| Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Ya que es de rigor tratarlo con delicadeza, por el organismo que representa, podríamos calificar como magnificación del esperpento las recientes declaraciones de Marcio Porto, representante en La Habana de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), quien dijo, entre otras memeces, que Cuba avanza hoy hacia la independencia alimentaria.
No es la primera vez que algún representante de organismos con reconocida incidencia internacional elogia públicamente el desempeño de nuestro régimen, emitiendo juicios que se contradicen in fraganti con la realidad concreta de la Isla.
Si descartamos de inicio, por respeto a los preceptos de la honradez profesional -o de la simple honradez-, que tales juicios estén lastrados por simpatías ideológicas o, aún peor, por algún tipo de connivencia secreta, no nos queda sino suponer que quienes los han emitido se basaron exclusivamente en los informes amañados que les entregó el régimen, y que si fueron llevados a ver aquello sobre lo que opinan, en realidad no lo vieron con mirada propia, sino mediante la escenografía manipuladora que les montaron para la ocasión.
Es ya proverbial la historia o la leyenda relacionada con Catalina II, Emperatriz de Rusia, a quien cierta vez se le ocurrió viajar por los campos para ver con sus propios ojos cómo vivían los campesinos del país. Entonces su primer ministro y amante, Potemkin, mandó a construir aldeas especiales (falsas, claro) a orillas de toda la ruta que él mismo diseñó para la inspección de la emperatriz. Y ella, que nunca llegaría a bajarse del carruaje (a las emperatrices no le da tan fuerte), quedó muy satisfecha al comprobar lo bien que vivían los campesinos.
Con muchos menos recursos y aparatosidad que Potemkin, aunque al parecer con éxito similar, pudo haber diseñado el régimen un espectáculo exclusivo para las representaciones de la FAO acerca del actual panorama de la agricultura cubana. De lo contrario, no se entendería que este organismo pretenda expandir a otros países la cuasi extinción de la malanga o la venta restringida y a precio de oro de la calabaza en nuestros agromercados, llamándoles “proyectos y experiencias inéditas en la agricultura urbana y suburbana”.
Que nadie se ría, por favor, que esto es serio. Y más serio aún podría ser si al elogiar la producción de alevines en Cuba, el representante de la FAO se refería a esos bichos de agua dulce a los que llaman Clarias, traídos desde Asia por algún sesudo del régimen, debido a su abundante carne y a la asombrosa rapidez con que se reproducen, pero sin tener en cuenta su monstruosa voracidad, la cual los ha impulsado a ocasionar graves daños en nuestra flora y fauna. Hasta el momento, siempre que mantengamos a los niños prudentemente alejados del entorno de las presas y ríos donde prosperan.
Ojalá que la FAO no se lance a exportar hacia otros países la fatal experiencia cubana en la cría de Clarias. Daría argumento para la filmación de una de esas películas de monstruos, Aliens devoradores de todo lo que camina, nada y vuela en el planeta.
Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cuabnos"
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