sábado, 25 de mayo de 2013

Base Naval de Guantánamo: Testimonio de un éxodo

                                                              (84)



                                  CAPITULO VII


                      LLEGADA A LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA



A  las 6 de la mañana del día 15 de noviembre de 1995, fuimos trasladados hasta la bahía de la Base y de aquí hasta el Aeropuerto. A las 7:50 AM, subí al Boeing de Miami Air N887 MA.  Por última vez contemplé la añorada y querida tierra cubana. ¿Cuándo la volveré a ver? Sólo Dios sabe.

Nos dió la bienvenida el Capitán de la nave. Sr. Carlos Carcas, cubano salido por el éxodo del Mariel. Todos aplaudimos, saludando al Capitán y la tripulación. Momento emocionante cuando se escuchó el himno nacional cubano, luego fue Wily Chirino con su famoso “Ya vienen llegando”

Después de dársenos algunas instrucciones el aparato se alineó en la pista, emprendiendo una vertiginosa carrera, rumbo a lo desconocido. A las 8:20 de la mañana, el avión despegaba de suelo cubano. Reiniciaba un viaje que había emprendido 15 meses antes, pero esta vez en un aeroplano.

Al  entrar en suelo americano, pude observar una basta extensión de terreno para ser cultivado, en el área de Homestead.

A las 9:52am, nuestro aparato tocaba tierra de libertad. Habíamos llegado al Aeropuerto Militar de Homestead, Miami Florida.

Al descender de la escalerilla del avión, me arrodillo y beso la tierra de este gran país. Se había cumplido mi deseo de estar en Los Estados Unidos de Norteamérica. “El norte revuelto y brutal que nos desprecia”  El viaje mas largo de mi vida se había cumplido.
No creo heber hecho lo correcto, lo correcto hubiera sido quedarme en mi país y luchar por mis derechos y mi libertad, pero como todo cobarde opté por la salida más fácil: escapar.
Mas de 2 millones de cubanos, por distintos motivos, habian hecho lo mismo desde el triunfo de esa mal llamada revolución y estaba prácticamente de moda irse del país. Tambien miles habian renunciado al exilio y prefirieron seguir presos, marginados, preprimidos y arriesgando sus vidas antes que abandonar la tierra que los vió nacer. "Esos hombres, como dijera José Martí , tienen en sí el decoro de muchos hombres"  Cuba le estará eternamente agradecida.

Fuimos traslados en ómnibus hasta una iglesia católica, sita en el SW, cerca de la calle 8 y la 27 Ave. Recuerdo que llegamos de noche y hacia un frío terrible. En esta institución religiosa se nos habilitó de ropa, calzado y abrigo.


Continuará

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