lunes, 20 de mayo de 2013

Celebremos el 20 de Mayo


| Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -El 20 de Mayo constituye, a no dudarlo, una de las fechas más controversiales para los cubanos. Los que prefieren ver en ella el día en que Cuba emergió con gobierno propio en el concierto internacional de naciones, encumbran esta jornada. Por el contrario, aquellos que acostumbran a contemplarla como el momento en que la isla conseguía una independencia lastrada por la Enmienda Platt, maldicen ese día del calendario.
Antes del triunfo de la revolución de 1959, el 20 de Mayo era un día de fiesta en nuestra nación. Se consideraba la culminación de tanta sangre y sudor derramados en los campos de batalla contra el colonialismo español; una epopeya que tuvo sus momentos estelares el 10 de octubre de 1868 en el ingenio La Demajagua, y después el 24 de febrero de 1895 con los alzamientos simultáneos en varios puntos del país. No debemos olvidar que, desde los inicios de la intervención de Estados Unidos en el conflicto cubano, con la Resolución Conjunta del Congreso de ese país del 20 de abril de 1898, que reconocía el derecho de Cuba a la independencia, la nación norteña se comprometió a garantizar la soberanía de la isla. Y ese no era un regalo que Estados Unidos les hacía a los cubanos, sino el fruto de la heroica lucha de nuestros mambises.
El castrismo, con su obsesión antinorteamericana y el deseo de estigmatizar a la Cuba republicana, suprimieron la celebración del 20 de Mayo, decapitaron la estatua de Tomás Estrada Palma en la Avenida de los Presidentes, y se encargaron de ubicar la fecha, junto con el Pacto del Zanjón, en el basurero de la memoria histórica de la nación. Además, señalan que los encuentros que algunos presidentes de Estados Unidos sostienen con la comunidad cubanoamericana radicada en ese país cada 20 de mayo, es una “evidencia” de la intromisión de Washington en los asuntos internos de Cuba.
Mas, al margen de la interpretación histórica que realicemos a más de un siglo de distancia de aquel suceso, conviene traer a colación la manera en que los cubanos de 1902 acogieron esa jornada. Cuentan los historiadores que nunca antes se habían visto en la isla unos días de tanto fervor patriótico. Un mes antes, en abril de ese año, había arribado Estrada Palma al puerto de Gibara procedente de Estados Unidos. De inmediato, el futuro presidente de la República de Cuba emprendió un recorrido que lo llevó a las ciudades de Bayamo, Yara, Manzanillo, Santiago de Cuba, Holguín, Santa Cruz del Sur, Santa Clara, Cienfuegos y Matanzas, siempre en medio de la aclamación de los ciudadanos. Su llegada por mar a La Habana, procedente de Matanzas, fue una auténtica apoteosis popular.
El 20 de Mayo, al mediodía, se efectuó la transferencia de mando en el Palacio de Gobierno -hoy Palacio de los Capitanes Generales-, frente a la Plaza de Armas. En acto solemne, el gobernador militar Leonardo Wood entregaba las riendas del poder al presidente Tomás Estrada Palma. Y mientras ambas personalidades pronunciaban sendos discursos, en la fortaleza de El Morro tenía lugar el cambio de bandera. A los acordes de los himnos de Estados Unidos y Cuba fue arriada la bandera norteña, y el bravo jefe mambí Máximo Gómez izaba la bandera de la estrella solitaria, al tiempo que expresaba: “Al fin hemos llegado”.
Así transcurrieron los hechos. Si los cubanos de entonces vivieron esas jornadas con frenesí desbordante, no veo por qué el mezquino interés de los actuales gobernantes deba inclinar en sentido contrario el comportamiento de los que ahora habitamos la isla. Celebremos, pues, el 20 de Mayo.



Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario