LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Para casi nadie es un secreto que los gobernantes cubanos aplican un doble rasero, de acuerdo con su conveniencia, a la hora de evaluar el acontecer nacional e internacional. Cuando la Asamblea General de la ONU vota mayoritariamente en contra del embargo de Estados Unidos contra Cuba, la prensa oficialista de la isla no escatima epítetos favorables hacia ese órgano de las Naciones Unidas, que le permite a la comunidad internacional solidarizarse con el pequeño David ante los embates del gigante Goliat. En cambio, tras el más reciente pronunciamiento de esa propia Asamblea General para condenar, también abrumadoramente, el genocidio del gobernante Bashar Al Assad contra el pueblo sirio, los gobernantes cubanos le restaron importancia a esa votación, y argumentaron que era una consecuencia del control mediático que ejercen las principales potencias occidentales.
Precisamente, ese supuesto control mediático es otro de los blancos favoritos de los dardos castristas en el plano internacional, ya que solicitan un espacio para que los países pobres puedan expresar sus opiniones en medio de lo que califican como la “malvada globalización neoliberal”. Pero, hacia el interior de Cuba, esos mismos gobernantes se olvidan de la pluralidad, y se comportan como despiadados propietarios privados de la información. Estos son, simplemente, dos ejemplos entre los muchos que podrían citarse.
Por estos días, al cumplirse 15 años de la muerte en el habanero
Casi simultáneamente, el periódico Tribuna de La Habana, órgano del Comité Provincial del Partido Comunista en la capital, publicó en su edición del domingo 2 de septiembre un artículo en recordación de Urselia Díaz Báez, una joven que en 1957, con solo 18 años de edad, murió al explotarle accidentalmente una bomba que pensaba colocar en el baño del cine América, ubicado en el hoy municipio de Centro Habana. Se trató de una de las escaramuzas organizadas por los Comandos de Acción y Sabotaje que desarrollaban la lucha clandestina en las ciudades contra el gobierno de Fulgencio Batista, y en especial pretendían boicotear los festejos que el gobernante preparaba para el 4 de septiembre, fecha que marcaba otro aniversario del primer ascenso de Batista al poder. El propio artículo de Tribuna de La Habana muestra una tarja colocada en 1959 en la entrada del cine América, y que expresa: “A la memoria de Urselia Díaz Báez que murió heroicamente luchando contra la tiranía el 3 de septiembre de 1957”. Curiosa manera esta de luchar contra la tiranía, poniendo bombas en lugares tan concurridos como un cine.
Por mi parte, censuro la acción en la que perdió la vida Fabio Di Celmo, pero de ninguna manera puedo aceptar como loable el proceder de Urselia Díaz Báez y el resto de sus compañeros, uno de los cuales se jactaba de haber colocado 100 bombas en una tumultuosa noche habanera. Por supuesto que no existe el terrorismo bueno; solo las mentes cegadas por el odio o el fanatismo ideológico son capaces de convalidar acciones tan reprobables.
Posteado por : "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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