miércoles, 7 de septiembre de 2011

Esperas que desesperan


| Por Jorge Olivera Castillo

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – Para comprender la realidad cubana hay que entrar en la órbita del absurdo y lo grotesco. No hay otras herramientas para interpretar los hechos que surgen de la indolencia y el descontrol; dos subproductos que la burocracia multiplica hasta la saciedad.

De esos tantos acontecimientos que día a día ocurren en todo el país, con su carga de torpezas e incoherencias, pongo como ejemplo el caso reciente de los inquilinos de un edificio, ubicado en el capitalino municipio de Rancho Boyeros que, ante una peligrosa emergencia eléctrica, no recibieron la debida atención al solicitar los servicios de la empresa estatal que atiende este tipo de asuntos.

Las urgentes llamadas telefónicas, realizadas el 24 de agosto, para que se presentara la brigada de reparación, no fueron atendidas con la necesaria inmediatez. Al día siguiente fue que aparecieron los técnicos, sólo para comunicar que no tenían los instrumentos requeridos para solucionar el problema, consistente en el recalentamiento de los cables provenientes de los contadores eléctricos.

Después de esperar cinco días, sin que aparecieran los trabajadores de la Empresa Eléctrica, un vecino con algunos conocimientos sobre electricidad realizó un arreglo temporal para evitar el colapso de la red.

No sé en qué terminó el asunto, si finalmente hubo que sofocar un incendio o si los electricistas del Estado llegaron alguna vez a reparar la avería.

El pésimo trabajo de las entidades del Estado encargadas de prestar diversos servicios, es endémico. Recuerdo, a principios del presente año, la rotura de un conducto de aguas albañales, a unos 20 metros del inmueble donde resido. Hubo que esperar alrededor de 40 días por la brigada de la Empresa de Acueductos y Alcantarillado, que finalmente hizo la reparación.

Este tipo de demoras injustificadas ha provocado no pocos desastres, como derrumbes, incendios y el surgimiento de focos epidémicos.

Por ejemplo, en Cuba, algo tan urgente como llamar a una ambulancia nunca garantiza que ésta llegue con la rapidez necesaria. Los servicios funerarios tampoco escapan a esos males. A menudo la falta de transporte, flores para las coronas y féretros, hacen más difícil los trámites y aumentan el dolor de los familiares del fallecido.

Las causas de estas insuficiencias, no siempre son factores exógenos, como el manido embargo norteamericano u otros impedimentos comerciales.

Cuando ocurren este tipo de problemas, es más probable que se deban a que un chofer decidió darle prioridad a otra ruta, ajena a la que debía seguir, o a que el jardinero se quedó durmiendo, o vendió las flores por la izquierda al doble de su precio. Por ejemplo, en el caso de los fabricantes de ataúdes, cientos de tablones y decenas de metros de la tela, destinados para construir los féretros, terminan en el mercado negro.

Recibir un buen servicio en Cuba es casi imposible si no se paga por la izquierda; seguir los procedimientos establecidos es perder el tiempo. De nada servirán las cacareadas campañas contra la corrupción; sin profundas reformas estructurales todo seguirá igual; y no parece que implementar esas reformas sea la voluntad de la nomenclatura.

La prensa oficial se dedica ahora a publicar algunas de las barrabasadas que soportan los solicitantes de algún servicio, pero eso no hará que la situación cambie, ni siquiera de matices.

oliverajorge75@yahoo.com



Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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