sábado, 22 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación



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La lluvia estaba  haciendo un alto en su copiosa caída, una pertinaz llovizna continuaba cayendo, lo que aprovechamos para darle una vuelta a la balsa... Dos jóvenes subidos  en élla la cuidaban, para evitar que se soltaran los cabos (amarres) y se alejara de la orilla.
Hicimos una breve reunión con el grupo, (13 en total), y se acordó salir en cuanto escampara. Existe la creencia que después de un fuerte aguacero el mar queda en calma total., aunque en esos momentos una fuerte marejada balanceaba el inmenso océano...
Dada que la hora de partida estaba en dependencia de la lluvia y ésta no cesaba, decidimos llevar a mi esposa Marina, hasta Caletones, para que se quedara a dormir en casa de unas amistades. En el trayecto hacia Caletones, vimos venir un auto, que al parecer iba rumbo a Holguín. Le himos señas y nos paró. Tony, habló con el chofer y le ofreció 100 pesos para que llevara a la madre hasta Holguín. El hombre aceptó, pero sin cobrar un centavo.
Antes de subir al auto, Marina le dio un beso a su hijo, de igual forma lo hizo con Sandra, Alexander y Paquito. Vino hacia mí y me abrazó fuertemente, con lágrimas en los ojos  me dijo:- Papi, nunca te olvidaré y te esperaré todo el tiempo que sea necesario, cuida bien a los muchachos- Me entregó un abrigo que traía puesto. Yo reciproqué mis sentimientos hacia ella.
Subió al auto y partió. Sentí que el mundo se me venia encima. Un cruel presentimiento se apoderó de mí, pensé que jamás  volveríamos a encontrarnos, que nuestras vidas se separaban para siempre. Tuve grandes deseos de correr tras élla, pero algo más fuerte que mis sentimientos me lo impidió. Se  marchaba la mujer que despertó  en mí la esperanza de ser feliz por primera vez en mi vida... Se alejaba una de las pocas mujeres buenas que habían pasado por mi vida de errante y bohemio Hacia dos años que la había conocido en la Habana, iniciando una relación un 25 de julio de 1992, la cual estuvo matizada  por un mutuo amor , cariño y respeto. Realmente me sentí feliz a su lado. Si por una mala jugada del destino no volviéramos a vernos, pienso que nadie más llenará
este hondo vacío que deja su ausencia en mi vida.
Regresamos de nuevo al lugar donde se encontraba el resto del grupo. De las 13 personas que haríamos el viaje, dos eran mujeres.
La lluvia continuaba cayendo y la noche estaba oscura, como la boca de un Lobo. Se prendieron mechones, para ubicar las cosas que se llevarían  en el viaje, es decir: azúcar, agua, pan, petróleo para encender mechones y algunas golosinas.
Muchas mas personas que las que haríamos el viaje se encontraban en el lugar, pues familiares fueron a despedirse de sus seres queridos. Cerca, se encontraban otras personas, que también se marchaban  en una segunda balsa.
Algunos compañeros se habían refugiado en una casa y Tony  y yo salimos a buscarlos. El agua continuaba cayendo.
Salimos por todo el camino  gritando el nombre de Paquito y Pascual, para ver si nos escuchaban, pues no sabíamos en cual de las casas se encontraban.
A lo lejos  del camino, escuchamos una voz que decía: -¡aquí!, ¡aquí!-  Nos desviamos a  la derecha del camino, en dirección de dónde escuchábamos los gritos. 

Continuará

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