LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – En Cuba, malversar comida en establecimientos del gobierno es algo ordinario, casi justo. El robo al Estado es una especie de indemnización en la mentalidad de los cubanos
Una modalidad de lucro que ilustra nuestra profunda crisis de valores, comenzó a formar parte de la cadena de latrocinio: el ‘reciclaje’ de alimentos en las escuelas primarias. Los empleados de la primaria Rafael Carini, ubicada en la calle Neptuno # 665, del municipio Centro Habana, conforman un equipo de ‘reciclaje’ casi perfecto.
El almuerzo de los estudiantes durante la semana se resume en arroz, frijoles, proteína, pan y postre. Con escasa variación, la proteína se limita al picadillo de soya o vegetal y al menos en una ocasión al mes, pollo o pescado.
Los alumnos de preescolar, primer y segundo grado, por lo general rechazan el almuerzo. La pésima elaboración de los alimentos, mal sazonados y cocinados, hace que los pequeños no quieran ni probarlo. Cuando estos niños devuelven sus bandejas llenas para desechar, la comida no va a la basura. Inicia un nuevo ciclo.
Tres cubos de metal esperan en el recibidor de desperdicios. Uno para acopiar arroz, en otro los frijoles y el tercero, el llamado plato fuerte o proteína. Una vez que estos depósitos están al menos a la mitad, el alimento retorna al termo donde se sirve la comida caliente.
En la medida que almuerzan los alumnos de grados superiores -con mejor diente para comerse esa bazofia- el lucro se hace menor, pero se mantiene hasta el final.
Terminado el horario de almuerzo los trabajadores del comedor se dividen las ganancias. Esta comida pasa a ser la cena en sus hogares, donde es mejorada con los condimentos ‘ahorrados’ en la escuela, para ser también sustraídos.
En mi esperanza por circunscribir el problema a un grupo específico de trabajadores, que fueran la excepción y no la regla, decidí indagar en otra escuela primaria.
Escogí al azar la primaria Pepito Mendoza, en la avenida 42 # 3109 en el municipio Playa. Como se hizo difícil romper entre los empleados el cerco que impone la corrupción, indagué con los padres de los estudiantes.
Varios alumnos de quinto grado detallaron las huellas que deja el reciclaje de comida en los comedores.
Describieron los alimentos mezclados en las bandejas. Algún que otro pan embarrado de dulce, potaje o arroz. El pan se guarda y distribuye por separado de los demás alimentos. Granos de arroz dentro de los frijoles o viceversa. El dulce mezclado con algún grano de los que se sirven en la bandeja. Para servir el almuerzo a los estudiantes se utilizan termos separados, que no dejan lugar a que la comida se mezcle de esta forma. Estos rastros evidencian que los alimentos han sido ‘reciclados’
Este tipo de práctica nada tiene que ver con el derecho que se han otorgado nuestro pueblo de robar al gobierno que nos ha saqueado durante medio siglo. La malversación es un mal que los cubanos han designado con el eufemismo de “la lucha¨ por la subsistencia. Los actos deshonestos de este tipo, que perjudican directamente a otro ciudadano, más aun cuando se trata de la alimentación de niños, son responsabilidad individual de quien los comete, aunque sea el sistema comunista lo que haya contaminado la conciencia nacional a tal punto que robar nos parezca lícito.
Acesar2004@gmail.com
Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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