viernes, 19 de abril de 2013

Dos niños enfermos como rehenes de la política

| Por Pablo Pascual Méndez Piña
LA HABANA, Cuba, 18 de abril de 2013, Pablo Pascual Méndez Piña/ www.cubanet.org.- Reina Ruiz Pérez, de 53 años, una bibliotecaria independiente que milita en las filas del opositor Movimiento 30 de Noviembre, y a quien la Oficina de Refugiados de la USINT en La Habana le otorgó un visado para establecerse en Estados Unidos, no puede llevar consigo a sus nietos, porque la Seguridad del Estado lo impide.
Hace 13 años, un frenesí invadió La Habana. La batalla por el regreso del niño balsero Elián González a la patria acaparaba la atención de los medios de prensa. Se convocaban marchas combatientes, tribunas antiimperialistas, mesas redondas, actos políticos.
Escolares de la enseñanza primaria acordonaron la Sección de Intereses de los EE. UU. para custodiar la sede diplomática mientras ocurría el desfile. Resonaban cánticos infantiles que asemejaban a Elián con un “Príncipe Enano”.
Una de las programaciones de sábado fue interrumpida súbitamente para informarle al pueblo que las abuelas del “niño secuestrado”, las señoras Mariela Quintana y Raquel Rodríguez, arribaban al aeropuerto José Martí después de visitarlo en Miami.
Hoy, en la misma Habana, otra abuela de dos niños secuestrados, Reina Ruiz Pérez, permanece en el anonimato, por falta de una campaña mediática que revele ante la opinión pública su angustia y desesperación.
Su hija, Diamela Cruz Ruiz, tenía 26 años cuando se suicidó, el 30 de agosto del 2010, y la responsabilidad de su muerte se achaca al Mayor Palacios, un oficial de la policía política que al descubrir su naturaleza depresiva, le espoleó psicológicamente para que se quitara la vida como consecuencia de las frecuentes detenciones sufridas por Reina.
Tras la tragedia, los niños, de padres diferentes, Diarki Leiva Cruz, de 11 años, y Xavier Sánchez Cruz, de 6, quedaron al abrigo de su abuela. Los progenitores biológicos, Niorki Leiva y Javier Sánchez, no se responsabilizan con los críos, y firmaron sendos documentos, donde patentizan sus renuncias a las patrias potestades y los autorizan a marchar al extranjero, alegando que los chicos demandan cuidados especiales que ellos no pueden garantizar.
La niña Diarki es epiléptica y padece retraso mental. Xavier es diabético severo. Según el psicólogo que atiende el caso, Reina es la indicada para lidiar con los niños. Pero como establecen las reglas del derecho internacional, la sección de refugiados en La Habana no les otorga el visado a los chicos si su abuela no muestra los documentos legales de adopción.
Reina ha movido cielo y tierra desde hace más de un año y fue peloteada inmisericordemente por la burocracia. Asesorada legalmente por el Dr. Wilfredo Vallín, presidente de la no reconocida Asociación Jurídica de Cuba, contrató los servicios del Dr. Manuel Guzmán, pero sus solicitudes de adopción han sido rechazadas por los tribunales, alegándose problemas técnicos.
Igualmente, la Dra. Laritza Diversent, de la oficina de asistencia legal Cubalex, facilitó su asesoría, y según cuenta Reina, la letrada aseveró que los jueces: “Habían cometido una flagrante violación de los códigos y estatus legales de los niños”.
En fecha reciente, Reina recibió una comunicación de la fiscalía, donde se le informaba que el proceso de adopción había sido archivado indefinidamente. Ella asegura que la mano peluda de la Seguridad del Estado está involucrada en el fallo. Incluso, una funcionaria que solicitó el anonimato, por miedo a la represión, le confesó que “oficiales de la policía política se presentaron en el organismo y ordenaron que dicho caso fuera almacenado en el fondo de una gaveta”.
¿Hasta cuándo la Seguridad del Estado seguirá abusando de su poder omnímodo en Cuba? ¿Por qué la legalidad cubana continúa manejándose desde la oficina del jefe de la policía política, el general de división Fernández Gondín?
El 22 de abril del año 2000, el niño Elián González fue sacado por la fuerza de una casa miamense, por agentes federales. La foto del chico aterrorizado y de su salvador, el pescador Donato Dalrymple, encañonados, le dio la vuelta al mundo, y su autor, el reportero Alan Díaz, fue galardonado con el premio Pultizer.
Para regocijo del dictador Fidel Castro, el caso Elián se había convertido en un bombazo mediático.
Todo lo contrario sucede hoy al sur de La Habana, en una modesta vivienda de Calabazar, donde dos niños tan dañados como Elián, por la pérdida de su madre y el secuestro de un régimen despiadado, permanecen desamparados por la opinión pública. Simplemente,  Diarki y Xavier parece no tener derecho a ser príncipes enanos.



Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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