viernes, 12 de julio de 2013

Prohibido olvidar, La justicia tiene que llegar

19 años es mucho tiempo

 | Por Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, julio 2013, www.cubanet.org.- Pasaron 19 años de la última de las grandes matanzas llevadas a cabo por la dictadura comunista en Cuba.  El hundimiento del remolcador 13 de marzo, el miércoles 13 de julio de 1994, a unas siete millas de la boca de la Bahía de La Habana.
En el crimen murieron 41 personas, entre ellas 20 menores.  El resto fue mujeres y hombres, sumergidos junto al remolcador en el Estrecho de la Florida.  Cementerio de miles que huyeron definitivamente de la isla prisión.
Desde el primer momento, el gobierno tiró un manto de silencio sobre el crimen.   Granma, al día siguiente, en una nota interior publicaba “Zozobró remolcador robado por elementos antisociales”, refería que la nave la “sustrajeron por la fuerza” de las Terminales Mambisas de Occidente (muelle) y había zozobrado a las 3 am., aproximadamente a 7 millas de la costa y se rescataron por las naves guardafronteras y remolcadores 31 personas,  20 hombres, 5 mujeres y 6 menores.
Roberto Robaina, entonces canciller, en entrevista el 17 de julio, evadía responder sobre el hecho, argumentando que se investigaba por las autoridades. El 26 de julio, en el acto central por el asalto al Cuartel Moncada, el General y Ministro del Ejercito, Raúl Castro, acusó al gobierno norteamericano del incidente, y atacó “la hipócrita y mendaz campaña anticubana” orquestada alrededor de este hecho. Además, acusó a Washington de inmiscuirse en los asuntos internos cubanos.
Los veinte hombres rescatados de las negras aguas del golfo, fueron directamente para los calabozos del cuartel general de la policía política, en Villa Marista, donde fueron interrogados durante días.  Las mujeres sobrevivientes fueron amenazadas de hacer comentarios.  Un gran silencio se imponía en los medios comunistas.  Pero la ciudadanía conocía la verdad. La comentaba en la calle, y aumentaba el desespero ante las terribles condiciones de la crisis económica de entonces.  En medio de la tragedia nacional, no bajó el interés de seguir robando lanchas para huir del país.  Días después fue robada tres veces la “Lancha de Regla”, para ser llevada a los Estados Unidos y antes del mes se desencadenó el 5 de agosto, la más grande protesta antigubernamental, El Maleconazo.
Fidel Castro Ruz, quien dio la orden de hundir el remolcador,  mantenía un silencio sepulcral sobre el crimen, agobiado además por los incidentes que ocurrían a diario, sobre todo en la capital.  Evitaba cualquier comentario sobre el tema ante las preguntas de la prensa internacional.  Pero las primeras grabaciones de entrevistas hechas a mujeres víctimas y familiares del suceso, sacaron a la luz las sombras de la tragedia.  Las órdenes fueron dadas por el más alto nivel del gobierno y la responsabilidad de los sicarios que maniobraban los remolcadores Polargo.
Las dolorosas imágenes narradas por víctimas se hicieron públicas primero por Radio y Televisión Martí, que comenzó a informar sobre el genocidio y se desmintió la treta gubernamental que descalificaba al barco para navegar.  A ella le siguieron emisoras cubanas de Miami y luego el mundo comenzó a saber la verdad de la tragedia.  El Presidente de los Estados Unidos, William Clinton, y el Papa Juan Pablo II, se pronunciaron sobre la tragedia.  Juan Pablo envió una carta al entonces Arzobispo de la Habana, Jaime Ortega, que fue leída ante los feligreses.
Como siempre, América Latina, cómplice de la dictadura comunista, hizo silencio ante la masacre que acababa de acontecer.  Pero en enero de 1995, cuatro de las víctimas del crimen pudieron presentarse en audiencia especial, ante el Subcomité del Hemisferio Oeste, del Congreso de los Estados Unidos.  Allí, las declaraciones de Janet Hernández, su esposo Modesto Romero y Sergio Perodia, esclarecieron lo ocurrido, narrando las incidencias del hecho, exponiendo las intenciones previas del gobierno de hundir en el mar a los que intentaran huir, como forma de escarmiento.
Diecinueve años después del crimen, nadie ha sido juzgado como responsable.  Demasiado tiempo.


