la venta de cuentas para navegar por internet y llamadas internacionales fuera del radar de ETECSA, monopolio estatal de telecomunicaciones en Cuba.​​
En voz baja y con tono de misterio, el hombre te canta el precio de las llamadas internacionales. No hay límites geográficos: Zürich, Canberra o Miami. “A 40 centavos de cuc el minuto, una ganga”, dice con una sonrisa forzada. Si nota al cliente indeciso, regatea con clase: “A ver socio, te dejo los primeros cinco minutos gratis si vas a hablar una hora”. El hombre es un crack para los negocios. Al final convence a un señor gordo y desconfiado, quien paga 6 pesos convertibles por una llamada de hora y media a Madrid.
Lo conduce a un desván en el fondo de su casa, donde Néstor tiene montado el negocio. Una laptop HP con audífonos profesionales y varios armatostes tecnológicos. “No es nada del otro mundo. Ésta es la famosa antena satelital que mediante conexiones tipo Skype permite realizar llamadas internacionales”, acota Néstor, mientras muestra el equipo.
se forran de dinero con la venta de cuentas para navegar por internet y llamadas internacionales fuera del radar de ETECSA, monopolio estatal de telecomunicaciones en Cuba.
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Conoce del caso Gross y la bulla mediática desatada por el gobierno de La Habana. “Lo de Gross es una simple comedia política. Esos equipos satelitales se venden en tiendas comerciales de cualquier país donde internet no es un monopolio o un delito. Si me pescan, lo más que me puede pasar es una multa que roza los 30 mil pesos (1,300 dólares) o una sanción de tres meses a un año en una penitenciaría de poco rigor. Pero primero hay que atraparme”, señala con un dejo de altanería.
No todos los que ofertan horas de internet, redes inalámbricas para jugar, chatear o descargar seriales, filmes y culebrones son discretos en sus propuestas.
Si usted navega por la página de ventas electrónicas de Revolico u otras, encontrará personas que venden conexiones ilegales a internet y ofrecen paquetes de llamadas al extranjero.
Los precios son un 50% más baratos que los oficiales. La hora de internet fluctúa entre 1.50 y 2 c.u.c. ETECSA la vende a 4.50, y las llamadas internacionales a 40 o 50 centavos de peso convertible. En la empresa de telecomunicaciones no baja de un cuc el minuto.
Este verano, solo en los municipios Arroyo Naranjo y Diez de Octubre, se desarticularon nueve redes.
​​Según Osniel, quien se dedica a vender cuentas de internet y llamadas telefónicas al exterior en un barrio habanero pobre, las ventas son altas. “Las cuentas de internet se han ralentizado por dos causas: la conexión es extremadamente lenta, en su mejor momento no excede los 56 kilobytes, y las de ETECSA, aunque más caras, su velocidad puede alcanzar dos Gigabyte.
En las llamadas al extranjero la demanda crece, sobre todo a la Florida”.
Martí Noticias realizó una investigación intentando conocer las estructuras del negocio ilegal de telecomunicaciones.
La génesis es simple: el deseo de muchos cubanos residentes en Estados Unidos por abaratar los disparatados costos de las llamadas a Cuba.
“Un minuto a Cuba cuesta tres veces y medio más caro que llamar a Australia. No hay bolsillo que lo aguante. Tengo familia en La Habana y cada mes pago entre 500 y 600 francos suizos por concepto de llamadas a la isla”, comenta Yamila, una cubana residente en Ginebra.
Son frecuentes las redadas de la policía técnica con fuerzas combinadas de la Seguridad del Estado y empleados de ETECSA
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Mientras bebe una cerveza clara, Néstor me cuenta el entramado del ‘bisne’. “Los equipos, ya sean para antenas satelitales de televisión, telefóno o internet llegan desde Miami. Conozco un hombre que ha vendido más de 40 equipos para Cuba. Entrarlo puede parecer complicado, pero la corrupción y el dinero permiten entrar hasta un elefante por la aduana cubana. Es más problemático sacarlo de Estados Unidos, pues también es ilegal. En la aduana del aeropuerto de Miami por una pasta, el tipo también mira hacia otro lado. Es preferible pagar a un aduanero que intentar entrarlo de contrabando”.
Y aclara que estos sistemas satelitales, de acuerdo a la marca, se venden en Estados Unidos entre 300 y 800 dólares. “En tres meses se le saca ganancias. No me veo como un delincuente. Si ETECSA tuviese precios acorde al bolsillo del cubano medio, yo no infringiría la ley con este tipo de negocio”, expresa Néstor.
Son frecuentes las redadas de la policía técnica con fuerzas combinadas de la Seguridad del Estado y empleados de ETECSA, para desactivar servicios telefónicos paralelos, conexiones ilegales a internet, televisión por cable y redes inalámbricas de juegos.
​​Este verano, solo en los municipios Arroyo Naranjo y Diez de Octubre, se desarticularon nueve redes. Un ingeniero de ETECSA, cuenta que ha participado en dos operativos. “Algunas de estas redes son fáciles de detectar.
El cableado es evidente y chapucero. Otras son casi indetectables, porque la gente pasa el tendido por debajo de la calle. Es como luchar contra un monstruo de tres cabezas. Usted corta una y al día siguiente se multiplican”.
Un sociólogo jubilado reconoce que todo este entramado de ilegalidades lo propicia un sistema informativo y de control ciudadano totalitario y absurdo. “Cuando en comercios se puedan adquirir paquetes de televisión, en los estanquillos comprar Diario las Américas, El País o The New York Times, hacer llamadas internacionales y conexiones internet a precios justos, esos negocios serán improductivos”, dice.
El régimen autocrático de Raúl Castro saca sus cuentas por haber abierto el grifo de las nuevas tecnologías. En 118 salas diseminadas por todo el país, se oferta el internet más caro del mundo. Y desde el otoño de 2013 se pueden abrir emails en los celulares. Pero el ritmo es demasiado lento y cauteloso. El gobierno cubano considera a las nuevas tecnologías como ‘un arma de destrucción masiva del imperialismo yanqui’.
Aunque Tania Velázquez, ejecutiva de ETECSA, a bombo y platillo anunció que para agosto de 2014 se podrían descargar aplicaciones de internet en los teléfonos móviles y se comercializaría internet en las casas para diciembre, a día de hoy los proyectos están atascados. “Hay de todo. Desde tecnologías obsoletas a una marcada fiscalización del Estado para controlar las nuevas aperturas”, apunta un funcionario.
Los negocios ilegales desvían millones de dólares en una nación con una economía extremadamente frágil. Hace dos años, el periódico Granma reportó que 13 personas habían sido arrestadas por negocios telefónicos dirigidos por cubanos asentados en Canadá y España. Vendían a 50 centavos el minuto y desde 2009 estafaron 3 millones de dólares a ETECSA. Es probable que ahora las pérdidas sean aún mayores.


