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Los casos de
urgencia eran llevados para el hospital de Guantánamo.
Se comenzó a
construir baños, tratando resolver, de manera urgente, la crítica situación
presentada con los sanitarios y duchas.
A los pocos días
de estar allí, se repartió un radio portátil por cabaña. La correspondencia se
enviaba a través de la Cruz Roja Internacional, solamente con destino a USA,
a Cuba, esta institución no podía enviar
cartas.
Mientras tanto,
seguían llegando balseros a la Base Naval de Guantánamo.
El día 6 de septiembre de 1994, se producía la
primera “revuelta” en los campamentos. Balseros de los campamentos “Papa”
y “Quebec”, apedreaban a soldados,
hiriendo a dos de ellos. Protestaban por las malas condiciones de los campos y
por el encierro a que estábamos sometidos. Estoy convencidos de que muchos de
los instigadores de esta revuelta, eran infiltrados de la SE cubano, así como
que ninguno había tenido el valor de protestarle al régimen de Fidel, por las
arbitrariedades cometidas durante 35 años de su gobierno.
Este mismo día, salían 94 balseros con rumbo a la República de Panamá,
como parte de los acuerdos llevados a
cabo entre ese país y USA, el cual
establecía la permanencia en el país ismeño de 10,000 balseros cubanos.
El jueves 7 de
septiembre de 1994, fuimos visitados por periodistas estadounidenses,
procedentes de Los Ángeles. Tuvimos la oprtunidad de denunciar al gobierno
americano por su arbitraria decisión de mantenernos en campos de detención y al
gobierno de Fidel Castro, por las atrocidades cometidas contra el pueblo de
Cuba. Estábamos encerrados, pero nuestros pensamientos y nuestras palabras eran
libres y podíamos denuncia a ambos
gobiernos por violaciones de normas elementales de derechos humanos, sin temor
a ser reprimidos o encarcelados. Evidentemente vivíamos en una democracia y a
pesar de nuestro encierro se respiraban aires de libertad.
Es cierto, que
cuando salí del infierno comunista que es mi país, sabía a lo que me exponía,
sabía que iba estar retenido por tiempo indefinido en la Base, que las
vicisitudes iban a ser grandes, pero nunca pensé que serian de la forma en que
se estaban presentado las cosas. De todas formas, estaba preparado para lo peor
y por nada del mundo regresaría a Cuba. Estaba preparado para todo, excepto
maltratos y humillaciones. En este sentido los militares nos trataban con dignidad y respeto. En dos
ocasiones pude ver como le llamaban, de manera respetuosa, la atención a madres
que les pegaban a sus hijos. Era otra vida, otra cultura.
Estaba dispuesto
a viajar a cualquier país del mundo, menos a Cuba. Así mismo pensé que se originarían
muchas más revueltas y disturbios, pero jamás, jamás pensé en participar de
algo como eso. Los soldados, que también se comportaban con nosotros, no eran
culpables de la política de su gobierno y estaban encerrados al igual que
nosotros.
No estaba en
desacuerdo con denunciar las arbitrariedades de Los Estados Unidos en contra del
balsero cubanos, ni a que se pusieran carteles pidiendo nuestra libertad;
estaba en desacuerdo con la violencia en contra de nuestros cuidadores y
salvadores.
Continuará
Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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