jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Elecciones para qué!?

 

| Por Víctor Manuel Domínguez


LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -En un discurso, pronunciado el 1ro de mayo de 1960, Fidel Castro selló todas las posibilidades de comicios en Cuba, al pronunciar la lapidaria consigna: ¿Elecciones para qué?
Más de medio siglo después, y en respuesta al llamado a elegir en espurias elecciones a los delegados al Poder Popular, representantes del único partido, el comunista, el pueblo se pregunta: ¿elecciones para qué?
El rechazo popular no es sólo porque se trata de la única opción de seleccionar a un candidato, siempre afín con la ideología del poder. También por la poca o nula representatividad que tienen frente al gobierno los delegados electos.
Eusebio Prado es votante desde las elecciones de 1944. Nunca lo ha dejado de hacer. Lo hizo en las elecciones convocadas para elegir a candidatos que en su opinión eran de dudosa reputación, como Grau San Martín, Prio Socarrás y Fulgencio Batista. Pero siempre fue libre su elección.
“Nunca me gustó ninguno –señala-, pero ejercía mi derecho a votar. Ahora es diferente. Todos los candidatos elegibles tienen que responder a la  ideología de la revolución. No existe diversidad. No hay oposición, ni siquiera otro que pueda enfocar de diferente forma los problemas del país”.
Sin embargo, ya ejerció su derecho a “elegir” en las votaciones por el pre-candidato a delegado del Poder Popular de la circunscripción donde reside: “No elegí, voté por el que consideré mejor, aunque, al final, solo me llevo una decepción. Sé que es una farsa, y que además los pobres candidatos están atados de pies y manos para actuar. Muchos rechazan ser propuestos porque saben que no tendrán poder alguno, mientras que otros, por  el temor al qué dirán o a lo que podría pasarles si no aceptan, dicen que sí”
Por su parte, Yusimí Álvarez, una trabajadora del sector de la gastronomía en la capital, dice que siente temor de no votar. El pueblo comenta que si las huellas quedan en la boleta, o si hay cámaras en la instalación, o que de no hacerlo podría ser cuestionada en su centro laboral.
“En un final –concluye-, los delegados que pasan por aquí sólo se conocen en el mural, y si son elegidos, se ven solo en las asambleas de rendición de cuentas del Poder Popular. Ni un clavo pueden resolver. Se dedican, los pocos que lo hacen durante su mandato, a cuantificar problemas para el que viene atrás”.
El criterio de que ningún delegado tiene poder para ayudar a resolver los problemas más acuciantes de la población, es general. No obstante, la mayoría de los cubanos votan, a lo largo y ancho del país.
Una joven universitaria, que acababa de votar en una circunscripción en Centro Habana, al preguntarle si creía democrático el método de elección, respondió que no, pues al no haber contrario, no habrá otro ganador que no sean los que están en el poder.
Entonces, le preguntó usando la misma consigna de Fidel, ¿elecciones para qué?: “Para sobrevivir –me dijo-, para ejercer mi derecho de forma civilizada a decir no, y para presionar por una verdadera elección, donde la libertad de opciones me permita elegir a los gobernantes del país”.


Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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