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En la madurez de
mi vida, había sido encarcelado, humillado y después de mi liberación fui
marginado y echado a un lado por mi pasado “pecaminoso” de querer irme del
país. No me daban trabajo por no ser confiable. Gracias a personas amigas, pude
conseguir una carta de trabajo y reabrir mi “Barbería” en horario de la tarde.
El futuro se
mostraba peor que todo lo vivido. Sólo había cabida para los “incondicionales” del régimen, los otros,
éramos “gusanos”, “agentes del imperio”
y “contrarrevolucionarios”, etc. ¿Qué
sería de mí cuando ya no pudiera trabajar más?
Por otro lado, la
propaganda que sostenía el desgobierno
cubano en contra de Estados Unidos, me hacia vacilar en mi decisión de irme del
país.
Desde mi
adolescencia había escuchado a los medios propagandísticos cubanos decir que en
U S A, se discriminaba, que le echaban
los perros a los negros, que los latinos éramos maltratados, que la medicina
era sólo para los ricos, que después de cierta edad no conseguías trabajo, que
la violencia, crímenes, drogas, etc., etc. De 10 noticias que publicaba la
prensa castrista, 9 eran en contra de los Estados Unidos de América.
Llamé a Marina
para un lado y le dije que me costaba
trabajo decirle esto, pero había
decidido irme junto a su hijo, que lo pensara bien y me dijera si estaba
dispuesta a seguirme. Le expliqué, con lujo de detalles, los pro y los contra
que podíamos enfrentar durante el viaje.
Que la amaba con la vida, pero que no podía continuar viviendo en el estiércol en que me encontraba .Se mostró más
preocupada y contrariada que lo que había estado por la situación que estaba
atravesando.
Me abrazó
fuertemente y me dijo:- Papi, sabes que tengo a mi Abuelita y mi Mamita enfermas
y que soy la que las atiende, pues Lidia tiene sus achaques y Magaly tiene a su esposo e hijo que atender, no
puedo irme. La situación que tengo es muy difícil. ¡Me voy a volver loca! ¡Mi amor, yo no quisiera que te fueras, pero
si lo has decidido yo te apoyo y te prometo que te esperaré toda la vida, pues
también te amo! Si te vas con Tony,
estaré más tranquila, sé que tu me lo cuidarás.-.Comenzó a llorar. La
comprendí. Nos abrazamos y nos besamos apasionadamente. Tal vez no la volvería
a ver más.
No quise
presionarla, para no tener complejo de culpa en caso de que algo malo sucediera
durante el viaje o posterior a la
travesía, pero estoy seguro que de hacerlo ella me hubiera seguido.
Le entregué las
llaves del cuarto que tenía en la Habana, el dinero que llevaba encima y los
espejuelos.
Llamé a Tony, y
le comuniqué mi decisión de irme con el grupo.Le dije que su Mamá se quedaba.
Me dijo que no había problemas. No opinó ni dijo nada. Aceptaba lo que la madre
y yo habíamos decidido. Desde ese momento yo era uno más del grupo “suicida”
Entrada la noche,
comenzó a llover fuertemente. Decidimos guarecernos en un bohío que estaba
cerca. Comencé a buscar un lápiz y papel, con el objetivo de hacerle una
notica a mi hermana Berta, donde me despedía y distribuía mi “fortuna” adquirida durante
toda mi vida entre mis hermanos y Marina.
Para mi hermano Sebastian una “flamante” moto bergumina, para Berta, una
bicicleta “Forever”, para mi hermana Herminia, ropas y para Marina, otra moto
bergumina y el poquito dinero que llevaba encima. A mis hijos les dejaba el
inmundo cuartico que me había servido de cobija durante 35 años, además de los
pocos bienes que allí habian.
Continuará
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