lunes, 10 de octubre de 2011

RECORRIDO EN BALSA (CAPITULO 1) Continuación



(10)
 Rescatan a 28 balseros que querían huir de Cuba
                                    
Guillermo terminó de reparar el camión sobre las 7pm, por lo que decidimos posponer el viaje para el siguiente día, a la misma hora.
A las 2:10pm del día 28 de agosto, escuchamos la corneta del camión de Pedro, el cual nos espera en la esquina de la cuadra. Estábamos preparados, por lo que de inmediato salimos. Nos montamos en la cabina del vehículo, junto a Pedro y partimos hacia Gibara. Esta vez sí llegaríamos.
En el trayecto, Pedro y yo comentábamos sobre la crítica situación que se estaba viviendo. Cada día transcurrido era peor que el anterior y no se vislumbraba, ni a corto ni a mediano plazo, medidas que mejorasen la terrible situación por la que atravesaba la isla.
Al llegar a un lugar conocido por “Aguas Claras” observé aglomeración de personas a ambos lados de la carretera. Un Sr. vestido de amarillo detenía a los vehículos  estatales que pasaban en ambas direcciones, le pedía la hoja de ruta al chofer y de acuerdo al lugar de destino le subía personas al transporte, hasta a atiborrarlo de improvisados pasajeros. Previamente se les había entregado un tiket con un número, el cual iban llamando por su orden. Los que les convenia la ruta, debian pagar el importe que le correspodería pagar en un ómnibus. El dinero era depositado en una alcancía que el hombre vestido de amarillo ponía antes de subir al vehículo.
Puede ver personas con zapatos amarrados con alambres , en chancletas, ropas rotas y sucias. En esta parte de la isla, el período especial se hacía sentir con mayor fuerza y crudeza. Estas escenas se repetían en las terminales de ómnibus y ferrocarriles.
Pasamos despacio, pero sin ser detenidos. Pocas veces detienen a un vehículo con chapa particular.
El gobierno había habilitado estos puntos en todo el país, con el propósito de aprovechar al máximo las capacidades del transporte estatal, pues el transporte público de ómnibus, trenes y “Guarandingas” apenas existía.
Continuamos viaje hacia Gibara. Era la segunda vez que pisaba tierra gibareña.  En los primeros días de noviembre de 1959, había estado por las montañas de la región, durante la desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos. La incipiente dictadura cubana, trataba de ocultar la verdadera causa de la muerte de Camilo, y para ello movilizó a gran parte de la población cubana en la infructuosa búsqueda del legendario guerrillero.
¡ Que lejos estaba  el pueblo de Cuba, de imaginar siquiera, que el único y verdadero culpable de la muerte de Camilo, era  el propio Fidel Castro Ruz ¡
Ya en la entrada de Gibara, pude ver, en la parte derecha del camino, que habían desbrozado una arboleda de pinos que en otros tiempos le daban esplendor y belleza a esta parte del poblado, según el decir de Pedro Estrada.
La población venia a recrearse y a disfrutar, bajo las sombras de los pinos cortados, momentos agradables junto a sus familiares. Los fines de semana acudían allí cientos de excursionista locales para bañarse  y pasar el día en este exquisito lugar.
Este pinar fue cortado porque a un “sesudo” del gobierno local se le ocurrió sembrar cocos. Hoy la población no tiene ni pinos ni cocos, perdiendo el único lugar cercano  de esparcimiento que tenían.
Al entrar al pueblo se observa un pequeño malecón, de unos cien  o docientos metros de largo.

Continuará

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