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jueves, 6 de noviembre de 2014

Asesino en Nueva York, héroe en La Habana


Mucho antes de la Red Avispa, el régimen liberó a 45 americanos por Francisco Molina condenado por el asesinato de una niña en Estados Unidos

Intercambio de prisioneros

carcelLA HABANA, Cuba. – El Departamento de Estados de EE UU rechazó la sugerencia del diario New York Times de cambiar a los miembros de la Red Avispa, aun prisioneros, por Alan Gross, bajo el siguiente argumento: ¨Gross es un trabajador de desarrollo y los cubanos son agentes de inteligencia”.
Más de tres décadas antes del sonado caso de la Red Avispa, el gobierno castrista orquestó otra estrepitosa campaña por la liberación de un cubano preso en los Estados Unidos: Francisco Molina del Río. “Libertad para Molina” era la consigna que se repetía insistentemente. No se sabía a ciencia cierta quién era Molina, cómo había ido a parar a New York y por qué, si tanto amaba a la revolución, no había regresado a Cuba después de enero de 1959.
La versión oficial aseguraba que Molina era víctima de “una maquinación del imperialismo norteamericano contra la revolución cubana”. No se necesitaban más explicaciones. Sólo había que repetir la consigna: “Libertad para Molina”.
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Alan Gross tras las rejas en una prisión cubana
El 22 de septiembre de 1960, una reyerta entre exilados cubanos y simpatizantes del régimen Fidel Castro en el restaurante neoyorquino “El Prado”, dejó el saldo de una víctima mortal y dos heridos.
La muerta era una niña venezolana de 9 años.
Nunca quedó suficientemente aclarado el trágico incidente. El gobierno cubano culpó del hecho a “gusanos pagados por la CIA”. Por su parte, muchos mal pensados sospechaban que “los simpatizantes de la revolución” eran más bien agentes del G-2 infiltrados en los Estados Unidos.
Uno de esos simpatizantes –o agentes- era Francisco Molina del Río. La policía neoyorquina lo acusó de ser el autor de los disparos. Había testigos de los sucesos que afirmaban haberlo visto disparar el arma. Lo identificaban fácilmente: a Molina le faltaba una mano.
El gobierno cubano alegó que en el proceso declararon testigos falsos y que existieron arreglos con el fiscal. El abogado defensor, Samuel Neuburger no pudo probarlo. Por cierto, nunca se supo quién pagó los cuantiosos honorarios de Mr. Neuburger.
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James Donovan con Fidel, en medio de las negociaciones por el intercambio de los prisioneros de la Brigada 2506
El 29 de junio de 1961, Molina fue condenado a un mínimo de 20 años de prisión, que amenazaban convertirse en cadena perpetua.
Inmediatamente, un Comité Pro Libertad para Francisco Molina organizó una ruidosa campaña internacional. Pero las gestiones más importantes para su liberación se movieron por debajo del tapete.
Molina llevaba más de dos años preso en Estados Unidos, sin apelar la sentencia y con la condena en suspenso, cuando el gobierno cubano inesperadamente otorgó clemencia a 24 ciudadanos norteamericanos que estaban encarcelados en Cuba.
El abogado norteamericano James Donovan, experto en tratos secretos con el régimen cubano desde el caso de los prisioneros de la Brigada 2506, voló a La Habana y gestionó el canje de Molina.
Los 24 norteamericanos, acompañados por Donovan, viajaron a Miami en un avión fletado por la Cruz Roja.
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Prisioneros de la Brigada 2506
Molina regresó a La Habana el 23 de abril de 1963. Lo recibieron como un héroe. Más allá de expresar su agradecimiento a la revolución, apenas hizo declaraciones. No porque estuviera muy emocionado -que lo estaba- sino porque no lo dejaron hablar mucho. Se lo llevaron a la carrera, con rumbo desconocido. Luego, no se supo más de él.
La niña muerta en el tiroteo era un hecho embarazoso que convenía olvidar pronto. El muñón de Molina y su cara de crimen no resultaban fotogénicos para una revolución que vivía sus años dorados y a la que por entonces le sobraban héroes. Ya Molina había cumplido su rol. Había que ocuparse de otras historias e inventar otras consignas…



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miércoles, 5 de noviembre de 2014

El imprescindible “mercado negro”

