miércoles, 21 de octubre de 2015

«El Sexto como artista y Danilo Maldonado como persona no van a echar para atrás nunca»


El Sexto el martes en su casa, tras ser liberado. (EFE)
El artista se compromete, tras ser liberado, a seguir luchando para dar visibilidad a los presos políticos desconocidos que todavía quedan en la Isla.

Danilo Maldonado cuenta cómo la ventana de la celda de castigo era muy pequeña y no podía alcanzarla para ver qué pasaba afuera; sin embargo, siempre había voces que desde afuera le avisaba cuándo su madre había ido a saber de él. Voces de otros presos que simplemente se preocupaban por su estado mientras estaba en huelga de hambre.
El grafitero atiende a medios de comunicación en su casa. (EFE)
Si de algo aprendió El Sexto durante los 10 meses de cárcel fue de solidaridad. Para los que estábamos fuera –si alguno tenía dudas aun– mostró la torpeza del sistema judicial cubano y de la Seguridad del Estado; el peligro que corremos todos y la apatía de algunos artistas amparada tras la ignorancia.
La pregunta que se hacen muchos es ¿qué hubiera pasado si Amnistía Internacional no lo hubiese declarado preso de conciencia? ¿Hubiéramos tenido que llorar a otro Zapata?
Para DIARIO DE CUBA cuenta la historia al revés: del momento de su liberación a la detención.
¿Estos meses han servido de escarmiento para El Sexto?
"Para lo único que me ha servido es para saber que puedo llegar más para allá. Para sentir que todos los días me voy a atrever más. Es como el campeón que no es la misma persona cuando empieza a discutir el título que cuando termina con la faja. Los retos y las dificultades van creciendo, los adversarios son más fuertes, y eso te da una responsabilidad y una madurez ante la obra. Y ganas una conciencia de lo que estás haciendo.
Mi trabajo me ha permitido unir a mi familia; que mis amigos que viven conmigo en mi barrio pobre, estén orgullosos de conocerme; que muchas personas que viven en otras partes del mundo y que no me conocen, se hayan comunicado entre sí. Entonces si ese trabajo me lo ha dado todo yo tengo que dárselo todo también.
Este es solo un paso a otro punto superior.
No sé si lo que viene es más tiempo de prisión, pero de lo que sí estoy seguro es que El Sexto como artista y Danilo Maldonado como persona no van a echar para atrás nunca porque en definitiva mi obra ha sido, a la vez, el ángel protector de mi vida. Lo que tengo que hacer es dejarme llevar. Es sencillamente tirarme al precipicio con ella."
La prensa extranjera, los amigos de adentro y de afuera de Cuba, Amnistía Internacional no dejan que el teléfono descanse un segundo. Unos lloran o felicitan y otros brindan su apoyo al artista. Ha tenido contar cómo fue que lo liberaron un montón de veces en apenas dos horas.
"Desde el sábado a primera hora me había declarado en huelga de hambre porque ellos habían prometido que el pasado viernes, justo cuando se cumplían los 15 días, me liberarían y no lo hicieron.
Estaba en el destacamento y esperaba que de un momento a otro me llevaran a la celda de castigo a la que no me habían trasladado porque estaban llenas y tenían con la lluvia, los tragantes tupidos.
Sobre las 10 de la mañana me dijeron que recogiera todas mis cosas y que los siguiera. Me llevaron hasta el 96 que es el punto donde está el cordón de seguridad y me pusieron unas esposas con el maletín encima. Me llevaron a la oficina del jefe del penal y el jefe de la prisión estaba ahí junto con este tal negociador que me había prometido que me daría la libertad.
Tratando de hacerse el buena gente me dijo: '¿No te prometí que te iba a dar la libertad hoy?' Sacó un papel de la fiscalía donde decía que mi causa quedaba sin efecto y que se me aplicaba un cambio de medida.
Me acusaban supuestamente de desacato. Firmé y me trataron de dar una muela monga esa de 'mira la inmadurez a donde te iba a llevar, porque eso es un acto de inmadurez, tú que eres una persona joven, llena de vida', bla bla bla…
Entonces me di cuenta de que me estaban grabando, debajo de un bulto de papeles tenían una grabadora. La vez anterior les permití grabar para que quedara constancia de que me estaban haciendo una promesa. Esta vez les dije bien claro, para que quedara constancia también, que quería estar en los Estados Unidos seis meses, que iría a exponer mi obra por allá, pero que después regresaría para seguir con mi trabajo.
Me metieron en un carro con cristales oscuros y me dejaron frente a  la casa.
Mi mamá cuando me vio le dijo horrores. Empezó gritándome: 'Ay, mijo, ¿ya te liberaron estos hijos de puta?'".
Además de esos 10 meses subirle la parada a El Sexto como artistas, ¿qué más puedes contar?
"Ha sido una experiencia llena de colores porque pese a todo hice muchos amigos allí. Gente que indiscutiblemente tenía que conocer en mi vida. En esta ocasión lo vi todo con más claridad. Aunque a veces sentía que estaba perdiendo mucho tiempo de vida y me sentía desolado porque quería estar cerca de mi familia.
Pero tenía que aceptar que estaba en una universidad de la vida, en la que a lo mejor te toca pasar por una asignatura que no es la que más te gusta pero que para superar ese grado tienes que aprobarla.
Estuve todo el tiempo pendiente a porqué yo estaba ahí y qué era lo que me estaba aportando ese lugar. Sacando lo mejor sin mellar mi carácter de jodedor. Me di cuenta que muchas personas piensan que los disidentes son personas tristes y yo no tengo nada que ver con eso.
