miércoles, 25 de abril de 2012

Andrés Carrion: "Pensé que ese era el último día de mi vida"


El miembro de la Cruz Roja que lo agredió “es un producto de 53 años de adoctrinamiento y de décadas de decirle a las personas que es bueno usar la violencia contra aquel que se exprese libremente”, dijo Carrión en entrevista con Yoani Sánchez para El País
Andrés Carrión Álvarez, el cubano que gritó “¡Abajo el comunismo!” en la misa oficiada por el papa Benedicto XVI en Santiago de Cuba se despidió ese 26 de marzo de sus familiares, a los que no les comunicó sus intenciones, porque pensó que no los volvería a ver.
En entrevista con la filóloga y bloguera Yoani Sánchez para el diario español El País, Carrión declaró no pertenecer a ningún partido opositor en la Isla, si bien subrayó haber recibido luego la solidaridad de varios grupos de activistas.
El ciudadano cubano añadió que la idea de realizar esa acción durante la liturgia fue personal y que con ella pretendía dar a conocer la ausencia de libertades en la Isla.
“La idea de esa acción me brotó en solitario y no se la comenté a nadie, temiendo que se fuera a filtrar la información y me impidieran llevarla a cabo”, declaró en la entrevista.
Carrión manifestó que “tenía una motivación cívica y de principios: los cubanos debíamos hacer algo para que el mundo supiera de las violaciones y los grandes problemas que afrontamos aquí con la libertad de expresión y los derechos humanos”.
Preguntado sobre cómo accedió al lugar donde acometió la acción “a pesar del cerco policial”, el cubano explicó que llegó a las 11 de la mañana a la Plaza Antonio Maceo, donde se realizaría la misa, y que a alrededor de las 5:40 de la tarde decidió cruzar el primer cordón de seguridad —había dos—, y que una vez dentro corrió hasta hallarse frente al altar, donde gritó: “¡Abajo el comunismo! ¡Abajo la dictadura! ¡Libertad para el pueblo de Cuba!”.
Carrión añade que, una vez detenido “alcancé a gritar ‘¡Monseñor no se deje engañar, que el pueblo de Cuba no es libre!’”
Críticas
Sobre algunas críticas a su proceder durante una misa católica, manifestó que, dado que los cubanos no cuentan con espacios donde expresarse, “uno busca un espacio donde ser oído y creo que aquella era una oportunidad que no se podía dejar pasar”.
Carrión agregó que es católico y que no fue su intención “manchar la misa”, por lo que ya ha pedido disculpas al Papa en una carta enviada al Arzobispado de Santiago de Cuba.
20 días en prisión
Sobre los 20 días que estuvo arrestado por su protesta, el cubano indicó que fue encerrado durante varios días en “una celda muy oscura y que tenía muy mal olor”. “No había agua limpia allí y la luz solo la encendían diez minutos a las seis de la mañana y otros diez minutos a las seis de la tarde”, dijo.
Añadió que durante esos días no fue maltratado por la policía, aunque una vez liberado le hicieron firmar “un papel donde estoy limitado de mis libertades”.
“Tengo que presentarme todos los miércoles en una unidad de operaciones policiales, no puedo salir del municipio sin pedir permiso, no puedo reunirme con opositores, ni dar entrevistas, no puedo participar en manifestaciones”, explicó, para agregar que apenas ha cumplido con esas instrucciones, porque “Ellos no me van a callar de esa forma”, aclaró.
El camillero
Sobre el “supuesto” miembro de la Cruz Roja que lo agredió físicamente, hasta el punto de lanzarle una camilla, el cubano dice sentir lástima por él, porque “es un producto de 53 años de adoctrinamiento y de décadas de decirle a las personas que es bueno usar la violencia contra aquel que se exprese libremente”.
Y a la pregunta de si volvería a protestar de la misma manera, Carrión respondió afirmativamente: “Lo hice por mi país, por mi pueblo y en ese momento supe que aquella acción me podía costar la vida”, dijo. Por eso, concluyó, “Me despedí de mi madre, de mi hermana, de mi esposa (…) le dije a ella esa mañana antes de salir hacia la misa “Te amo mucho”. Yo pensé que no regresaba, pensé que ese iba a ser el último día de mi vida”, señaló.

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