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POHIBIDO OLVIDAR!

A 19 años de la masacre del Remolcador 13 de Narzo

 | Por Julio Cesar Álvarez
Disidentes rinden homenaje en Cuba a víctimas del remolcador "13 de Marzo"
Disidentes rinden homenaje en Cuba a víctimas del remolcador "13 de Marzo"
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org – El hundimiento del remolcador 13 de Marzo, en la  madrugada del 13 de julio de 1994, con más de 70 personas a bordo, ordenado por la dictadura que nos gobierna, no aparece en las efemérides oficiales de la nación.
Es un tema tabú.  Ha sido borrado de la historia oficial para que no se recuerde la infamia, pero es importante recordar que se cumplen 19 años de  una horrenda masacre que aún permanece impune y que quienes ordenaron que se perpetrara aun permanecen en el poder, y hoy tratan de pasar el cetro a sus elegidos para “jubilarse o morir tranquilamente”.
Muchas veces se ha escrito sobre aquel asesinato, y otras tantas se ha leído con horror. Cuentan los sobrevivientes que ellos lograron cruzar el Morro y evadir la persecución siete millas mar afuera. Allí, sus captores rodearon el remolcador en el que huían, y los ultimaron con sus proas y sus chorros de agua.
Algún día, sin la represión del gobierno como barrera, el pueblo cubano llegará hasta el malecón habanero y recordará con flores a aquellos 41 niños, mujeres, y hombres asesinados en el mar en el horrendo verano de 1994.
Así solíamos recordar en la escuela primaria a un famoso guerrillero. Aunque no comprendíamos por qué, caminábamos tras los maestros hasta el tramo más cercano de costa para florear las aguas en honor a un comandante rebelde desaparecido en un punto incierto del litoral.
Los maestros nos contaban que a este rebelde lo buscaron por aire, mar y tierra durante muchos días, aun cuando no se conocía el lugar donde se había precipitado su avioneta.
A pesar de que las autoridades conocían desde un inicio el lugar exacto donde, a golpe de envestidas, el fanatismo y la intolerancia habían hundido el barco en el que huían de la tiranía 72 cubanos,  los huesos de aquellos  41 hombres, mujeres y niños asesinados aún permanecen abandonados en el fondo del mar.
A los familiares de las víctimas se les negó enterrar a sus muertos. Flaca excusa aquella de  que el gobierno no contaba con buzos especializados para rescatarlos.  Quizás lo que temía el gobierno era un entierro espontáneo y multitudinario, en el que el llanto de un pueblo haría temblar la injusticia.
Fidel Castro justificó el asesinato en un discurso: “El comportamiento de los obreros fue ejemplar, no se puede decir que no, porque trataron que no les robaran su barco. ¿Qué le vamos a decir ahora, dejen que les roben los barcos, sus medios de trabajo? ¿Qué vamos a hacer con esos trabajadores que no querían que les robaran su barco, que hicieron un esfuerzo verdaderamente patriótico, pudiéramos decir, para que no les robaran el barco? ¿Qué les vamos a decir?”.
Esas palabras exculparon a los asesinos, y les negaron a los familiares de las víctimas el derecho a la justicia. Toda futura investigación quedaba prohibida. Ninguna acusación de los familiares encontraría oídos en los cómplices juzgados de la nación.
Pero como mismo dijera en su momento el propio Fidel Castro, “siempre habrá tiempo en la historia para exigirle las responsabilidades que les correspondan a cada cual”.
Mientras tanto, las almas de las víctimas emergen a diario y vagan por el litoral habanero, y ruegan porque un día puedan al fin descansar en tierra firme en un osario con flores y un epitafio.