Esa “red” ilegal de suministro de insumos, maldecida por el gobierno pero a la vez venerada, resuelve las necesidades del cubano cuando éste busca algún producto de primera necesidad.
mercado negroLA HABANA, Cuba -En Cuba existe una original cohabitación de la economía formal (las actividades económicas propias del Estado y las privadas autorizadas legalmente) con la economía informal o “mercado negro”.
El mercado negro es abastecido de productos provenientes de los almacenes estatales por disímiles canales y procedimientos no legales.
El gobierno cubano que es dueño de todos los medios de comunicación, les tiene terminantemente prohibido el empleo de los términos “economía formal e informal”, pero está consciente de que esta última existe.
Hay millares de trabajadores privados, poseedores de licencias que los autorizan a vender en la vía pública o ser contratados por los dueños de pequeños establecimientos dedicados a la venta de alimentos, pequeños hostales y en actividades privadas del trasporte y la construcción, que pagan la seguridad social y reciben gratuitamente los servicios de educación y salud.
El gobierno cubano ha tenido el cuidado de no brindar cifras sobre la cantidad de personas dedicadas al comercio informal; lo que se conoce es que el vicepresidente del Consejo de Ministros Marino Murillo Jorge, en la reunión del Consejo de Ministros, de 21 de junio, afirmó que al cierre de mayo 471 081 personas autorizadas a ejercer la actividad privada.
El gobierno decidió ampliar, de las 181 que había, la cantidad de actividades autorizadas a 201. Para ello puso en vigor la Resolución No. 42 del 22 de agosto de 2013 del Ministerio de Trabajo y Seguridad social (MTSS) que derogó la Resolución 33 del 6 de septiembre de 2011. En la nueva Resolución se explicitaba por primera vez las actividades que se podían realizar, su alcance y las entidades que autorizaban su ejercicio.
El trabajo privado fue autorizado para aliviar el problema de los miles de trabajadores declarados excedentes por la mayoría de las empresas estatales.
De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) referida a “Empleo y Salario”, el promedio devengado mensualmente por los trabajadores cubanos al cierre de 2013 fue de 17.92 dólares mensuales. Esos bajos salarios son razón más que suficiente para que formen parte activa del mercado informal, en que se involucran en negocios ilícitos, como la compra de mercancías para revenderlas a mayor precio en el mercado negro.
Los que se involucran en el mercado negro se arriesgan al decomiso de sus mercancías, a elevadas multas o a varios años de prisión. No obstante, ellos, junto con los dueños de negocios particulares, tienen elevadas entradas de dinero, bien distantes de los 20 dólares mensuales que devengan la mayoría de los trabajadores cubanos. Debido a que tienen mejores estándares de vida que la mayoría de la población, los llaman nuevos ricos o “macetas”.
De acuerdo a la ONEI de los trabajadores privados con licencia en Cuba, después de los elaboradores de alimentos, los ocupados como choferes dedicados al traslado de pasajeros y carga en autos y camiones privados, el mayor número se concentra en los trabajadores contratados por los dueños de los diferentes pequeños negocios privados, que al gobierno no le ha quedado otro remedio que aceptar a regañadientes.
Por la falta de empleos, el comercio informal en Cuba crece exponencialmente. Se nutre de hombres y mujeres jóvenes que se ocupan de vender mercancías de procedencia dudosa que compran por la izquierda y luego venden al triple de su valor. Así, logran sufragar sus necesidades con una cantidad de dinero que no devengarían si trabajaran para el Estado.
