
La férrea censura gubernamental oculta las denuncias de la oposición sobre torturas cometidas por funcionarios del Ministerio del Interior, en las estaciones de policía y centros penitenciarios, sobre todo en estos últimos tiempos, por lo que muchos cubanos no conocen que esos lugares son verdaderos centros de tortura, donde los tratos crueles y degradantes a los reos constituyen la regla y no la excepción.
Los actos de repudio, ordenados por el gobierno contra las decenas de miles de compatriotas que decidieron emigrar por el Mariel, en 1980, y en los que se instigó a una parte del pueblo a maltratar y humillar a la otra parte, son la muestra más tangible de los tratos crueles y degradantes que el gobierno revolucionario le ha infligido al pueblo de Cuba.
Esos maltratos y humillaciones colectivos contra ciudadanos indefensos han respondido a una política del Estado cubano, a lo largo de decenios, y aún hoy son utilizados de forma sistemática contra opositores al régimen.
Desde Moisés a nuestros días, exceptuando la Inquisición, quizás no haya otra habido institución que se haya dedicado a la tortura durante tanto tiempo, y con tanta meticulosidad, en su desafortunada persecución contra los herejes, homosexuales y blasfemos.
Pero incluso la Iglesia Católica, gestora de la Inquisición, mediante la figura del Papa Juan Pablo II, pidió perdón por los errores que hubieran cometido sus torturadores a lo largo de la Historia. En una carta enviada a sus cardenales, el Papa exhortó a la Iglesia Católica a reconocer los errores cometidos “por sus hombres, en su nombre”.
La soberbia de los gobernantes cubanos no le permite admitir sus errores, y le ha llevado a declarar que en la Cuba comunista jamás se ha maltratado a un prisionero. Han querido ocultar la lamentable imagen de las prisiones cubanas con la propaganda de que la revolución “ha convertido las prisiones en escuelas”, pero sin insinuar siquiera un reconocimiento público de los maltratos cometidos por sus funcionarios, por no hablar ya de pedir perdón a quienes los sufrieron.
Los infamantes actos de repudio contra los opositores en la isla, son parte de una política que se ejecuta diariamente y a la que el gobierno no parece dispuesto a renunciar, por lo que parece poco probable que alguna vez se produzca una petición de perdón a las víctimas. Todo indica que los torturadores seguirán maltratando en nombre de la “revolución” , a cuanto cubano se oponga a sus designios.
Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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