jueves, 31 de enero de 2013

El castigo de viajar en Yutong


LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -El reciente fin de año hice un viaje desde Guantánamo a la ciudad de Cienfuegos para visitar a mis padres. Antes tuve que pedirle a una cuñada, residente en Santiago de Cuba, que me comprara los pasajes en la agencia de reservación de esa ciudad, pues, en Guantánamo, dicho trámite no puede hacerse. No existe una ruta de ómnibus, un tren, mucho menos un avión que enlace directamente a ambas ciudades capitales de provincias.
Para colmo, el último ómnibus de Guantánamo hacia Santiago de Cuba sale aproximadamente a las tres de la tarde y llega sobre las cinco, mientras el ómnibus que va a Cienfuegos sale de Santiago de Cuba a las diez de la noche. Así que quien haga ese viaje procedente de Guantánamo, debe añadir siete horas a las catorce que dura habitualmente el trayecto Santiago-Cienfuegos.
Una de las quejas más frecuentes de los clientes que nos vemos obligados a viajar en Yutong es con respecto a la cercanía de los asientos. Unos dicen que los asientos vinieron así porque los chinos son personas pequeñas. Otros argumentan que fue en Cuba donde situaron los asientos de esa forma, con el objetivo de transportar a una mayor cantidad de personas y obtener más ganancias. Lo cierto es que si la persona que viaja delante, reclina el asiento hasta el límite, quien viaje en el asiento posterior tendrá que hacer lo mismo, creándose una especie de efecto dominó. El problema se agudiza cuando alguno de los viajeros es alto o demasiado grueso.
Esta situación ha sido denunciada en algunos espacios para quejas de los periódicos nacionales, pero, hasta la fecha, los dirigentes de la Empresa Nacional de Ómnibus se han desentendido de este  reclamo, a pesar de que un pasaje desde Guantánamo a La Habana cuesta ciento setenta y cinco pesos, y uno desde Santiago de Cuba a Cienfuegos, ciento treinta y tres. Si el salario medio en Cuba fuera quinientos pesos -en realidad es muy inferior-, el pasaje a la capital representaría 35%  del salario del viajero, y el de Santiago a Cienfuegos, 26.6 %.
A la citada incomodidad se unen ciertas prácticas de los choferes que, aunque también han sido objeto de múltiples denuncias públicas, no han podido eliminarse. Las más notorias son la pésima calidad y vulgaridad de la música que imponen a los viajeros, las paradas fuera de los lugares establecidos con el objetivo de montar pasajeros y cobrarles el viaje para su beneficio o para adquirir todo tipo de productos. Durante mi viaje de ida, entre Sancti Spíritus y Cienfuegos, los conductores del ómnibus recogieron a más de cincuenta personas en el camino. Igual ocurrió durante el regreso, en el tramo Holguín – Santiago de Cuba, esta vez con el agravante de que quienes abordaron el ómnibus lo hicieron de madrugada, conversaban en voz alta y molestaban a los que  tratábamos de conciliar el sueño, luego de diez horas de viaje.
Conversando con uno de los choferes sobre este asunto, le indiqué que la aglomeración de las personas en el pasillo del ómnibus molestaba a los demás viajeros, y me respondió que esa era la única forma de lograr que el viaje les resulte provechoso, pues ganan muy poco. Dijo que hasta los inspectores han tenido que hacerse de la vista gorda, pues de continuar aplicando sanciones, la empresa se quedaría sin choferes.
Sobre la calidad de los ómnibus chinos, el chofer me respondió que el motor es muy bueno pero la carrocería no, que uno de los problemas más serios que enfrenta la empresa es la carencia de piezas de repuesto y gomas, y que en estos momentos están funcionando alrededor de mil cien ómnibus, mientras una cifra similar está parada, por lo que pronto el país volvería a sufrir  restricciones en el transporte interprovincial.
Así, sufriendo la incomodidad, las impertinencias y falta de educación de algunos pasajeros, hice mi viaje de fin de año. Catorce horas de travesía en las que pensé lo mucho que me gustaría que a los diputados pertenecientes a la comisión de transporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular los trasladaran en una Yutong desde La Habana hasta Maisí y viceversa, arrinconados en sus asientos, acompañados por la estridencia de los reguetones, las reiteradas paradas de los choferes y la aglomeración de pasajeros indeseados en los pasillos. Quizás después de un viaje como ése se atrevan a prestar oídos a las quejas del pueblo.

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario