jueves, 27 de octubre de 2016

“Me despido de Europa con esperanza”, dijo Guillermo Fariñas.


Guillermo Fariñas participa con Pedro Agramunt, presidente de la Asamblea del Consejo de Europa, en la difusión de la campaña ‘Sin odio no hay miedo’. (OCDH)
Guillermo Fariñas, Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, acaba de concluir una gira por distintas instituciones europeas, acompañado por una delegación que incluyó a integrantes del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), las Damas de Blanco y el Partido Demócrata Cristiano de Cuba.
En su visita al Parlamento Europeo, Fariñas y la delegación fueron recibidos por Ana Gomes, eurodiputada del Grupo Socialista Portugués y miembro de la Comisión de Seguridad y Defensa (SEDE) de Asuntos Externos y Derechos Humanos. También fueron recibidos por el Grupo ALDE, que coordina Javier Nart, eurodiputado por Ciudadanos y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y de la Subcomisión de Seguridad y Defensa.
La delegación intervino en la Subcomisión de Derechos Humanos sobre Cuba y sostuvo una reunión con el Grupo de Amigos por la Libertad de Cuba, presidida por Gabriel Mato, eurodiputado del Partido Popular. Asimismo se reunió con Antonio López Istúriz, secretario general del Grupo Popular Europeo. Ambos mostraron su apoyo y compromiso con la defensa de los derechos humanos en Cuba.
En reunión sostenida con Reimer Göge, presidente del Grupo de Monitoreo a Cuba y América Central, se hizo especial hincapié en el destino de los fondos presupuestarios, así como de las condiciones de explotación laboral a las que están sujetos los cubanos.
Los opositores sostuvieron además encuentros privados con Hans-Olaf Henkel y Christian Dan Preda, miembros de las comisiones de Asuntos Exteriores y Derechos Humanos.
¿Qué conclusiones extrae de este viaje? 
El objetivo de mi viaje ha sido debatir sobre el Acuerdo Bilateral UE/Cuba. Creemos que la UE tiene que estar presente en una transición en Cuba, pero con un acuerdo que incluya una pauta de cuándo se liberará a los presos políticos, cuándo se quitarán los delitos de opinión del Código Penal, cuándo habrá una Ley Electoral, cuándo habrá elecciones libres, cuándo permitirán a partidos y asociaciones independientes legalizarse. No hay nada de eso. El acuerdo respeta el marco jurídico cubano y no hay ni siquiera una cláusula de evaluación sobre Derechos Humanos como la hubo en el acuerdo firmado con Colombia en 2004. Esto es producto de una campaña mediática del Gobierno cubano, con la complicidad de otras fuerzas de hacer creer al mundo que en Cuba las cosas han cambiado. Afortunadamente, muchos eurodiputados se han dado cuenta de la realidad después de nuestra visita, e incluso han denunciado la falta de transparencia en todo este proceso del acuerdo.
Según la información que nos han transmitido, para que entre en vigor el Acuerdo tendrá que ser refrendado también por los parlamentos de los países miembros, y hay por lo menos tres de ellos que me han comunicado que bajo ningún concepto lo aprobarán.
¿Cuáles son los tres parlamentos de los que tiene garantías de que no refrendarían el acuerdo?
Ellos me pidieron que no lo dijera, pero ya ustedes pueden imaginar: parlamentos de los países que sufrieron el comunismo en carne propia.
¿Cuál fue su impresión de las reuniones en el Consejo de Europa en Estrasburgo?
En nuestra visita al Consejo de Europa con sede en Estrasburgo, fuimos recibidos por Pedro Agramunt, presidente de la Asamblea del Consejo, por Jordi Xuclà, presidente del Grupo Liberal y Jan Fisher, presidente del Grupo Popular, así como representantes del Grupo Socialista y Ciudadanos.
El Consejo admitió a trámite una moción, firmada por 25 diputados de ocho países miembros, que pide la necesidad de nombrar un relator que prepare un dictamen sobre déficit democrático en Cuba que pueda ser enviado a la Alta Comisionada. Como todos sabemos el Consejo tiene una función muy importante de tutela y consejo sobre la Comisión y el Parlamento.
Es una batalla que empezó, pero todavía le quedan varias escaramuzas y combates. Si sabemos actuar con paciencia, con certidumbre, inteligencia, valentía y decisión creo que indiscutiblemente vamos a lograr que la UE no sea cómplice del régimen cubano.
¿Qué grado de conocimiento de la situación de derechos humanos en Cuba ha visto en los europarlamentarios?
Yo creo que todas las partes saben lo que está ocurriendo en Cuba, lo que desgraciadamente, como ocurre con el terrorismo, hay países que hasta que no ven su techo arder no toman medidas drásticas. Creo que ellos, hasta que no vean que la sangre corre en Cuba en una guerra civil —que ojalá no se produzca—, no quieren tomar cartas en el asunto.
Se ha creado un lobby de empresas europeas y americanas para tratar de obtener ganancias, que están en contra de los principios de libertad y democracia que deben defender los países democráticos y sus instituciones. Por ejemplo, no le están pidiendo al régimen en ese acuerdo que a la hora de contratar se tenga en cuenta las reglas de la OIT. Ahora mismo los trabajadores cubanos solo reciben un porcentaje de lo que se le da al Estado comunista. Creo que las maquiladoras que tenemos en Centroamérica son cosas simples con respecto con lo que ocurre en Cuba. En Cuba, estamos hablando de esclavitud en pleno siglo XXI. Hay una especie de moda de hacerse el tonto y de mirar para el lado en este momento que se está cayendo. Vinimos a Europa a trabajar con la vergüenza y la moral de los europeos y tratar de mantener nuestra esperanza de que no nos van a dejar abandonados en manos de un Gobierno como el castrista que viola los derechos humanos.