Según Manuel Marrero, Ministro de Turismo, dio conocer en la Feria Internacional de Turismo celebrada en mayo en La Habana, hay en Cuba 2000 pequeños restaurantes y hostales privados. Pero contrario a lo que ocurre en los demás países de América Latina y el Caribe, estos establecimientos no gozan de amparo legal, dado que la Constitución de la República de Cuba no les reconoce personalidad jurídica. Pero, kafkianamente, sus dueños tienen licencias que los autorizan a ejercer esos negocios, cuyo staff de empleados se nutre mayoritariamente de desvinculados de la actividad estatal.
El gobierno de Fidel Castro, al aplicar la populista política de pleno empleo, redujo a su mínima expresión la actividad privada.
La Resolución No. 9 del 11 de marzo de 2005 del MTSS mantuvo las 118 actividades que estaban autorizadas, pero no hubo cambio alguno en las 40 actividades para las que no se otorgarían nuevas licencias que habían sido autorizadas en 1994, con el propósito de que predominara la propiedad estatal.
Paralelamente, Fidel Castro llevó a cabo su alienante “Batalla de Ideas”, una versión de la Revolución Cultural China, en que se falsearon los resultados económicos, o fueron suplidos por factores políticos e ideológicos, cuando en realidad descendían la eficiencia y la productividad.
El objetivo de la “Batalla de Ideas” era que el Estado asumiera todas las actividades económicas, sin darle cabida a las firmas extrajeras, los trabajadores privados autorizados y mucho menos a los dedicados al negocio informal.
Fue delirante el estatismo aplicado por Fidel Castro antes de su proclama del 31 de julio de 2006 en que por enfermedad entregaba de manera provisional el poder al que no podría retornar.
En el trabajo del Dr. Osmar Everleny Pérez Villanueva, del Centro de Estudio de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana, titulado “El Papel de la Inversión Extranjera Directa en el desarrollo económico. La experiencia cubana”, se explica que de las 403 empresas que funcionaban en Cuba al terminar el año 2002, al momento que el general Raúl Castro asumió la presidencia, en 2008, solo quedaban105 de esas empresas con capital extranjero.
En 1998 había 280 000 personas autorizadas a realizar trabajo privado, pero cuando los actuales gobernantes tomaron el poder, en 2008, los pequeños negocios privados y los autorizados a vender en la vía pública prácticamente habían desaparecido.
La Ley118 de Inversiones Extranjeras, que entró en vigencia el pasado mes de junio, no reconoce como personas jurídicas a los miles de trabajadores privados autorizados a ejercer la actividad privada.
Para darle un viso legal al arbitrario cierre de los negocios de venta de ropas importadas, el gobierno puso en vigor la Resolución No. 42 del 22 de agosto de 2013 del MTSS que derogó la Resolución 33 del 6 de septiembre de 2011, en la que por primera vez se indicaron las actividades que se pueden realizar y su alcance.
Una de las causas de que se haya acrecentado la economía informal en Cuba, es que el gobierno no ha decidido a abrir almacenes mayoristas para que los dueños de los pequeños negocios privados compren sus insumos a precios que les resulten beneficiosos para sus ventas.
Marino Murillo, titular de Economía y Planificación, en su intervención en la VIII legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, dejó claro que la prioridad de acceso a las compras mayoristas será para las Cooperativas no Agropecuarias, y que los dueños de los pequeños negocios privados, por obtener mayores ganancias, tendrán que pagar altos impuestos. Esta política está dirigida a evitar la consolidación de una clase media adinerada e influyente.
Los pequeños propietarios de los negocios privados se ven obligados a comprar parte de sus insumos en las Tiendas de Recuperación de Divisas (TRD), pero las mayores partidas la adquieren en el mercado negro. Estas mercancías que adquieren en el mercado informal proceden de los establecimientos gastronómicos y de comercio propiedad del Estado cubano.