Yo soy una persona feliz. Primero porque soy libre, contento de hacer lo que quiero hacer. Nunca he sido de los que llega a la casa a ver la novela que me gusta y a hablar mierda del jefe que tengo que mirar al día siguiente.
Claro yo tengo un sueño, que es que cambie el futuro de mi país, pero mientras tanto estoy haciendo lo que quiero."
¿En estos meses te has permitido soñar como artista?
"Esto que empezó en cero, aquí en el barrio tomando alcohol o haciendo cualquier cosa,  permitió que mi obra brincara kilómetros y kilómetros, llegando a Holanda, a los Estados Unidos, a Noruega, pues entonces yo quiero más. Y mi fórmula es sencilla para que lleguen grandes cosas hay que sacrificar otras grandes cosas. Si para esto fue para lo que nací, entonces quiero darme completo. Y aprovecho cada oportunidad.
¿La huelga de hambre? Es una obra de arte, El despertar. Los dibujos, la gente que conocía. Estuve rodeado de arte y asumí la experiencia desde el conocimiento.
Miro para atrás y realmente no sé cómo fue que esto empezó en mi vida, pero lo que si sé es que siempre he estado preparado.
Como en Holanda cuando nadie esperaba que me encadenara frente al museo de La Haya, medio desnudo, a una temperatura cercana a cero grados, durante dos horas, en un festival de performance al que había sido invitado. Y no me dejaron entrar porque estaba sin camisa. Y me dije, pero si yo vivo en un país donde ni siquiera puedo hacer mi obra, si no la puedo hacer allá adentro la hago aquí afuera. Eso es bobería. Y cogí mis 24 metros de cadena, me amarré a un extremo, al otro puse Cuba y detrás un cartel que decía It’s Now!. A mi me gusta mucho el performance porque es un reto."
Cada vez que entrabas en huelga o salías a María Victoria le decían que tú estabas bien, que te mantenías con muy buen humor. ¿Cuánto hay de verdad en eso y cuánto de mentira?
"Es duro, pero para mí es un proceso más psicológico porque quería más estar con mi familia y vencer en mi lucha, que comer. Ellos me abrían la puerta en forma de chantaje y me preguntaban si ya me había arrepentido. Y mi respuesta siempre era la misma: 'Yo se lo que estoy haciendo, déjame seguir aquí'.
Al principio no permití atención médica, después la tuve que recibir. Ayer tuve fiebre de 38 y medio porque tengo el cuerpo un poco débil y me calló el catarro."
Hace un repaso del día de su detención. Se burla de su propia ingenuidad. Grita: "¡Me chivateó el taxista!" y empieza a contar los hechos al detalle:
"No estoy seguro, ¿eh? Y no quiero hacer falsas acusaciones. No obstante en todo momento yo lo defendí diciendo que él era un taxista que yo había contratado para trasladar los puercos de un lugar a otro. Pero el punto es que el taxista es una persona que ha trabajado conmigo en otras ocasiones y que en algún momento me sirvió para transportar al Martí con la cabeza reventada y no había ocurrido nada. Pero después pasó algo raro. Hubo alguien que fue a recoger el Martí a nombre mío a casa de Alexandra, la madre de mi hija.
Después pasó el 10 de diciembre y él era uno de los que estaba acuartelado, vigilando.
En ese momento no quise saber si era policía o no, y quizás en algún momento delante de él comenté que quería hacer este performance.
Ese día estoy en San Agustín, pinto los puercos, llamo al taxi y me dice que a eso de las dos pasaría a buscarme. Y en vez de irnos por la avenida 51 para llegar al Parque Central más rápido, se desvía al Vedado hasta 21 y Paseo, llega a su casa y me dice que tiene que entrar al baño porque tiene una urgencia. Se demora muchísimo en el baño. Cuando salimos baja por todo 21, dobla por O, coge 23 a salir a Malecón y allí, tres patrullas esperando.
Lo arrimaron, le pidieron la licencia y le dijeron que estaba circulado. Y de ahí directo para Infanta y Manglar. En el camino, es donde te llamo a ti.
Cuando llego a la unidad es cuando me quitan el teléfono y todo lo demás.
Me dio tiempo a esconder el iPad debajo de la alfombra del carro de él. Y no sé si él devolvió el iPpad para que pensaran que no tenía nada que ver con lo que me pasó o intentó entrar y lo bloqueó o sencillamente él no tenía que ver con el hecho. En el iPad era donde estaban las únicas pruebas de lo que sucedería porque estaba el proceso de la pieza.
No puedo asegurar que fuera de la policía tampoco porque aquí a cualquiera lo pueden chantajear. Él mismo, su mujer trabaja en la aduana y quizás ese fue su punto débil."
Además de un viaje programado durante seis meses a los Estados Unidos donde expondrá los dibujos de la cárcel, Danilo Maldonado tiene otros planes.
"Creo que debemos buscar los nombres de prisioneros políticos que no son tan visibles y seguir luchando hasta que salga el último. Si por mi fue posible que varias personas se juntaran, tenemos que lograr lo mismo para ellos.
Por ejemplo, Ernesto Borges lleva 17 años preso y lleva años esperando la condicional y ni siquiera eso ha recibido.
Una de las cosas que aprendí es que si no te conocen simplemente te pasan por arriba. Se aprovechan de que aquí no haya internet, de que los medios de prensa son de ellos. Se aprovechan de que la gente no sabe nada mientras que hay gente en las cárceles injustamente. Hay que visibilizarlos. Y si yo estoy fuera me parece justo que esa sea mi nueva meta, ¿no?"

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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