jueves, 8 de agosto de 2013

Lenguas más venenosas que el metanol


| Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Una de las primeras bolas que rodó aquí, a propósito de las varias decenas de habaneros que recién se envenenaron con alcohol metano, aseguraba que el drama tuvo su origen en una fiesta de santería. El hecho de que la mayoría de los afectados sean negros o mestizos, disparó enseguida la especulación racista.
Es curiosa la manera en que últimamente se ha venido revigorizando entre nosotros una tendencia que arrastramos desde hace siglos –quizá en los genes, más que en la memoria-: ante un robo por asalto, un crimen o alguna otra ocurrencia aborrecible, indagamos casi mecánicamente por el color de la piel de los implicados, y si hay afrodescendientes, tendemos de inmediato a relacionar el suceso con las creencias y prácticas de religiones que les son comunes.
No sé si en este caso algunos de los envenenados hayan consumido el metanol en una fiesta de santos. Pero tampoco sería relevante. Lo esencial es que en verdad la mayoría son afrodescendientes, que todos viven en barrios marginales, y que apartando las especificidades del sitio en que cada cual contrajo la intoxicación, todos están marcados por una idéntica tragedia: el alcoholismo como escape ante el fracaso, la miseria y la falta de oportunidades.
Esta coincidencia resulta mucho menos accidental que el accidente mismo. Igual que tuvo su foco en La Lisa, pudo haberlo tenido en cualquier otro de los municipios habaneros (casi todos) con marcada incidencia marginal, y no hay duda de que los afectados seguirían siendo mayoritariamente negros y mestizos. Incluso, tanto si ocurre en La Habana como en cualquiera otra provincia del país. Dentro del cuadro de abatimiento y desesperanza que hoy sufren los pobres de Cuba, el color negro resalta como los ojos del sijú entre la espesura.
Es la lección más aplastante que se deriva de este suceso y además la más fácilmente comprobable. Sin embargo, por algún motivo (digamos) misterioso, aún son demasiados los que prefieren marear la perdiz mediante conjeturas y cavilaciones de signo racista, que no sirven sino para alimentar entre los de abajo históricas divisiones que los de arriba han sabido aprovechar para debilitarnos.
Al menos el metanol se limita a disolver su ponzoña únicamente en las tripas vacías de unos cuantos infelices alcohólicos. Peor efecto aún suelen provocar las malas lenguas, destinadas a inocular su veneno en el alma de las multitudes.
Y mientras, en la otra esquina, la de los intelectuales timoratos y pancistas, que, a partir de su propia condición de afrodescendientes dicen defender desde el oficialismo los derechos y reclamos de negros y mestizos, se hace caso omiso a la evidencia, sin que ninguno tenga lo que hay que tener para aceptar que un hecho como el de los envenenados con metanol en Novoa y en otros andurriales habaneros, desmiente del modo más triste toda la cascarita que ellos escriben en sus doctos libros, y toda la metatranca que excretan en congresos y en múltiples comparecencias para sustentar el mito de una revolución profundamente emancipadora, que sentó las bases para que todos los cubanos dispusieran de las mismas oportunidades para progresar en la vida.
“El mudo dice lo que mira el ciego”. Esta sentencia de nuestro refranero popular encaja tanto en la actitud de los racistas más y menos conscientes que se entretienen lanzando bolas perniciosas, en vez de ponerse a pensar con la cabeza, como en la de los supuestos antirracistas oficiales, gracias a cuya amistad -como reza otro dicho- los negros y mestizos cubanos no necesitan enemigos


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miércoles, 7 de agosto de 2013

