
San Lázaro, en el santoral católico, es conocido por Lázaro de Betania, un personaje bíblico que aparece sólo en el Nuevo Testamento, hermano de María y Marta. Vivió en Betania, un pueblo a las afueras de Jerusalén. En su casa se alojó Jesús al menos en tres ocasiones. Es famoso, principalmente, porque, según el Evangelio de Juan, fue revivido por Jesús. A partir de esta historia, su nombre es utilizado frecuentemente como sinónimo de resurrección.
Sin embargo, en la creencia sincrética afro cubana, San Lázaro es reconocido como Babalú Ayé. Simboliza, entre otras cosas, los viajes largos, los países extranjeros, la filosofía, las leyes, la religión, los altos cargos en la iglesia, la profecía, el milagro… Y es venerado muy particularmente como santo restaurador de la salud, en especial de los que tienen problemas en las piernas, o quienes padecen de llagas en cualquier parte del cuerpo. Precisamente, aledaño a su santuario, en El Rincón, pueblo de las afueras de La Habana, existió durante mucho tiempo un hospital destinado a pacientes con lepra.
Ya estamos en diciembre, cierre del año también en Cuba. Debería ser un mes de jubiló y alegría, por las muchas celebraciones que en él acontecen. Sin embargo, en la atmósfera se percibe tristeza y también una tensa calma, como indicadora de un posible detonante interno. Sobre el futuro individual y colectivo pesa una especie de premonición, algo incierto, opresivo. Los cubanos, creyentes o no, parecen preguntarse por estos días: ¿a dónde iremos a parar?
Gran parte del pueblo cubano cree en San Lázaro y lo venera. La gente le hace con promesas, algunas pagables o imposibles de cumplir. Algunos, ofrendan gestos de sacrificio físico; como peregrinar hasta el santuario, de rodillas o arrastrándose por el suelo, arrastrando pesadas piedras amarradas a sus tobillos. El pueblo desesperado, pide, clama por sus milagros de esta forma vehemente.

Cada uno de nosotros carga el gran Garabato y lo lleva el tiempo que pueda resistir el peso, a la par que se reza, pidiendo por la salud y la suerte del pueblo cubano. Se canta, se baila, se hacen intervenciones callejeras (“performances”) a lo largo de la marcha, se les obsequian flores y poemas a las personas. El Garabato es un símbolo para que se abran los caminos.
La convocatoria de OMNI y la sociedad civil molesta al regimen, que las observa muy de cerca. Este lunes 17 de diciembre no será la excepción, la policía política querrá “monitorear” el peregrinaje con el Garabato hacia El Rincón. Pero la presencia de los represores no impidirá que nuestro grupo crezca más cada año, ni que continúe aumentando nuestra fe.
Sabemos que San Lázaro nos dice que es cuestión de fe y de tiempo. El principio del fin de esta dictadura ha comenzado y el Garabato nos ayudará a que se abran los caminos para Cuba.
Posted by: "Comité Pro Libertad de Presoa Políticos Cubanos"
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