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Asi viven los llamados combatientes en Holguin

lunes, 3 de noviembre de 2014

La hitoria condenará a Fidel Castro


Fidel Castro, ¿revolucionario o disidente?

Los seis problemas fundamentales que aquejaban al cubano y que denunció Castro en “La historia me absolverá”, continúan vigentes medio siglo después.

La historia me absolverá
Existen muy pocas ediciones actuales de La Historia me absolverá (foto del autor)
LA HABANA, Cuba -Aunque muchos no lo han leído, se pudiera afirmar que en Cuba todos han escuchado hablar de La historia me absolverá, el alegato de autodefensa de Fidel Castro en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
A pesar de cuanto se habla de aquel discurso del año 1953, una visita a las librerías, bibliotecas y centros de estudios del país, dejaría ver que La historia me absolverá, a diferencia de otros documentos relacionados con el proceso político cubano de los últimos 60 años, es una sospechosa ausencia en los anaqueles, así como en los proyectos investigativos que se propongan un análisis del contenido.
Y es que basta con echar un vistazo a varias frases del texto, para encontrar similitud entre lo que denunció Fidel Castro y lo que él mismo terminó sembrando en Cuba, durante medio siglo de poder. Basta con echar un vistazo a varias frases para notar que este texto se ha convertido en un “boomerang” para el régimen, con el paso de los años.
Manifiesto “disidente”