Batista, el comodín para contrastar

| Por David Canela Piña
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Hace poco conversé con un hombre que aseguró que en el Período Especial no se pasó hambre. Se comía mal, pero el hambre es otra cosa, dijo. Hambre fue lo que pasó él cuando estuvo en el servicio militar, que tenía que buscar la comida en el monte, o encontrar la ubicación en donde habían lanzado unas pocas raciones. Que siete personas se comieran un pato, lagartijas, hierbas y frutos, durante más de un mes, eso sí era hambre.
La madre de este hombre, por su lado, añadió que hambre había pasado ella en la infancia (antes de 1959), cuando su mamá la obligaba a ir a la escuela del batey sin haber desayunado.
Amén de esa actitud narcisista, que descalifica las experiencias de las demás personas, y da como verdaderas las experiencias propias,  pregunto: si aquí no se pasó hambre en los 90, ¿qué hacía la gente matando gatos en la ciudad, comiendo auras tiñosas y cáscaras de plátano? ¿O es que para certificar que un pueblo está pasando hambre deben verse esqueléticas las figuras, como en las tribus africanas, o caer desplomados en la calle, al estilo de Ucrania durante la crisis del Holodomor?
En su ensayo Indagación del choteo, Jorge Mañach afirmaba que el cubano ve la realidad en dos dimensiones, pero le falta el sentido de profundidad. Esa carencia de no distinguir los objetos en perspectiva, induce a una percepción de lo real sólo a partir de los extremos. Las cosas son o no son, están o no están, sólo si existen en su mayor grado de intensidad, o tienen una sola forma. Por tanto, el espacio medio es irrelevante.
Lo mismo sucede con la idea de dictadura. “Dictadura había con Batista, porque amanecían los cadáveres de los jóvenes en las calles”, es uno de los argumentos más comunes, sobre todo de parte de los ancianos. Pero lo que define una dictadura no es el número de muertos que ocasiona, sino la imposibilidad de elegir: a otros gobernantes, otras leyes, otras formas de vida. En una dictadura, los gobernantes son inamovibles, las decisiones inapelables, y la vida se dicta desde “arriba”, o desde “afuera”.
Otro de los asuntos que suelen negar muchos cubanos es el de las torturas a lo largo de la Revolución. Y vuelven de nuevo a comparar con Batista. Torturas es que te saquen los ojos y las uñas y que los torturadores usen aparatos que dejen secuelas físicas. El resto, en el peor de los casos, son abusos, maltratos y castigos.
Eso me recuerda una comedia, en la cual un rey, mientras conversaba en el trono acerca de temas frívolos, era molestado constantemente por los guardias, que le traían algún preso para que decidiera su destino. El rey, desdeñoso, iba orientando los detalles de la ejecución que debía aplicarse sobre el condenado. A uno le decía “desuéllenlo”, a otro, “descuartícenlo”. Entonces llegó uno, y como el rey estaba entretenido en un asunto y no quería desviar su atención, lo despachó con un “cuélguenlo”. Al instante, el reo se inundó de alegría, y comenzó a darle las gracias, elogiando su misericordia.
¿Así deberían sentirse los presos cubanos cuando los muelen a golpes en una cárcel?


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El suicidio de Haydée Santamaría

| Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El suicidio de Haydée Santamaría Cuadrado continúa siendo un problema para Fidel Castro. En la  cronología del 2007, editada por el gobierno, no aparece el trágico suceso, ocurrido el 26 de julio de 1980. La prensa oficial casi nunca reseña el percance.
La llamada “Heroína del Moncada¨ no sólo escogió esa fecha tan significativa para dispararse en la boca una bala calibre 45, sino que además coincidió con ciertos hechos ocurridos días antes, que tal vez pudieron influir.
Del 6 al 9 de abril, su revolución sufrió un golpe sin precedentes en la historia: en la embajada peruana de La Habana penetraron más de diez mil personas con el fin de huir de Cuba, y luego, a los pocos días, se marcharon otros 125 mil por el puerto del Mariel, en embarcaciones procedentes de la Florida, durante un éxodo ininterrumpido que duró cinco meses.
¿Supo Haydée que el propio Fidel Castro dio la orden de realizar ¨actos de repudio¨ contra aquellos emigrantes, que ofendió su dignidad al llamarlos escoria, o que dos embarcaciones, el Olo Yumi y Veinte Aniversario, fueron embestidas y ametralladas por fuerzas militares, al norte del Mariel y Río Canímar, donde murieron cincuenta hombres, mujeres y niños, al tratar de dirigirse a las costas de Estados Unidos?
Conocí a Haydée en los años sesenta. La escuché conversar muchas veces, dirigir reuniones con intelectuales cubanos y extranjeros. Era una mujer extremadamente sencilla y humilde, apenas con un sexto grado de escuelita rural.
Lejos de ser una genuina mandona, como Margaret Thatcher, era evidente que no le importaba mucho haber escalado altos peldaños en la política cubana: Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y del Consejo de Estado, así como directora de Casa de las Américas.
Para nada su aspecto era el de una mujer importante. Vestía como cualquier mujer de pueblo y asumía sin vanidad el título de ¨ Gran heroína de la Revolución¨, que le otorgaron por haber trasladado hasta Santiago de Cuba un par de maletas con fusiles y por cumplir seis meses de cárcel en 1953. También por colaborar con el asalto al Cuartel Moncada.
Alguien me contó que en ocasiones lloraba en su despacho, cuando su hijo, Abel Enrique, le confesaba que odiaba a Fidel Castro desde niño, porque cuando ella le proponía llevarlo de paseo, tenía que cancelar por una reunión con Fidel.
El pasado 28 de julio, al cabo de sesenta años de aquel sangriento acto terrorista, y traicionero, por llevarse a cabo de madrugada, mientras los militares dormían, el propio Fidel Castro confesó que no fue un acto racional,  ¨…puesto que a partir de la experiencia acumulada habría sido mucho más realista y más seguro iniciar aquella lucha por las montañas¨.
¿Acaso Haydée ya se había dado cuenta de que el ataque al Moncada fue una idea loca de Fidel, por cuya causa ella había perdido a su novio, y a Abel, el hermano más querido?
¿Acaso el día de su muerte sintió remordimiento al pensar en el joven militar del Ejército que, amable y caballero, la ayudó a bajar del tren sus pesadas maletas con armas, quizá también asesinado por sus amigos disfrazados de militares?
Fuentes Consultadas:
Carta de Fidel Castro a los jefes que visitaron el país, 28 de julio de 2013, Juventud Rebelde.
- Las ¨extrañas¨ maletas de Haydée y Melba, 30 de julio de 2013, Juventud Rebelde.
- Cronología Cubana, Editorial Ciencias Sociales, 2007.


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martes, 6 de agosto de 2013

Sociedad civil y contexto actual

DESOBEDIENCIA OFICIAL


martes, 6 de agosto de 2013

 | Por Martha Beatriz Roque Cabello

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El régimen cubano decidió declarar el 30 de julio “Día de los Mártires de la Revolución”, porque en este día perdieron la vida Frank País y Raúl Pujol, en el año 1957, y el comandante René Ramos Latour, en 1958. En todo el país es duelo nacional.
En el periódico Granma se publicó la siguiente nota:“Deberá ser izada la Bandera Nacional a media asta. El 30 de Julio es día de los Mártires de la Revolución y Duelo Nacional. De acuerdo a la Ley de los Símbolos Nacionales, la Bandera Nacional deberá ser izada a media asta y según lo establecido por el actual Código del Trabajo, los espectáculos públicos suspenderán sus actividades”.
Aunque la nota Informativa no estaba avalada por alguna persona u organización, de todos es conocido que, según la Constitución, el partido comunista es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado; por consiguiente, una orientación como esta debe ser cumplida por todos, y en particular por los militantes.
No obstante, existe un error de legislación, por cuanto no es la Ley No.42, del 27 de diciembre de 1983, denominada De los Símbolos Nacionales, la que establece que la bandera deberá ser izada, a media asta, y sí su Reglamento del Decreto 143, de 13 de abril de 1988, que como puede apreciarse se promulgó 5 años después.
En su Artículo 11, el Reglamento dice textualmente: “En los días de duelo nacional u oficial, la bandera de la estrella solitaria se izará a media asta. El izaje se realizará vigorosamente hasta el tope del asta e inmediatamente se baja lentamente desde el tope hasta media asta, considerándose ésta como un punto situado a una distancia del tope igual al ancho de la bandera. Para arriar la bandera que esté a media asta se izará hasta el tope y se arriará de acuerdo con lo que se establece en el Artículo anterior”.
A pesar de lo establecido para ese día, no se cumplió. Ni siquiera en Unidades Militares de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior se pusieron a media asta las banderas. Tampoco en aquellos lugares donde permanece –indebidamente- todo el tiempo izada, al sol y la lluvia. En un recorrido por la capital y otras ciudades del interior del país, los miembros de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios pudieron constatar que se hizo caso omiso a esta ordenanza.
Lo mismo se puede decir con respecto a las actividades en lugares públicos, lo que indica que no existe un acatamiento de lo que se dispone oficialmente y se puede considerar una desobediencia. Peor aún es el hecho de que no haya un organismo encargado de velar por ello. ¿Dónde está el respeto a los mártires?
En lo que se refiere al uso de la bandera, en numerosas ocasiones hemos explicado que nadie cumple lo que está establecido, incluso en las escuelas, donde sin ningún rigor se iza y se arría por cualquier alumno, dándole al colectivo estudiantil el mal ejemplo del irrespeto a este símbolo patrio.
En una ocasión llamamos la atención a dos policías de la estación que se encuentra en la calle Zanja, que después de bajar la bandera, la envolvieron como si fuera un trapo, sin tener en consideración la forma de doblarla que está establecida en el antes mencionado Reglamento.
¿Cuál es el organismo del Estado que tiene bajo su cuidado el cumplimiento de esta reglamentación legal? Si es el partido comunista, desde el Buró Político hacia abajo no utilizaron los mecanismos adecuados para respetar lo que ellos mismos dispusieron. Y si los que tienen que hacer honrar los símbolos patrios y a los mártires no se preocupan al respecto, ¿qué pensar de cómo marcha la desobediencia a las reglas oficiales en todo el país?
La sociedad cubana se ha convertido en un rompecabezas, y faltan piezas, que están escondidas, pero cuando aparezcan, si se sigue por este camino, ya será muy tarde.


