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Con la lluvia y
la oscuridad, se tornaba difícil saber dónde se encontraban nuestros amigos. A
tientas llegamos a una de las casitas que se encontraban alejada unos 60 o
70mts de la carretera. Volvimos a llamar y
escuchamos, claramente, la voz de Paquito, quién respondía a nuestro
llamado.
Al llegar a la
casa, observamos que todos estaban durmiendo en camas o en el suelo, sobre
colchonetas y sacos de yute, eso si todos estaban secos.
Tony les dijo:-¡Esto
es una mariconada, como unos van a estar mojados hasta los huesos y otros
durmiendo cómodos y secos! ¡O nos
mojamos todos o todos venimos para acá!- Todos se levantaron y salieron sin decir una palabra,
comprendieron que Tony, tenía razón.
Sobre las 3 y 10
de la madrugada, cesó la lluvia y Pascual, quien era uno de los principales del
grupo, no aparecía. Tony, ordenó recoger todas las cosas y llevarla a la balsa.-Si cuando todo esté recogido,
Pascual no aparece se queda- dijo Tony.
Poco a poco
fuimos llevando todo para la balsa. Teniamos que meternos en el agua hasta la altura del pecho. Por
suerte el mar estaba en calma. Cuando se
recogieron las cosas, apareció Pascual.
Las primeras en
subir fueron las dos mujeres, luego
fuimos subiendo uno a uno, ordenadamente
al “artefacto” aquél. Pude darme cuenta,
que cada vez que montaba uno a la balsa, apenas se movía. Esto me inspiró
cierta confianza, pues, al menos, tenía estabilidad. Estaba sostenida por cinco
cámaras de autos y de camión, por lo que unas eran mas grandes que otras. Medía
unos 5 pies de ancho por 9 pies de largo, el piso estaba cubierto con tablas de
playwood. En todo su alrededor tenía una baranda soldada con cabillas de hierro
de ½ pulgada y una altura de 1 pies de alto, para evitar que alguien se pudiera
caer al agua en caso de movimientos bruscos, además de servir de sostén para
los remos. La vela tenía un mástil de unos 6 pies de altura, el cual iba
clavado en el centro de la balsa. La vela estaba recogida, pues en los momentos
de la partida no había brisa alguna. También
llevábamos 4 remos caseros. Como
alimento: pan, azucar, galleticas y agua. Esta última iba escasa, pues a uno de los tripulantes se le quedaron
dos recipientes con el preciado líquido.
Cuando hubo
subido el último hombre, comenzamos a remar. Dos lo hacían por un lado y dos
por el otro, tratando de sincronizar los movimientos para poder avanzar más
rápido y llevar el rumbo.
La mayoría de los
que nos encontrábamos allí, jamás habíamos tenido un remos en nuestras manos,
sólo Odelin, Pascual y Andrés lo habian hecho alguna vez en sus vidas.
Poco a poco nos
fuimos alejando de la costa cubana. Apenas nos dábamos cuenta del avance de la
embarcación, el movimiento era imperceptible.
Íbamos contentos,
como si fuéramos para una fiesta. Muchos dejaron volar su imaginación y se veían
en los Estados Unidos, rodeados de mujeres, fortuna y manejando lujosos
autos.Todos estos sueños se desvanecieron cuando se rompió uno de los remos.
Habíamos avanzado unos 3 kmt. y ya
comenzábamos a tener problemas. El paso de la balsa se hizo más lento.
(Continuará)
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