jueves, 13 de junio de 2013

Desalojo masivo en Guanabo


| Por Reinaldo Emilio Cosano Alén

Víctimas de desalojo en Cuba
Víctimas de desalojo en Cuba
LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org –EL hecho ocurrió a principios del pasado mes de mayo. Nadie podía entrar ni salir del cerco militar, según testimonios. Tampoco se podía ingresar al barrio bajo ninguna justificación. Factor sorpresa. El operativo comenzó de madrugada. Todo sigilosamente dispuesto para arrasar. “Es la locura total. Nadie pudo ir al trabajo, ni los niños y jóvenes a la escuela. Estábamos sitiados”, dijo una mujer.
A solicitud de sus electores, el delegado del Poder Popular en Peñas Altas, barrio al que pertenece el poblado de este suceso, se opuso con energía al desalojo. Pero fue rudamente interpelado por las autoridades policiales. Le dijeron que no tenía nada que hacer allí, que la policía estaba actuando contra ilegalidades, así que debía retirarse. Impotente, el delegado respondió que renunciaría al cargo.
Una profesora, secretaria del núcleo del partido comunista en la Escuela Especial Bolivariana, para niños discapacitados, en Guanabo, junto a su niño pequeño, enfrentaba la situación de desalojo. Dijo que renunciaría al partido. Pero tal vez no necesitaría renunciar, pues ya le habían recomendado a la dirección política de la escuela separarla del trabajo y del partido, por actitud negativa.
La presidenta del Comité de Vigilancia en el CDR, ante un grosero reclamo de la secretaria general de la dirección municipal del partido comunista, lanzó la documentación a la calle y también renunció al cargo.
Un joven autorizado por el funcionario de Acueductos, que habilitó como vivienda un enorme tanque para agua que había permanecido abandonado durante decenas de años, era desalojado. Le ordenaron reconstruir las aberturas que les servían de puerta y ventanas.
Fuerzas conjuntas de la policía, el ejército, paramilitares, ambulancias, médicos, buldóceres y carros de bomberos con sus efectivos, enfrentaban a los aterrorizados vecinos, casi un centenar de familias que habían perdido sus esfuerzos y sus esperanzas. Personas de todas las edades, completamente pacíficas, que no podían entender la manera represiva, despótica, con que actuaban las autoridades, especialmente las de la secretaria general del partido comunista en La Habana del Este.
Paradójicamente, se trata de una barriada como pocas en Cuba, libre de vagos. Sus vecinos son trabajadores, profesionales, estudiantes, amas de casa, bebés, jubilados, impedidos físico-motores, varios policías.
¿Por qué la arremetida contra ellos? Se les acusa de ser ocupantes ilegales de terrenos estatales, baldíos, donde han levantado sus viviendas con esfuerzo propio y materiales de construcción adquiridos a su coste. Se trata de familias desesperadas, sin vivienda o viviendo en condiciones de hacinamiento, por causa del colapso de la industria constructiva y por la incapacidad oficial de resolver o aliviar el crítico problema nacional de escasez de vivienda.
¿Dónde podrían levantar sus casas sino en terrenos estatales abandonados, ya que todos los terrenos pertenecen al Estado? Un problema nacional. Tierras de las que se apropió el régimen desde los primeros tiempos de la revolución. Por cierto, en aquel entonces, frente a las protestas de los legítimos propietarios que fueron incautados, Fidel Castro dijo: “¿Por qué protestan?, si en última instancia la tierra era de los indios”.
Hace unos dos años, las propias autoridades habían hecho un levantamiento de las construcciones en ese barrio. Prometieron legalizar los terrenos a nombre de los moradores, en calidad de arrendatarios. Autorizaron los servicios de electricidad, agua y gas. Sin embargo, el viernes 5 de mayo, veinticuatro viviendas fueron derrumbadas con buldócer, sin previo aviso. Un joven quedó mal herido al caerle encima la vivienda, cuando trataba de rescatar a toda prisa algunos bloques y tejas de fibrocemento. Hubo otras personas hospitalizadas por subida de presión arterial.
Existía la amenaza de continuar las demoliciones. Al siguiente día, decenas de residentes se trasladaban al Consejo de Estado para presentar sus demandas. El ómnibus en que viajaban fue interceptado y obligado a dirigirse a la estación de policía de Alamar. Los demandantes se negaron a desmontarse. Fueron trasladados  a las oficinas del partido comunista en el municipio. Los mismos inquisidores del día anterior prometieron un levantamiento del barrio para estudiar la situación, pero esta vez los afectados no creen en la promesa. Piensan que tratan de ganar tiempo, evitando la protesta popular, pero que volverán a arremeter. Así que han decidido atrincherarse en sus viviendas.
La conmoción que creó la movilización popular de los perjudicados y la amenaza de continuar las demoliciones al día siguiente, hizo que la barriada completa se dirigiera hacia el Poder Popular y el Partido, en Alamar. El resultado de la “revuelta” popular ha sido que las autoridades frenaran la acción represiva, al menos hasta el presente, y no realizaran desalojos que habían anunciado, en barriadas situadas en la carretera de Tarará a Barreras, el asentamiento llamado El Camino del Petróleo, y en Guanabacoa.

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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