 | Por Julio Cesar Álvarez
Disidentes rinden homenaje en Cuba a víctimas del remolcador "13 de Marzo"
Disidentes rinden homenaje en Cuba a víctimas del remolcador "13 de Marzo"
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org – El hundimiento del remolcador 13 de Marzo, en la  madrugada del 13 de julio de 1994, con más de 70 personas a bordo, ordenado por la dictadura que nos gobierna, no aparece en las efemérides oficiales de la nación.
Es un tema tabú.  Ha sido borrado de la historia oficial para que no se recuerde la infamia, pero es importante recordar que se cumplen 19 años de  una horrenda masacre que aún permanece impune y que quienes ordenaron que se perpetrara aun permanecen en el poder, y hoy tratan de pasar el cetro a sus elegidos para “jubilarse o morir tranquilamente”.
Muchas veces se ha escrito sobre aquel asesinato, y otras tantas se ha leído con horror. Cuentan los sobrevivientes que ellos lograron cruzar el Morro y evadir la persecución siete millas mar afuera. Allí, sus captores rodearon el remolcador en el que huían, y los ultimaron con sus proas y sus chorros de agua.
Algún día, sin la represión del gobierno como barrera, el pueblo cubano llegará hasta el malecón habanero y recordará con flores a aquellos 41 niños, mujeres, y hombres asesinados en el mar en el horrendo verano de 1994.
Así solíamos recordar en la escuela primaria a un famoso guerrillero. Aunque no comprendíamos por qué, caminábamos tras los maestros hasta el tramo más cercano de costa para florear las aguas en honor a un comandante rebelde desaparecido en un punto incierto del litoral.
Los maestros nos contaban que a este rebelde lo buscaron por aire, mar y tierra durante muchos días, aun cuando no se conocía el lugar donde se había precipitado su avioneta.
A pesar de que las autoridades conocían desde un inicio el lugar exacto donde, a golpe de envestidas, el fanatismo y la intolerancia habían hundido el barco en el que huían de la tiranía 72 cubanos,  los huesos de aquellos  41 hombres, mujeres y niños asesinados aún permanecen abandonados en el fondo del mar.
A los familiares de las víctimas se les negó enterrar a sus muertos. Flaca excusa aquella de  que el gobierno no contaba con buzos especializados para rescatarlos.  Quizás lo que temía el gobierno era un entierro espontáneo y multitudinario, en el que el llanto de un pueblo haría temblar la injusticia.
Fidel Castro justificó el asesinato en un discurso: “El comportamiento de los obreros fue ejemplar, no se puede decir que no, porque trataron que no les robaran su barco. ¿Qué le vamos a decir ahora, dejen que les roben los barcos, sus medios de trabajo? ¿Qué vamos a hacer con esos trabajadores que no querían que les robaran su barco, que hicieron un esfuerzo verdaderamente patriótico, pudiéramos decir, para que no les robaran el barco? ¿Qué les vamos a decir?”.
Esas palabras exculparon a los asesinos, y les negaron a los familiares de las víctimas el derecho a la justicia. Toda futura investigación quedaba prohibida. Ninguna acusación de los familiares encontraría oídos en los cómplices juzgados de la nación.
Pero como mismo dijera en su momento el propio Fidel Castro, “siempre habrá tiempo en la historia para exigirle las responsabilidades que les correspondan a cada cual”.
Mientras tanto, las almas de las víctimas emergen a diario y vagan por el litoral habanero, y ruegan porque un día puedan al fin descansar en tierra firme en un osario con flores y un epitafio.