Sin duda, son los problemas de la vivienda y la situación de miseria de los cubanos, dos de los temas que junto a la inconstitucionalidad, las libertades democráticas y el legítimo derecho a la desobediencia del ciudadano cuando vive en una tiranía, convierten hoy en día a La historia me absolverá en una especie de serpiente que se muerde la cola.
Planteaba Fidel Castro en aquel alegato de los años 50:
Resolvería el problema de la vivienda demoliendo las infernales cuarterías (foto del autor)
Resolvería el problema de la vivienda demoliendo las infernales cuarterías (foto del autor)
“Tan grave o peor es la tragedia de la vivienda. Hay en Cuba doscientos mil bohíos y chozas; cuatrocientas mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; dos millones doscientas mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos”.
Y más adelante prosigue:
“Un gobierno revolucionario resolvería el problema de la vivienda rebajando resueltamente el cincuenta por ciento de los alquileres (…), demoliendo las infernales cuarterías para levantar en su lugar edificios modernos de muchas plantas y financiando la construcción de viviendas en toda la Isla en escala nunca vista (…), lo ideal es que cada familia posea su propia parcela, lo ideal en las ciudades es que cada familia viva en su propia casa o apartamento”.
Se sabe que hoy en día, en Cuba, un mes de alquiler de un apartamento modesto cuesta más que lo que paga el Estado a un profesional durante medio año de trabajo. El número de personas sin casas y el aumento de viviendas en malas condiciones constructivas e inhabitables superan varias veces aquellas cifras e, irónicamente, hasta pudieran emplearse las mismas palabras de Fidel Castro para describir la penosa situación actual de miles de cubanos: “De tanta miseria sólo es posible liberarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir”.
Más adelante plantea esta frase que hoy se convierte en una arremetida contra sí mismo:
No hay razón (...) para que exista miseria entre sus actuales habitantes (foto del autor)
No hay razón (…) para que exista miseria entre sus actuales habitantes (foto del autor)
“No hay razón (…) para que exista miseria entre sus actuales habitantes. Los mercados debieran estar abarrotados de productos; las despensas de las casas debieran estar llenas; todos los brazos podrían estar produciendo laboriosamente”.
El concepto de “pueblo” que emplea Fidel Castro en 1953 deja mucho que pensar frente al inhumano concepto de “masas” que esgrime actualmente el propio gobierno en los discursos y leyes:
“Nosotros llamamos pueblo (…) a los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de sustento (…), a los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías (…) cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba; (…) a los treinta mil maestros y profesores (…) que tan mal se les trata y se les paga; a los veinte mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales; a los diez mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores (…) que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica. ¡Ése es el pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados de engaños y falsas promesas (…)”.
Entre las leyes que el propio Fidel Castro propone en lo que habría sido su programa de gobierno, están estas dos que hoy ningún obrero en Cuba se atrevería a reclamar, bajo pena de ser acusado de contrarrevolución:
“(Otorgar) a los obreros y empleados el derecho a participar del treinta por ciento de las utilidades en todas las grandes empresas industriales, mercantiles y mineras, incluyendo centrales azucareros” y “(conceder) a todos los colonos el derecho a participar del cincuenta y cinco por ciento del rendimiento de la caña y cuota mínima de cuarenta mil arrobas a todos los pequeños colonos (…)”.
Imagen actual de los pequeños y medianos empresarios en Cuba (foto del autor)
Imagen actual de las pequeñas y medianas empresas privadas en Cuba (foto del autor)
En La historia me absolverá hay otros pasajes mucho más problemáticos que los anteriores, como esos que examinan los conceptos de democracia y que defienden las garantías de la Constitución de 1940. Todas son citas y frases que, aunque dichas por el propio Fidel Castro, hoy muy pocos tendrían la osadía de pronunciar públicamente, mucho menos en un medio de prensa oficialista o en la sala de un tribunal de la dictadura.
“Había una vez una república. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades, Presidente, Congreso, tribunales; todo el mundo podía reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad. (…) Existía una opinión pública respetada y acatada y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente (…). Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos, y en el pueblo palpitaba el entusiasmo”.
Y expresa más adelante:
“El derecho de insurrección frente a la tiranía es uno de esos principios que, esté o no esté incluido dentro de la Constitución Jurídica, tiene siempre plena vigencia en una sociedad democrática. (…) El derecho de rebelión contra el despotismo, señores magistrados, ha sido reconocido, desde la más lejana antigüedad hasta el presente, por hombres de todas las doctrinas, de todas las ideas y todas las creencias. (…) el pueblo tiene derecho a tomar las armas para oponerse a cualquier usurpación”.
“El derecho de insurrección frente a la tiranía..." (foto del autor)
