lunes, 14 de mayo de 2012

¿Qué pueden hacer los masones por Cuba?


| Por Gustavo E. Pardo



LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Después de más de cinco décadas de total inmovilismo socio-político, la nación cubana va transitando hacia algo desconocido y temido por muchos.
Lo más grave de la situación actual precisamente es la carencia de una sociedad civil que pueda coadyuvar a que el ansiado tránsito, de un régimen unipersonal a la democracia y la economía de mercado, se produzca de forma ordenada y pacífica, y con la rapidez que las circunstancias del país en crisis demandan.
Por su historia y sus tradiciones, la masonería cubana es una de las instituciones que podrían servir de “colchón” amortiguador de la polarización social en que se encuentra sumido el país. Ésta es una sociedad filosófico-social-fraternal, que tiene como fines: “Disipar la ignorancia, combatir el vicio e inspirar amor a la humanidad”, preceptos que aluden a la labor social que ella se encuentra obligada a realizar en su entorno.
Como institución, su deber de “disipar la ignorancia”, implica trabajar en el fomento la educación del pueblo, en el conocimiento de normas, valores y principios universales, destinados a evitar la discriminación por cualquier motivo y a procurar fomentar la creatividad y la iniciativa colectiva e individual para que germine el progreso socio-político-económico del país.
La máxima de “combatir el vicio”, la obliga a oponerse a la proliferación de males tan extendidos en nuestro país como la prostitución, el alcoholismo, la corrupción y la delincuencia (entre otros), gérmenes éstos que fomentan la descomposición moral y social de la población en general.
“Inspirar amor a la humanidad”, conlleva que la institución debe preocuparse por velar para que se exalte la práctica de la tolerancia, para que nadie sea perseguido por sus ideas, creencias o preferencias y a que verdaderamente la patria sea de todos.
Desde sus inicios, la Masonería universal comprendió que la institución no podía ser ajena a lo que ocurría en su entorno. Su naturaleza fraternal la obliga a que, sin necesidad de adoptar una postura sectaria, sea uno de los factores involucrados en la solución de los conflictos que aquejan al país en el cual tiene su asiento.
Los masones cubanos, que llevan décadas paralizados en el recuerdo de lo que en otras épocas hicieron sus hermanos por la patria, han sido incapaces de realizar la labor social a la que como constructores están obligados. Sirva como ejemplo que, de los 75 opositores encarcelados durante la Primavera Negra de marzo de 2003, apenas 12 eran masones.  Por cierto, durante el tiempo que ellos estuvieron en prisión, la alta jerarquía de la institución, jamás se interesó por ellos, ni por sus familias.
La realidad de los tiempos actuales y la incertidumbre de lo que ocurrirá en Cuba, demanda de los masones de hoy construir el tramo del puente que a cada cubano le corresponde, para propiciar el reencuentro de todos en un futuro mejor.
Que los masones ignoren lo que en estos tiempos ocurre en Cuba, no contribuye al bienestar de la nación y mucho menos a la preservación de la Institución.

Posteado pro: "Comité pro libertad de Presos Políticos Cubanos"

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