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jueves, 11 de julio de 2013

La libreta de racionamiento cumple más de medio siglo en Cuba


 | Por CubaNet
La “libreta” de racionamiento, que regula la venta de alimentos a precios subsidiados a los cubanos, cumple más de 50 años, y un programa humorístico de la televisión cubana aprovechó para destacar que cada día está más delgada.
Implantada por  el Fidel Castro  para enfrentar la escasez de alimentos y la especulación en los precios, despierta desde entonces pasiones encontradas –para unos es símbolo de pobreza y para otros de seguridad.
El 26 de marzo de 1962 Fidel Castro compareció en la televisión nacional para anunciar el establecimiento del sistema de racionamiento en el país: era el nacimiento de la “libreta de abastecimientos”, que desde entonces acompañaría a los cubanos hasta el día de hoy.
Con la “libreta” nació la Oficina de Control de Distribución de Alimentos (OFICODA): ni la KGB, hubiera podido imaginar el alcance, represivo que significaban la OFICODA y la “libreta de abastecimientos”.
Ni el mismo Fidel Castro podía haber comprendido, en aquel momento, que estaba inaugurando el más sofisticado, complejo, refinado y efectivo mecanismo represivo totalitario de todo el planeta. La libreta era el control total de la población cubana.
Hoy día la libreta es un fósil histórico (aunque sus cualidades represivas continúan): “Hay gente que engorda a los 50 años, pero la libreta adelgaza, lo que ha hecho es bajar de peso”, dijo “Pánfilo”, de 28 páginas  pasó a 20, por la paulatina eliminación de productos.
Los mayores recibían cigarros, aunque no fumaran
Durante más medio siglo, todos los cubanos han recibido su cuota de colas a través de la “Libreta de abastecimiento”, su nombre oficial. A correr a la bodega cuando llegaba las 12 onzas de chícharos para el familión. Los recién nacidos tenían una cuota de café y todos los mayores de 17 años de cigarrillos, aunque no fumaran.
La libreta “se ha venido convirtiendo, con los años, en una carga insoportable y un desestímulo al trabajo, además de generar ilegalidades diversas en la sociedad”, dijo Raúl Castro. Se sabe que hay corrupción en toda la cadena de distribución de alimentos, lo que estimula el mercado negro.
El régimen cubano dice gastar unos 1000 millones de dólares anuales en subsidiar el arroz, café, granos pastas juevos, azúcar, sal, pan y otros alimentos, que en pequeñas cantidades recibe cada cubano al mes por un precio total inferior a 50 pesos (dos dólares). Los niños (menos de seis años) reciben adicionalmente leche en polvo y yogur de soja, y los enfermos dietas médicas.
Pero el que viva de la libreta se muere de hambre. Las familias cubanas deben comprar más alimentos a precios no subsidiados en tiendas liberadas, o en el mercado negro, lo que representa una pesada carga en un país donde el salario es de 19 dólares al mes en promedio.
“Con la libreta nadie puede vivir, pero sin la libreta hay mucha gente que no puede vivir”, dicen muchos cubanos, sobre todo ancianos, para destacar que con los actuales salarios es imposible costear la compra de alimentos no subsidiados.
Subsidiar a personas, no productos
Cuando Raúl Castro sustituyó en la presidencia a su hermano Fidel en 2006, una de las primeras medidas que impulsó fue la eliminación de “subsidios y gratuidades indebidas”. La nueva política sería subsidiar a personas con bajos ingresos, ya no productos.
De este modo, la patata, garbanzos, cigarrillos y habanos, jabón y pasta de dientes, fueron saliendo de la libreta y comenzaron a venderse de manera libre, a precios a veces incosteables.
La importación de alimentos por unos 1.900 millones de dólares anuales, constituye una carga pesada: la isla compra en el exterior el 80% de los alimentos que consume.
De cara al  VI Congreso del Partido Comunista (único) de abril de 2011, los cubanos fueron convocados por Raúl Castro a exponer sus problemas en asambleas en centros de trabajo y barrios, y la posible eliminación de la libreta “fue, sin dudas, el asunto que provocó más intervenciones de los participantes”, dijo el gobernante.
De tal forma, Raúl Castro se vio obligado a declarar que “a nadie en su sano juicio en la dirección de este país se le puede ocurrir decretar de golpe la eliminación de ese sistema, sin previamente crear las condiciones para ello”: a no dudarlo, más represión.

