sábado, 20 de julio de 2013

Entérense, se acabó la esclavitud

| Por Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba,  junio, www.cubanet.org -Resulta realmente increíble que a estas alturas las autoridades cubanas estén discutiendo y cuestionando el derecho del campeón olímpico de Beijing 2008 y ex recordista mundial de 110 metros con obstáculos, Dayton Robles, a competir libremente.  El joven atleta guantanamero, después de emanciparse hace unos meses de sus vínculos con la Federación Cubana de Atletismo, recomenzó entrenamientos y ha incursionado en los inicios de la temporada atlética bajo los colores de un Club de Mónaco perteneciente a la federación francesa del deporte rey, hecho que ha provocado la ira de las autoridades deportivas de la Isla.
El caso es que Dayron Robles, después de varios años de una brillante trayectoria deportiva decidió dejar de competir para poner fin así a una lamentable saga de inconsecuencias y desmanes con que el gobierno cubano afecta permanentemente los intereses de los atletas de alto rendimiento.
Siendo Robles estrella mundial, campeón y recordista, tuvo que sufrir, como tantos otros, el escamoteo sistemático de los recursos financieros obtenidos con sus actuaciones. A principios del año pasado, un reportaje televisivo de la periodista Julia Osendi trajo la historia increíble de las pértigas y canoas empantanadas en el puerto habanero varios meses después de concluidos los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. El mismo reportaje mostró al mismísimo Dayron Robles, visiblemente irritado, protestar con toda la vehemencia que le caracteriza por la ausencia de los compuestos recuperantes tan necesarios en el proceso de intenso entrenamiento.
Robles, quien a sus excelentes condiciones atléticas une su sencillez y buen carácter, amén de una esmerada educación que lo hace capaz incluso de responder a los periodistas en varios idiomas, hace pocas semanas convirtió un aparente y prematuro retiro en conflictivo regreso. El presidente de la Federación Cubana de Atletismo,  Alberto Juantorena,  ha emprendido una cruzada de protestas y reclamaciones ante las autoridades mundiales del deporte que ha vuelto a dejar al descubierto la naturaleza hegemonista e insensible de los gobernantes cubanos.
Juantorena, bicampeón olímpico de 400 y 800 metros planos en Montreal 1976, y ex recordista mundial de 800 y sempiterno aspirante a la Presidencia del Comité Olímpico Cubano (COC), ha reaccionado como el iracundo capataz de una dotación de esclavos ante la huida de valiosa “pieza”. El otrora estelar corredor exigió que se prohíba competir a Robles, por carecer de permiso de las autoridades cubanas, aunque el atleta ya posee licencia por haber causado baja de la Federación nacional.
Juantorena, que parece ampararse en la resolución del Comité Olímpico Internacional (COI) que exige un permiso del país de origen para que un atleta compita en citas estivales bajo otro pabellón antes de los tres años, se comporta como si Robles fuera un objeto, propiedad privada del gobierno de La Habana. El federativo cubano,  con su comportamiento, nos recuerda que en 1978, como estudiante atleta, propuso la supresión del estipendio que recibían todos los estudiantes universitarios, para aportarlo entonces al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, acción que por cierto lo convirtió por muchos años en la persona más odiada en las universidades.
Sin embargo, este funcionario, ahora enfrentado a los organismos rectores del deporte universal, es solo el rostro coyuntural de un sistema y una mentalidad esencialmente caracterizada por el desprecio a la dignidad y a los intereses de las personas.
El caso Dayron Robles es un capítulo más de esa triste saga de hegemonismo indolente , lo que ha generado durante más de veinte años el éxodo de cientos de talentos que han preferido buscar espacios en otras latitudes.
No debemos olvidar que la voleibolista Regla Torres abandonó el deporte activo muy poco tiempo después de haber sido elegida mejor jugadora del siglo XX. La saltadora Niurka Montalvo, después de contraer matrimonio con un ciudadano español, fue impedida de seguir compitiendo por Cuba y luego de ganar el campeonato mundial las autoridades aquí le negaron la posibilidad de participar en los juegos Olímpicos. Hace pocas semanas, los voleibolistas Wilfredo León ―quien desde niño se había convertido en un prodigio de este deporte― y Yoandry Díaz solicitaron la baja del plantel nacional y la respuesta oficial fue sancionarlos por supuesta indisciplina.
Los gobernantes cubanos son incapaces de reconocer que el mundo cambió y, sobre todo, que el valor que sustenta la modernidad es el respeto y la protección de los derechos e intereses fundamentales de los seres humanos. Autoridades de La Habana siguen considerando a atletas y profesionales como medios básicos ―termino que califica a los objetos útiles como propiedad institucional, cuidadosamente  registrados e inventariados― siempre sujetos a control estricto.
En el momento en que el deporte profesional norteamericano comienza a dejar de ser un absurdo tabú en nuestras pantallas, en el momento en que los primeros peloteros autorizados por el gobierno coinciden, en los terrenos de la Liga Profesional Mexicana de Verano, con algunos jugadores cubanos todavía considerados desertores, el caso Dayron Robles desluce la jugada.
Ojalá Dayron pueda continuar su carrera con éxito y sin sobresaltos. Ojalá este nuevo y lamentable conflicto sirva para que los gobernantes cubanos entiendan de respeto alguna vez, para que podamos disfrutar y enorgullecernos de las actuaciones de los deportistas cubanos donde quiera que estén.
Montesinos3788@yahho.es
 
 
 
Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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