“El derecho de insurrección frente a la tiranía…” (foto del autor)
En este otro párrafo del texto, mientras acusa de tirano a Fulgencio Batista, Fidel Castro parece describirse: “un hombre se declaró en unos estatutos dueño absoluto, no ya de la soberanía, sino de la vida y la muerte de cada ciudadano y de la existencia misma de la nación”.
Control del gobierno sobre las ediciones del texto
En Cuba, las ediciones y reediciones de La historia me absolverá necesitan de una autorización del gobierno. Ninguna editorial puede asumir la publicación por iniciativa propia. El mismo proceso editorial es supervisado por el Comité Central del Partido Comunista. Al respecto nos comenta un editor del Instituto Cubano del Libro, al que mantendremos en el anonimato para no perjudicarlo:
“Ningún libro de Fidel puede ser publicado así como así, mucho menos La historia me absolverá, que aunque no lo parezca es uno de los textos más confusos. Eso le corresponde a la Editora Política o a la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado y las ediciones son seguidas muy de cerca por el Comité Central [del Partido Comunista]. Ni qué decir de las traducciones. Las analizan con lupa. Hubo un período como de diez años, tal vez más, en que estaba prohibido publicarla. Te decían rotundamente que no. Ve a una biblioteca y fíjate en las fechas de las ediciones. La mayoría de las que encuentras en biblioteca son de los años 60 pero muy pocas de los 80. Hace unos años comenzó a publicarse de nuevo pero en tiradas muy pequeñas, de la Editora Política. Se hizo una muy discreta por el sesenta aniversario. Muy controlada en la cantidad de ejemplares. Y no te vayas a guiar jamás por la cantidad que dice en el colofón, tú sabes mejor que nadie que ahí se pone cualquier cosa. Fíjate que no existe en librerías, mucho menos libros de ensayo que aborden el tema desde ángulos no autorizados oficialmente. Las ediciones esas que tienen algunos vendedores de libros de uso, son ejemplares raros. Al circuito de librerías no llegan muchos ni se les da publicidad. Las presentaciones se hacen de manera muy cautelosa y siempre a cargo de las mismas personas autorizadas a hablar del tema. Hace ya unos cuantos años yo quise publicar una selección de discursos de Fidel de los primeros años de la revolución, donde incluía aquel primer discurso en Santiago de Cuba donde él les prometía a los santiagueros que Santiago sería la capital de Cuba y que él jamás asumiría la presidencia, pues ese no me permitieron publicarlo. Ese y otros más de los años 60. Eso fue como a principios de los 80. El libro jamás salió, siempre me ponían pretextos y tenía que trabajar con un tipo del Partido o de la Seguridad, un tipo raro, de mal carácter, que controlaba a los editores, era un lio tremendo hasta que finalmente yo dejé la dirección de la editorial y todo se olvidó”.
Algunas ediciones viejas (foto del autor)
Algunas ediciones viejas (foto del autor)
Más allá de los “estudios” oficiales, supervisados y aprobados por el propio Fidel Castro, no se permiten exámenes sobre La historia me absolverá que partan de iniciativas personales de estudiantes o profesores. Cualquier tesis, noticia o artículo académico o periodístico relacionado con el alegato judicial, debe contar con el beneplácito del gobierno. Un profesor de la Universidad de La Habana, que nos ha pedido mantener oculta su identidad por temor a represalias, nos comenta:
“El análisis de La historia me absolverá está en los planes de estudio de varias carreras pero emprender una investigación sobre ese documento, así como de otros de Fidel, no es nada fácil ni yo se lo recomiendo a mis estudiantes por la cantidad de obstáculos que deben enfrentar. Nada de análisis comparativos y mucho menos hablar de la vigencia ni de las contradicciones. Cuando uno compara lo que plantea Fidel, en aquel año, y lo que ha sucedido en más de medio siglo de revolución, el documento se vuelve contra el propio Fidel. Más que una autodefensa, es un autoataque. Pudiéramos decir que es un texto “disidente”, problemático y es por eso que controlan mucho cuanto se escribe sobre él. Al menos aquí en la Universidad es muy difícil, por no decir imposible, que aprueben una tesis o investigación que problematice con La historia me absolverá. Para eso Fidel tiene su propio equipo de investigadores que, como todo el mundo sabe, terminan escribiendo lo que él quiere escuchar, porque creo que ni siquiera se toma el trabajo de leerlos”.
Preguntar en las calles de Cuba por La historia me absolverá supone escuchar de boca de la mayoría ese mismo guion invariable que la televisión, la radio y los profesores en las escuelas están obligados a repetir sin ningún tipo de cuestionamiento. Cuando se les pregunta si han leído el texto, muchos, sobre todo los más jóvenes, reconocen que jamás se han interesado en hojearlo y que no encuentran alguna utilidad en hacerlo. Tal vez sean las palabras de uno de los libreros de la Plaza de Armas, en la Habana Vieja, las que mejor describan los problemas que encierra este documento para el mismo sujeto que lo produjo:
“Si eres cubano, ¿para qué tú quieres comprar eso? Ese es el libro de las mentiras, por eso nadie lo lee. Yo no pago ni un centavo por él, es más, si me lo regalas no lo quiero, bueno, sí, lo cojo pero para vendérselos a los turistas. Ellos compran cualquier basura”.




Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"