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lunes, 5 de agosto de 2013

Mercado negro rentable para médicos

| Por Julio Cesar Álvarez
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Gran parte del personal de la red de farmacias de La Habana, en complicidad con doctores de los consultorios médicos, policlínicos y hospitales, venden a sobre precio muchos de los medicamentos de esos establecimientos, como si de una empresa por cuenta propia se tratara.
Las colas en los consultorios médicos, o consultas externas de hospitales, sumadas a la falta de galenos, que cumplen “misiones” en otros países, contribuyen a convertir un dolor cualquiera en un problema difícil de resolver. Conseguir una prescripción médica para un analgésico le puede costar a cualquiera medio día de trabajo.
Para resolver ese problema, muchos de los dependientes de las farmacias ofrecen un servicio alternativo pero ilegal: vender medicamentos sin la debida prescripción médica. De esa manera, los pacientes evitan tener que pasar por la consulta del doctor. Todo lo que tienen que hacer es comprar el medicamento a sobre precio.
El cliente
José Manuel, cuentapropista del municipio 10 de Octubre, se despertó hace unos días con dolor en la cervical. No tenía analgésicos, ni su vecino tampoco. Fue al consultorio de la familia, pero el doctor estaba “de misión” en Venezuela. La enfermera le comunicó que el nuevo doctor no había ido a trabajar. En otro consultorio le dijeron que ese día solamente atendían a embarazadas. Entonces  fue a la farmacia para tratar de negociar algún analgésico. El dependiente expresó que sin receta no le podía despachar; no obstante, como sabía que era cliente habitual, dijo que le iba a dar la solución.
Refiere José Manuel que la solución consistió en un aumento de cuatro veces el precio del medicamento. El blíster de 10 pastillas de Duralgina, que con receta médica le costaba 0.70 centavos en moneda nacional, ahora sin receta le costaba 5 pesos.
El dependiente
Según una fuente que trabaja en una farmacia habanera (no quiso ser identificada), ella puede ganar más de 150 pesos, moneda nacional, en un día, vendiendo medicamentos sin recetas médicas. “La cosa no es tan complicada. Tenemos doctores que nos abastecen de recetas médicas. Ellos nos cobran 1 peso, moneda nacional, por cada receta. De esa manera podemos vender “por la izquierda” todo el medicamento que queramos, pues están respaldados por una prescripción médica”.
Afirma además que la mayoría de las veces  los dependientes se llevan las recetas para sus casas, para que amigos y familiares las llenen. De esta forma evitan que en dichos documentos aparezca la letra de los trabajadores de la farmacia. También tratan de buscar diferentes doctores que les vendan recetas. De esa forma, buscan no repetir demasiado un cuño del mismo doctor. Aunque entre los galenos que se dedican a esa actividad se intercambian el recetario, para que su identidad no aparezca con demasiada frecuencia en una misma farmacia.
Añade la fuente que para evitar que los atrapen, cada dependiente trata de hacerse de una clientela conocida. La otra parte del medicamento se la llevan para sus casas, y las dan a vender a terceros. Un paquete de algodón de 150 gramos puede costar 2 dólares en el mercado negro. Un tubo de Micocilén en polvo, 1 dólar. Las cremas y ungüentos, a 10 pesos cada tubo. El blíster de Meprobamato, con diez pastillas, 10 pesos.
Otra opinión
La doctora Silvia reconoce que existen pacientes que necesitan el medicamento, y se les hace difícil acceder a la receta, por una razón u otra, pero considera que los mayores consumidores que acceden al medicamento por esta vía son los que se auto medican: “Hay personas que necesitan tener un botiquín con toda la gama de medicamentos posibles, y no solamente porque crean que les va a faltar, sino porque hoy toman Duralgina para un dolor, y mañana Ibuprofeno o Paracetamol, porque creen que la Duralgina ya no les hace efecto. Hay quienes consumen Meprobamato, pues afirman que no pueden dormir, y así un sin número de ejemplos”.
Pero sea cual sea la razón por la que los pacientes consumen el medicamento, lo cierto es que este mercado en Cuba sigue siendo rentable para las batas blancas.


