jueves, 25 de junio de 2015

¿Desarrollo humano en un país sin libertades?


El régimen se ha dedicado a dorarle la píldora a organizaciones como la ONU, la UNESCO o la UNICEF
represion 1LA HABANA, Cuba. – Hace poco, durante una conferencia en la Universidad de Puerto Rico, quedé estupefacto al escuchar cómo una profesora citaba a Cuba en tanto ejemplo de Desarrollo Humano para el área del Caribe y todo el continente. No se apreciaba premeditación política en sus afirmaciones. Simplemente apeló a estadísticas e informes de instituciones internacionales, al parecer confiada plenamente en el crédito del emisor, y sin referencias de fuentes más vivas, para el cotejo. El asunto es que me hizo sentir avergonzado de representar de algún modo a mi país, ante circunstancias en las que quizá debía enorgullecerme.
La cínica componenda, bien estructurada y oportunamente puesta en órbita, puede convertirse en hecho histórico. Maquiavelo lo tenía claro, hace ya más de cinco siglos, así que cuánto mejor aprendido no lo tendrán nuestros caciques, que son alumnos suyos aventajados, aun cuando actúen mucho más a lo bestia.
Luego de hacer trizas casi todas las bases para el Desarrollo Humano en nuestra islita, este régimen se ha dedicado, con esmero paciente y frío, a dorarle la píldora a prestigiosas organizaciones como la ONU, la UNESCO o la UNICEF (y, por su conducto, al ámbito académico internacional, particularmente al de E.U), para redondear la masacre, haciéndole creer al mundo civilizado que su dictadura -involutiva y aun salvaje en más de un aspecto-, representa un proyecto revolucionario de carácter humanista y emancipador.
A los historiadores y a los sociólogos o antropólogos y tal vez a los psiquiatras del futuro, corresponderá explicar cómo, mediante cuáles artilugios de la insana política o bajo qué tipo de trampas, lograron llevar el gato al agua. Pero lo cierto es que el año pasado Cuba ocupó el 44 lugar entre los países con mejores índices de Desarrollo Humano a nivel del planeta, y está entre los primeros en el Caribe. Uno no sabe sí reír o llorar ante el dato, pero así aparece en los registros más serios, los que irremediablemente sirven de referencia tanto para los ingenuos y casposos “entendidos” como para los amañados cómplices.
Aunque esté de más, habría que puntualizar que, según lo conceptuado por la propia ONU, el Desarrollo Humano de cada nación se mide, ante todo, por la posibilidad del grueso de los habitantes para llevar una vida que cubra sus expectativas y que les permita desarrollar todo su potencial como seres humanos.
Y así tenemos que un país donde la única ilusión de la juventud es huir, a riesgo incluso de la vida, en busca de su crecimiento material y espiritual. O donde los ancianos constituyen una carga que nadie puede echarse encima y, por tanto, ante la que nadie se conmueve, incluido el Estado. O donde los ciudadanos son excluidos, acosados, encarcelados por sus ideas políticas. O donde el trabajo ha perdido su función como sustento de la existencia familiar y esencia del progreso nacional… Ese país alinea ahora como paradigma de Desarrollo Humano.
Un par de años atrás, el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Abelardo Moreno, mentía descaradamente al declarar ante el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que su gobierno ha consagrado en sus leyes la indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos, políticos, sociales y económicos.
También dijo, como si tal cosa, que la vetusta dictadura que él representaba se había sometido al EPU “sin discriminaciones, sin doble rasero y sin selectividad”.
Lo raro, insisto, no es que él lo dijera, sino que allá y acullá se lo creyeran, sin que a nadie se le ocurriese emprender una verificación in situ y a fondo, lo cual, como sabemos, es fundamento para las más elementales conclusiones científicas.
En fin, no es mi propósito aburrir a los amables lectores con otro palique sobre más de lo mismo. Así es que me limito a dejar constancia de algunos otros parámetros que se utilizan como guía para medir el Desarrollo Humano de un país:
Respeto a los derechos humanos. Economía sólida basada en tecnología de punta para hacerla funcionar. Sociedad civil e instituciones democráticas autónomas y fortalecidas. Igualdad entre las personas, al margen de cualquier prejuicio. Fin de la discriminación por motivos de género, raza, origen étnico, económico o religioso. Libertad de pensamiento y de expresión. Eliminación del temor, ante las amenazas a la seguridad personal, a la detención arbitraria y otros actos violentos por razones políticas. Eliminación de la miseria. Libertad para desarrollar y materializar plenamente el potencial de cada individuo. Eliminación de la injusticia y de las violaciones del estado de derecho. Posibilidades y garantías para disponer de un trabajo decoroso y sin explotación.
Quienes se tomen la molestia de sopesar estos parámetros, ya me dirán si Cuba aplica en uno solo de ellos para sustentar la engañifa de su Desarrollo Humano. En cuanto a lo demás, como diría Jesucristo, quien quiera entender que entienda.


Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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