lunes, 21 de enero de 2013

Jefe de zonas, dueño de las tierras


De las 14 mil caballerías de tierra labrantías que teníamos aquí, unas 10 mil estaban dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, y el resto a plantaciones de maíz, frijoles, plátanos y a la cría de ganado, productos de los cuales se autoabastecía y exportaba el municipio.
Es una verdad innegable que sobre este tesoro agrario urdía una redistribución proscribiendo el latifundio para multiplicar la propiedad rural, para lo cual bastaba aplicar el artículo 90 de la Constitución de la República,  promulgada el 5 de julio de 1940.
Pero en lugar de proscribir el latifundio, según el mandato constitucional, atendiendo a razones socio-económicas, en la consumación del régimen totalitario primaron concepciones políticas, en las que, mediante las leyes de Reforma Agraria del 17 de mayo de 1959 y del 3 de octubre de1963, el 71 por ciento de toda la tierra cultivable de la nación pasó a manos del Estado. Solo el 29 por ciento del campo cubano permaneció en manos particulares con propiedades de hasta solamente cinco caballerías.
Mediante el decreto 1426 del año 1959, Fidel Castro fue nombrado presidente del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), institución que dividió y subdividió la isla en zonas llamadas de Desarrollo Agrario, con un jefe zonal a la cabeza.
Para que se tenga en cuenta el poder absoluto de los jefes de zona sobre vidas y haciendas bastan estas palabras del doctor Castro Ruz pronunciadas el 4 de agosto de 1959 en la primera reunión del INRA:
“Los jefes de zonas representan la máxima autoridad en su territorio. Mandan más que los jefes militares, y si tienen que dar una orden de que ocupen una finca, tienen más autoridad que los comisionados o los alcaldes”.
De cómo quedaron las organizaciones que sin intromisión del gobierno desarrollaban la economía rural en Cuba hasta 1958 también lo explica el propio doctor Castro Ruz.  Lo expresó en aquella reunión en agosto de 1959:
“Los vegueros se han quedado sin vegas. Los grandes ganaderos se han quedado sin asociación  y la asociación de colonos se ha quedado sin colonos”.
Vuelve a decir que de las 14 mil caballerías de tierra arables con que contaba este municipio, hoy en ellas apenas se produce azúcar, maíz, plátanos o frijoles.
Al igual que ser humano, la tierra precisa de amor, pero el 26 de enero de 1961, mediante la resolución número 247, como un matrimonio de conveniencia, el INRA creó la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y, dos años más tarde, también ese instituto, mediante la resolución 455, disponía el reglamento general para los campesinos. Era como si tal matrimonio  jamás pudiera divorciarse.
Quienes piensan que en Cuba legalmente existen organizaciones no gubernamentales debían viajar a la isla sin guías oficiales. Una exploración al campo cubano, luego de la lectura de las leyes agrarias del país, que no son pocas, pueden responder si, por ejemplo, la ANAP es una organización no gubernamental.
El señuelo es fácilmente desmontable. Venga usted, pase, explore y saque sus propias conclusiones.


Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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