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El “General Pamela” y el Moncada

| Por Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Por estos días decidí indagar en los alrededores de mi barrio, Centro Habana, acerca de la opinión popular sobre el discurso de la víspera, del general-presidente con motivo del aniversario 60 del asalto al Cuartel Moncada.
Vecinos, parqueadores, taxistas, carretilleros, cuentapropistas de bisutería, borrachines de portales (que también sus votos cuentan) y conocidos del barrio, individuos todos de varias generaciones, fueron la muestra elegida para pulsar los criterios “desde abajo”. Ellos, los “beneficiarios” de la violencia de hace seis décadas, devenida fuente de legitimación del poder, debían haber sido los más interesados en el dicto oficial.
En vano. Ninguno de los preguntados había visto el acto, ni escuchado el discurso. Tampoco habían presenciado la gala artística, y los más guasones solo me dijeron que habían encendido el televisor en mudo en espera de que se acabara la ceremonia completa, por eso habían visto en la pantalla a “Raúl con uniforme y una pamela”. “No me preguntes nada, dime qué te pareció a ti el General Pamela”, me ripostó muy risueño uno de los interpelados. Es admirable el tino que tiene la gente común para descubrir siempre lo más notorio de cualquier evento.
Muchos de los miembros de la oposición y del periodismo independiente, en cambio, sí solemos escuchar los discursos oficiales. Es un ejercicio de disciplina o de autoflagelación, según como se vea, en el cual nos entrenamos para leer señales o para interpretar los lenguajes cifrados de los druidas de verde olivo. Ante el secretismo y lo errático de la política oficial no nos quedan muchas otras opciones para al menos especular sobre las intenciones de la cúpula. Sin embargo, esta vez nos quedamos con las ganas: el discurso del “General Pamela” no aportó absolutamente nada.
Obviamente, solo los asistentes –invitados o comprometidos–, castigados bajo el fuerte sol santiaguero, y los disidentes acomodados en casa frente a nuestros televisores, tuvimos la infinita paciencia de escuchar otra vez la machacona fábula de lo que en realidad fue el torpe ataque a un cuartel de la República cubana, que volvió a glorificarse como un acto de heroísmo sin par en la ceremonia más deslucida y pobre que se haya organizado para la ocasión.
Los discursos de los “amigos” que asistieron al acto, algunos presidentes y otras personalidades representantes de países del área, estuvieron también a la altura de la cita: en el subsuelo. Saltaba a la vista la ignorancia sobre la historia de este país, sobre la realidad que vivimos hoy y sobre las huellas más dolorosas que sufren los cubanos. Por eso no fue de extrañar, por ejemplo, que el Presidente de Santa Lucía tuviese la desafortunada idea de recordarnos la participación (injerencia) del gobierno de Cuba en África durante la guerra de Angola, según él un “ejemplo de solidaridad y de sentimiento de equidad racial” por parte del pueblo cubano. Algunos líderes políticos de la región no entienden que a veces resulta más decente permanecer discretamente callados.
En cuanto al discurso de clausura, destacó por lo chato. Sin ningún logro que celebrar, planes que anunciar ni ideas que proponer por parte del gobierno, éste fue, sin dudas, el más anodino de todos los pronunciados en la historia del ritual que consagra la liturgia revolucionaria, celebrado esta vez en un Santiago destruido tras el paso de esos otros ciclones sin uniforme, los naturales, que lo han asolado en los últimos cuatro años, y en medio de la embarazosa crisis diplomática no declarada que se ha suscitado a partir de la retención en Panamá del barco norcoreano que transportaba a dudoso destino armas procedentes de Cuba.
Tal vez hubiese sido más propicio delegar nuevamente la incómoda tarea en el delfín Díaz-Canel, en su función de emergente de turno, para disimular con la “frescura” del relevo la decadencia que destiló la conmemoración, pero seguramente la presión de un aniversario cerrado forzó la presencia obligada de uno de los protagonistas de la gesta. “Todavía quedamos algunos…” dijo el propio general-presidente, con cierta justificada melancolía. Y esos “algunos” la tienen difícil, en medio de la perenne oscuridad nacional, para seguir vendiendo el Moncada como alborada luminosa.
Así, ante el ocaso que supone la falta de proyectos políticos o económicos, la improductividad crónica del sistema, el fracaso de las reformas y la apatía generalizada, quizás Castro II quiso desviar la atención de la opinión pública estrenando para la ocasión una pamela de sol que contrastaba fuertemente con sus planchadas charreteras de general en uniforme de gala. Un toque de desenfado en medio de tanta memoria estéril, que algo había de hacer para que los allí presentes no se durmieran con el discurso. Lástima que, a juzgar por los comentarios callejeros, el resultado no estuvo a la altura de su esfuerzo.
Pero no hay que ser suspicaces. Más allá del ridículo, agradezcámoslo: esa inusitada pamela fue el único toque novedoso de toda la ceremonia de consagración del pasado en una nación cada vez más urgida de un futuro.


