martes, 5 de febrero de 2013

Las lecciones de Lula

 | Por Miriam Leiva 

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Inacio Lula da Silva,  expresidente de Brasil, argumentó las medidas adoptadas durante sus 8 años de mandato, continuadas por su sucesora Dilma Rousseff, durante su intervención especial en el III Encuentro Internacional por el Equilibrio del Mundo, en La Habana. Su discurso fue transmitido posteriormente, el 1 de febrero, por la televisión cubana. Además de pretender demostrar los éxitos de un exsindicalista, sin preparación universitaria, contrastaba la incapacidad de los países ricos, particularmente la Unión Europea, para sortear la crisis económica iniciada en 2008, con los magníficos resultados de sus acciones en Brasil para disminuir la pobreza y elevar a millones de brasileños a la clase media, simultáneamente con un sostenido auge económico.
Lamentablemente, la mayoría de los cubanos hartos de tantos discursos propagandísticos e ideologizantes, prefirieron ver el programa humorístico de otro canal.  Según Lula explicaba por qué y cómo se aplicaron las medidas, más se evidenciaba que si el gobierno cubano hubiera considerado la aplicación de medidas semejantes en la Isla, “otro gallo cantaría” en el nivel de vida de los cubanos y la economía nacional.  En las repetidas visitas y largos encuentros de Lula con Fidel Castro, quizás el conversador Comandante le dio oportunidad de exponer sus planes, pero la idea ajena, el tufo a capitalismo y el apego al poder absoluto prevalecieron  en su convicción de que eso estaba bien para un país, no para su finca personal.
Lula argumentó que el dinero destinado por el estado a las familias de muy bajos ingresos se revertía en la economía al utilizarlo en adquirir mercancías, al igual que los microcréditos que hacía a las personas autosuficientes y complementarias a la macroeconomía. Narró que explicó a Raúl Castro  sobre la gran entrega de tierra y como simultáneamente se facilitaba insumos a los nuevos propietarios  para que pudieran iniciar su explotación y se pagaban precios por sus productos que  estimularan la producción,  de manera que tienen un importante peso actualmente en el abastecimiento nacional, si bien se mantienen los grandes conglomerados privados.
A diferencia de lo ocurrido con los brasileños, los cubanos que recientemente han recibido tierras en usufructo podrían narrar como las leoninas restricciones mantenidas por el gobierno cubano han desestimulado el auge de la producción de alimentos, que se esperaba lograr mediante la explotación de las tierras ociosas. Los nuevos agricultores cubanos tienen que sembrar lo que se les ordene, vender a los bajos precios impuestos por el estado, pagar altos precios por los deficitarios insumos de baja calidad, e impuestos, todo lo cual les impide obtener beneficios apreciables y desanima a  hacer los duros esfuerzos para la explotación de tierras plagadas de bosques de malezas, que deben ser preparadas a fuerza de machetes, hachas y yuntas de bueyes. Podrían agregar que hasta hace muy poco ni siquiera tenían permiso para vivir en los terrenos, fue solo recientemente que el gobierno  autorizó la construcción de “bienhechurías”, incluida la vivienda en las tierras concedidas.
Otro tanto sucede a las personas que optan por iniciar negocios en los limitados e insustanciales oficios permitidos para el trabajo por cuenta propia, en un país donde pocos tiene ahorros suficientes como para acometerlos y además no existen microcréditos,  ni mercado mayorista para comprar los insumos.  Muchos han podido establecerse solo gracias al dinero enviado por sus familiares y amigos residentes fundamentalmente en Estados Unidos, pero los productos e implementos que estos les enviaban han sido ahora afectados por las más recientes restricciones aduaneras.
En todos los casos, las limitaciones impuestas por el gobierno tienen el propósito específico de que los que trabajan por su cuenta “no se enriquezcan”, de manera que la suya sea una economía de supervivencia, a fin de mantener la sujeción al Estado, ante el temor de que la independencia económica conduzca eventualmente al reclamo de independencia política.  Sin embargo, la crisis cubana tenderá a incrementarse en la medida en que Venezuela no pueda continuar aumentando e incluso mantener los niveles de la subvención a Cuba. En igual medida se elevará el descontento de la población.
Aunque la nueva Ley Migratoria contribuya a entretener a los cubanos en el ahorro de dinero para viajar y la búsqueda de apoyo para obtener una visa, la presión social se mantendrá, porque cada vez son más las personas que está viviendo por debajo del límite de la pobreza, sin esperanza de mejorar, y crecen las diferencias.  El objetivo de las autoridades de reciclar a la población, y facilitar la emigración para que los nuevos emigrantes envíen desde el exterior remesas a sus familias y contribuyan a disminuir la fuerza de trabajo sobrante en las ineficaces empresas estatales, ha fracasado. El gobierno no podrá eliminar 1,3 millón de puestos laborales estatales en cinco años, como tenía previsto, debido a que las opciones de trabajo privado no han dado el resultado requerido, precisamente por el horror que tiene a abrir el puño.
Los casos de Brasil y Cuba ilustran claramente la diferencia entre el avance de la democracia en países donde hay pluripartidismo y los presidentes, que se eligen periódicamente cada 4 o 6 años,  pretenden ser reelectos, por lo que los votantes tienen que percibir el progreso; y un sistema afianzado en el poder absoluto impuesto mediante comicios amañados, prohibiciones y represión, que en Cuba ya dura 54 años.


Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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