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miércoles, 10 de julio de 2013

Aleida y Alicia, chivatas persistentes


 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda
Aleida Godínez y Alicia Zamora aparecen en el libro Los Disidentes, de los autores oficialistas Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez.
Aleida Godínez y Alicia Zamora aparecen en el libro Los Disidentes, de los autores oficialistas Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez.
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Aleida Godínez Soler y Alicia Zamora Labrada conforman la pareja que se infiltró entre los activistas cubanos de los derechos humanos y que, durante los juicios de la Primavera Negra, actuaron como denunciantes.
Después de destaparse como chivatas (pues nunca mostraron rango militar que las acredite como agentes encubiertas de la Seguridad del Estado), el régimen regaló una casa para cada una de ellas y un auto Lada para uso común.
Las chivatas permutaron sus casas, canjeadas por una enorme, donde hoy viven juntas, en la calle Atlanta # 41, entre Hatuey y Coliseo, en La Palma, municipio de Arroyo Naranjo. Esta vivienda cuenta con tres plantas, siete dormitorios, tres cuartos de baños, un garaje, una espaciosa terraza en la tercera planta, patio de tierra y otras comodidades.
Roberto-Ferrer-Gener
Roberto-Ferrer-Gener
Desde que se mudaron, hace unos tres años, ocupan los cargos de presidenta y jefa de vigilancia del CDR. Aleida, con sus galopantes groserías, ha llegado a vociferar:
-¡Por mis cojones, yo voy a enderezar esta cuadra!
Interior-de-la-vivienda-de-Roberto-Ferrer-Gener
Interior-de-la-vivienda-de-Roberto-Ferrer-Gener
Intuyen que el régimen castrista no caerá, por la sencilla razón de que  ya se vino abajo y se pudre en el suelo, aunque conserva su dominio, a la fuerza. Así que continúan sintiéndose protegidas, y, en el afán por seguir convirtiendo las patrañas en verdades, se han dedicado a exhibir videos en la casa sobre sus “hazañas” como vulgares delatoras.
En la acera de enfrente vive Roberto Ferrer Gener, cuya familia está integrada por siete adultos y dos menores, que conviven hacinados en un diminuto e infrahumano cuartucho de madera. Un día, a la entrada de su vivienda, él conversaba con dos amigos, Andrés e Isaac; este último radica en Estados Unidos y estaba de visita. Roberto notó que Alicia los fotografiaba y, al pedir explicación, obtuvo una fatua justificación: Le dijo que su cámara es profesional y que apunta para un lado y salen fotos de otro.
En otra de sus vulgares perretas, Aleida le voceó a su vecino de al lado:
-¡Por mis cojones voy a tumbarte ese baño!
Vista-exterior-de-la-casa-de-Aleida-y-Alicia
Vista-exterior-de-la-casa-de-Aleida-y-Alicia
El vecino es un pastor evangélico, muy decente. En su casa templo se reúnen feligreses, por lo que necesita un baño en el patio. Pero tuvo que renunciar a la necesidad, por la imposición de Aleida.
Además de molestarles las sesiones del culto, a la pareja les disgusta que los niños jueguen en la calle; les incomoda la música que escucha otro vecino, les fastidia el tipo de gente que se reúne en la ponchera privada de enfrente. No obstante, se les ha visto en el trapicheo ilegal, con gasolina.
Recientemente, Aleida denunció a casi todos los hombres de la cuadra. Alegaba que le estaban tirando huevos y otras cosas a su casa. Al final, todo quedó en la amenaza, pues los convocados, según iban llegando al sector policial, los regresaban a sus hogares, mientras Aleida y Alicia no asomaron las caras.
Por chivatas, groseras y problemáticas, se han convertido en las vecinas más indeseables del barrio. Aunque siguen creyéndose las dueñas del entorno