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Ultimas e infames maniobras de Raumel Vinajera

Frente Femenino de la UNPACU visita a anciana desamparada

Carromero, un año después: 'Los servicios secretos cubanos asesinaron a Payá'

Ángel Carromero, en la portada del diario español 'El Mundo' del lunes 5 de agosto.
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'Estoy seguro de que él salió vivo del accidente. Las enfermeras y un párroco me aseguraron que en el hospital ingresamos los cuatro', afirma el dirigente español.
Un año después del supuesto "accidente" en el que perdió la vida Oswaldo Payá, el dirigente del Partido Popular Ángel Carromero rompe su silencio en España y acusa a la Seguridad del Estado de "asesinar" al líder opositor.
En una entrevista que publica este lunes el diario español El Mundo, cuyo portada fue adelantada en la noche del domingo, el joven político del PP revela que el "accidente" del automóvil en el que ambos viajaban "fue una coartada perfecta" de La Habana "para ocultar la muerte del único opositor que podía liderar la transición en Cuba".
Y sentencia sobre el disidente: "Los servicios secretos cubanos lo asesinaron".
Carromero reitera cómo un "vehículo azul" comenzó a perseguirles, para posteriormente embestirles "por detrás" y sacarles de la calzada. Es más, Carromero está "seguro" de que Payá "salió vivo del accidente".
"Estoy seguro de que él salió vivo del accidente. Las enfermeras y un párroco me aseguraron que en el hospital ingresamos los cuatro", afirmó Carromero, según El Mundo.
En un editorial, el periódico dice que el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, "que hasta ahora ha mantenido una posición tibia para lograr que Carromero saliera de una celda inhumana sin dañar las relaciones bilaterales, debe pedir explicaciones cuanto antes al régimen castrista".
Según El Mundo, "es muy comprensible que Carromero haya callado durante todo este tiempo por las coacciones padecidas y por el pacto suscrito por el Gobierno para traerlo de vuelta".
"Cuba ha reaccionado en este caso como lo que es: un país totalitario que machaca cualquier atisbo de disidencia", afirma el editorial.



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