REPUBLICA DE PANAMA CAPITULO V (Continuación)
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Fué un recibimiento
apoteósico, emocionante e inolvidable. Al menos habían personas que
sabían de nuestra existencia y se solidarizaban con nuestra causa.
Pasamos
para adentro del Hangar, y el comandante de la Base panameña, nos
dirigió la palabra. Nos habló de las condiciones de los campamentos, del
buen trato que recibiríamos de los militares, de nuestra estancia en
suelo panameño y de las visitas que podían hacer nuestro familiares (Los
que viven en Estados Unidos), etc. Acto seguido usó de la palabra un
Obispo Católico panameño.
Después
de la euforia inicial y de la ceremonia protocolar, pusieron música
cubana. Cubanos y panameños comenzaron a bailar y confraternizar.
Hasta mí llego una Sra. bien vestida y elegante y me dijo:
-¿Que le pasa hombre? ¡Anímese y vamos a bailar!-
-No, gracias, no me siento bien- le respondí amablemente
-¿Le duele la cabeza?-
-Si, me duele algo- le respondí con voz entrecortada.
-Pero
no se preocupe por eso hombre, que UD verá como todo se va a resolver.
Ud. verá que Dios los va ayudar. Tenga fe en el Sr. que él no los olvida
ni los abandona- Esto lo decía con el claro propósito de animarme.
Seguramente comprendió que mi dolor no era de cabeza, sino dolor en el
alma.
-Espéreme
aquí, que en seguida regreso.-Acto seguido, la bondadosa Sra., se
marchó. Pasado unos 5 minutos, la Sra. regresó con un vaso de agua y una
pastilla.en las manos.
-Tómese esto que Ud. verá que le va aliviar. ¿Dejó esposa e hijos en Cuba? – Si- le respondí.- Deje dos hijos y mi esposa-.
-¿Qué tiempo hace que salió de Cuba?
-Hoy hace 38 días que me tiré a la mar-
-¡Hoh,
Dios mío! Yo pienso que ustedes no van a estar mucho tiempo en esta
situación, hay mucha presión de los exiliados que viven en Estados
Unidos. Ahora lo dejo, porque tengo que atender otros asuntos, si
necesita cualquier cosa no tenga pena que estamos para servirle en lo
que sea necesario.
Quedé
sólo de nuevo. Realmente lo deseaba. A pesar de la música y del
bullicio, mi mente estaba abstraída. Solamente pensaba en mi tierra y
los míos. Por mi mejilla rodó una lágrima.
Sobre
las 3y 40 de la tarde, comenzamos a pasar hasta una oficina que se
encontraba dentro del local. Se nos volvieron a pedir datos personales,
etc.
Al
salir de la oficina se nos entregó una tarjetica plástica con nuestros
datos personales, la cual llevaríamos colgada al cuello con una cadenita
que nos entregaron. También nos entregaron hamburguesas y jugos.
Sobre
las 4 de la tarde comenzamos a abordar los ómnibus que nos trasladarían
hasta los campamentos. Este atravesó calles y avenidas hasta salir del
perímetro urbano. Nos encontramos con terraplenes con baches llenos de
agua, clara señal de que había llovido.
Después de 30 minutos de estar caminando por el terraplén, llegamos a nuestra nueva morada
Continuará
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