(26)
-Yo sé como está
la situación en Cuba, pero eso no justifica que arriesguen la vida de esta
manera. ¿Cuántos son ustedes?- me pregunto- 13 le respondí, pero detrás viene
otra balsa con 11 personas más-
-Vengan para acá,
para enseñarles algo- Me acompañaban Sandra y Tony. Nos acercamos a la mesa de trabajo. Comenzó a hacer medidas con sofisticados medios de
navegación, los cuales manejaba con maestría...
Un puntico rojo
se desplazaba sobre un intrincado jeroglífico de rayas, semejando un mapamundi.
-Mira, desde este
lugar, donde salieron ustedes, hasta este lugar, donde los recogimos, hay 70
millas, y de este lugar a este otro, que es Nuevitas, hay 30 millas, lo que
quiere decir que jamás hubieran llegado a ningún lado- nos señalaba para el
mapamundi-De continuar con el rumbo que llevaban hubieran ido a parar al Canal
Viejo de las Bahamas y nunca más se habría sabido de ustedes. De variar el
rumbo hacia el noroeste hubieran recalado
en la costa de Cuba, arrastrados
por la corriente-
-¡Capitán, vamos
a recoger a otros balseros!- dijo el que miraba con los catalejos. Nos
acercamos a él y pudimos ver como trataban de
tirarle la soga a la balsa que nos siguió durante todo el recorrido.
Hubo momentos de tensión y peligro, pues al lanzarle la soga desde el barco,
esta no fue alcanzada y dos balseros se tiraron a las turbulentas aguas al rescate de la soga. Por suerte no hubo
mayores consecuencias, más que el susto. En esta balsa también venían dos
mujeres.
-Mira, necesito
que me hagas un favor y le cojas el nombre y dirección a la gente, así como la
dirección de los familiares que tengan en USA. Espérate un momento- me dijo y
salió hacia un camarote cercano, trayendo consigo dos cartones de cigarros “Marllboro”,
papel y bolígrafo.-Toma, para que le
repartas cigarros y anotes aquí los datos-me dijo.
Bajé a cubierta,
repartí los cigarros y le dí la
tarea a Sandra, de tomarle los datos al personal, mientras yo me bañaba. Tony,
me prestó un short y de esta forma pude lavar la ropa que traía puesta.
Cuando salí del
baño, Sandra había terminado el trabajito. Por mi mente pasó la idea de
excluirme de la lista, esconderme en
cualquier lugar apropiado y entrar como polizón a USA, pero no quise
defraudar a mis amigos. Subí de nuevo a la cabina y le entregué los datos al
capitán. Me brindó Coca-Colla, la cual me supo a gloria. Después de mirar la
lista me dijo:
-Sabes que es la
primera vez que, desde que estoy navegando, que me encuentro con balseros. Hice
una apuesta con mi segundo, de pagarle 20 dólares por cada balsero que
recogiera. ¡Mira tú que lío me he buscado!- me dijo, arrascándose la cabeza-
-Mira, lo mejor
que puedes hacer es echar la apuesta para atrás, pues vas a perder todo el
dinero del mes- le dije-
Continuamos
charlando animadamente. Su nombre es Enrique Figueroa, hacía 2 años que había
salido de Cuba por motivos políticos, en una causa donde le pedían 20años de prisión.
Ahora se encontraba radicado en Miami, junto a su familia y trabajaba para una
empresa naviera panameña, cuyos dueños eran cubanos. Tenía la orden de sus
empresarios de recoger a todo balsero que encontrara en su recorrido.
-¿Para donde van
ustedes ahora-pregunté?-
Continuará
No hay comentarios:
Publicar un comentario