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Célula 28 de Agosto, Palma Soriano

IR DE COMPRAS EN LA HABANA


 





LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Lo que narro a continuación forma parte de un diálogo que sostuve con un matrimonio amigo cuya identidad me reservo, por razones obvias:
El jueves 27 de junio, sobre las 3 de la tarde, entramos en La Época, una conocida tienda que vende en divisas, ubicada en Neptuno y Galiano. La tienda, aunque abierta, está en reparaciones, no funciona el aire acondicionado, las escalares eléctricas están desarmadas y en todos los pisos hay paquetes de mercancías y estantes regados. Como íbamos acompañados de una persona mayor, intentamos subir por el elevador, pero un empleado nos dijo: “de los dos que hay, uno está roto y el otro solo se utiliza para carga.
Llegamos al cuarto piso por las escaleras, no sin antes haber hecho una parada para ir al baño, pero el servicio tenía un cartel señalando que estaba en reparaciones, aunque nadie reparaba nada allí. Buscamos el departamento de artículos del hogar, que regularmente vende velas, pero su acceso estaba limitado por paquetes y mostradores. Le preguntamos a un empleado, que al parecer era el único que en esos momentos hacía algo, pues el resto se echaba aire con cartones, desesperadamente. Contestó que no sabía para qué piso habían trasladado esa sección, pero que nos recomendaba que fuéramos a otra tienda, a La Filosofía o a un bazar en la calle Águila.
Cuando bajábamos para irnos, mi esposa quiso entrar en la peletería, 3 dependientas conversaban sentadas cerca de la puerta de entrada del almacén y una expresó algo difícil de olvidar: “el día que yo trabajo me tengo que gastar dos dólares en chucherías para la niña”. ¿Cómo puede una persona que –como parte del salario promedio nacional- gana unos 20 cuc mensuales, gastar esa cantidad cada día que trabaja?
En la calle aledaña a la tienda estaban varias revendedoras de pañales desechables de todas las tallas, calentadores de agua, tirantes de silicona y delineador, entre otros artículos que solamente son (o deben ser) suministrados a las tiendas estatales. ¿Hay policías en la zona? Desde luego que sí, muchos. ¿Y qué hacen? No se dan por enterados.
Cruzamos la calle y nos dirigimos a la tienda La Filosofía. Mi esposa compró un desodorante y después de habérselo cobrado, la dependiente le dijo que no tenía bolsa de nylon (jabita) para envolvérselo, por lo que le dio el comprobante para que saliera con el artículo en la mano. Sin embargo, enfrente estaban 3 particulares vendiendo las mismas jabas que en el comercio no pudieron ofrecer y que se supone van dentro del valor del producto .
Más adelante, entramos en la tienda Talla Extra, pero la dependienta dijo estaba cerrada. Explicó que le habían mandado a hacer un inventario y que no podía con las dos cosas a la vez, por eso cerraba, y concluyó literalmente: “gústele a quien le guste y pésele a quien le pese”.
En fin, durante un simple recorrido de media hora, el matrimonio amigo pudo constatar una serie de violaciones que están ante los ojos de cualquiera: indisciplinas, falta de ética de los empleados, robo, venta ilícita, etc… Pero la Contraloría General de la República y otros organismos de carácter nacional y local, disponen de miles de inspectores y auditores. La policía ve a un ciudadano en la calle con un paquete y se lo decomisa. Entonces, ¿cómo es posible que estas cosas ocurran?
¿Será acaso que al régimen le conviene ese estado de cosas, porque mientras la gente esté preocupada con problemas tales como ¿qué vendo?, ¿qué robo?, ¿qué me llevo a la boca para alimentarme?, ¿qué zapatos me pongo?…, no tendrá el empoderamiento imprescindible para exigir los cambios y las libertades que necesita el país?


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