¿Qué más se sabe de los lobbies que trabajan en la UE a favor de los intereses del régimen?
Los lobbies están constituidos por empresarios y abogados de empresas que esperan obtener ganancias y olvidan los derechos humanos. Creo que habría que sensibilizar a la opinión pública internacional para que presionen a sus funcionaros públicos electos para que no miren hacia otro lado en cuestión de derechos humanos y para que escuchen. Desatender los derechos humanos nos conduce a un enfrentamiento que, a la larga, puede tener consecuencias devastadoras para todo el mundo.
Antes hablaba del proceso de paz en Colombia. ¿Usted cree que ese modelo debería aplicarse en el caso cubano?
Sí. Como se hizo en Colombia todos los afectados deben estar presentes en la negociación con el Gobierno cubano. Pero La Habana no quiere esto. Yo personalmente he pedido cuatro veces cita con el señor Portocarrero en La Habana y nunca ha recibido a los Premios Sajarov. Es una mentira flagrante decir que el Servicio de Asuntos Externos, cuya representante es la señora Mogherini, ha tratado las condiciones del acuerdo con la oposición. Si las Damas de Blanco y yo mismo somos Premios Sajarov y no lo ha hecho, ¿con quién han hablado?
¿Cuándo cree que pueda tomarse una decisión final sobre el acuerdo?
En principio, se ha hablado de presentarlo a la ratificación del Parlamento Europeo antes de la Navidad, y la señora Mogherini pensaba invitar a la firma del Acuerdo al canciller Bruno Rodríguez. Pero indudablemente creo que después de la gestión hecha en esta visita cambiará las perspectivas. Se ha frenado el ímpetu de aquellos que querían vender el Acuerdo como una cosa hecha.
¿Cree que en este proceso el Gobierno cubano va a ceder en algún momento?
En este momento seguirá en su posición fuerte, no va a ceder. Todavía tienen la esperanza de que ellos puedan mantener el poder en Venezuela, pero también tienen parte del liderazgo histórico en que se sustenta la “revolución”. Pero es una cuestión de principios, de ofrecer ayuda si el régimen camina hacia la democracia. Si no lo hacen Fidel o Raúl Castro, quien venga detrás, si no lo hace, va a crearse una situación de ingobernabilidad en el país. El que venga va a tener que venir a negociar a Europa. Por eso es el momento de mantenerse firmes en los valores, porque si no hay avance en derechos humanos no debe haber ningún tipo de ayuda, crédito o financiamiento. Con los terroristas de Estado no se negocia y como dije en el Parlamento Europeo este es un Gobierno constituido por bandidos y villanos y cuando se negocia con ellos las reglas deben estar claras y los compromisos especificados.
El Gobierno cubano se está comportando como se dice en piscología infantil como un niño malcriado al que hay que dárselo todo o si no se llevan los guantes, la pelota y hasta el bate. A los niños malcriados se les debe dar castigo (no golpes), pero no darle precisamente lo que más le gusta. Eso extrapolado de la psicología a la situación cubana quiere decir que a ellos hay que ponerles las reglas. Si no lo hacen, no van a hacer nada. No hay que ser ni de derechas ni izquierdas. Hay que ser solo defensores de la democracia.
¿Debe la UE aceptar la firma de un acuerdo cuando se mantiene el sistema de partido único?
Creo que el poder tiene que ponerse en manos del pueblo. Si quiere un sistema de partido único debe llevarse a referéndum con observadores internacionales y participación de los cubanos que están en el exterior. Yo creo que ese es el camino. Puede ser que no tenga razón, pero puede ser que la tenga, pero como único se sabe a ciencia cierta es llevándolo a un referéndum y que no lo haga Fidel o Raúl Castro o el PCC. Un referéndum donde la gente se sienta con confianza para poder expresar lo que piensa. Si el Gobierno no tiene nada que esconder, si dice contar con todo el apoyo del pueblo o la mayoría del pueblo no tiene porque tener miedo a un referéndum. Esto no es cosa de imposición. El máximo ejerciente de poder debe ser el pueblo y la ciudadanía cubana. Es lo que el Gobierno cubano no quiere aceptar. Se ha llegado a un acuerdo sin ponerle el clímax máximo que es el hecho de que sea el pueblo el que diga sí o no como pasó en Colombia. El Gobierno cubano debe ser llamado a capítulo y decirle que debe dar y recibir, perder y ganar.
Y en estos momentos, ¿usted cree que el régimen ha perdido algo?
Creo que no ha perdido nada. Está volviendo a sus raíces. El Gobierno cubano ve mucho interés por parte de los gobiernos civilizados del mundo de hacer crecer el segmento poblacional de los pequeños empresarios. Hay una ofensiva descomunal contra los pequeños empresarios. No les conviene que haya empresarios y que sean independientes económicamente porque luego son independientes políticamente y no pueden ser controlados. Las ganancias y los préstamos del exterior van a ir a ese empresariado. Eso no les conviene a ellos. Es hora de que el mundo civilizado y democrático diga que, si quieren préstamos deben permitir la existencia de pequeños empresarios. Es una cuestión de mantenerse firme. Es la esperanza que tenemos de que la UE se mantenga firme. Me voy de Europa en esta ocasión con la esperanza de que los europeos no nos dejarán abandonados. Por eso estamos aquí. Esto es una batalla entre poder y derecho, dictadura y libertad, inmovilismo y progreso. Acuerdo sí, pero no este.
Guillermo Fariñas




Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"