viernes, 21 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación



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En la madurez de mi vida, había sido encarcelado, humillado y después de mi liberación fui marginado y echado a un lado por mi pasado “pecaminoso” de querer irme del país. No me daban trabajo por no ser confiable. Gracias a personas amigas, pude conseguir una carta de trabajo y reabrir mi “Barbería” en horario de la tarde.
El futuro se mostraba peor que todo lo vivido. Sólo había cabida para los  “incondicionales” del régimen, los otros, éramos  “gusanos”, “agentes del imperio” y “contrarrevolucionarios”,  etc. ¿Qué sería de mí cuando ya no pudiera trabajar más?
Por otro lado, la propaganda que sostenía  el desgobierno cubano en contra de Estados Unidos, me hacia vacilar en mi decisión de irme del país.
Desde mi adolescencia había escuchado a los medios propagandísticos cubanos decir que en U S A, se discriminaba, que  le echaban los perros a los negros, que los latinos éramos maltratados, que la medicina era sólo para los ricos, que después de cierta edad no conseguías trabajo, que la violencia, crímenes, drogas, etc., etc. De 10 noticias que publicaba la prensa castrista, 9 eran en contra de los Estados Unidos de América.
Llamé a Marina para un lado y le dije  que me costaba trabajo decirle esto, pero  había decidido irme junto a su hijo, que lo pensara bien y me dijera si estaba dispuesta a seguirme. Le expliqué, con lujo de detalles, los pro y los contra que podíamos enfrentar  durante el viaje. Que la amaba con la vida, pero que no podía continuar viviendo en el estiércol  en que me encontraba .Se mostró más preocupada y contrariada que lo que había estado por la situación que estaba atravesando.
Me abrazó fuertemente y me dijo:- Papi, sabes que tengo a mi Abuelita y mi Mamita enfermas y que soy la que las atiende, pues Lidia tiene sus achaques y Magaly  tiene a su esposo e hijo que atender, no puedo irme. La situación que tengo es muy difícil. ¡Me voy a volver loca!  ¡Mi amor, yo no quisiera que te fueras, pero si lo has decidido yo te apoyo y te prometo que te esperaré toda la vida, pues también te amo!  Si te vas con Tony, estaré más tranquila, sé que tu me lo cuidarás.-.Comenzó a llorar. La comprendí. Nos abrazamos y nos besamos apasionadamente. Tal vez no la volvería a ver más.
No quise presionarla, para no tener complejo de culpa en caso de que algo malo sucediera  durante el viaje o posterior a la travesía, pero estoy seguro que de hacerlo ella me hubiera seguido.
Le entregué las llaves del cuarto que tenía en la Habana, el dinero que llevaba encima y los espejuelos.
Llamé a Tony, y le comuniqué mi decisión de irme con el grupo.Le dije que su Mamá se quedaba. Me dijo que no había problemas. No opinó ni dijo nada. Aceptaba lo que la madre y yo habíamos decidido. Desde ese momento yo era uno más del grupo “suicida”
Entrada la noche, comenzó a llover fuertemente. Decidimos guarecernos en un bohío que estaba cerca. Comencé a buscar un lápiz y papel, con el objetivo de hacerle una notica  a mi hermana Berta, donde me despedía  y distribuía mi “fortuna” adquirida durante toda mi vida  entre mis hermanos y Marina. Para mi hermano Sebastian una “flamante” moto bergumina, para Berta, una bicicleta “Forever”, para mi hermana Herminia, ropas y para Marina, otra moto bergumina y el poquito dinero que llevaba encima. A mis hijos les dejaba el inmundo cuartico que me había servido de cobija durante 35 años, además de los pocos bienes que allí habian. 

Continuará

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