lunes, 8 de octubre de 2012

El desamparo de los cuentapropistas

| Por Alberto Méndez Castelló
 


PUERTO PADRE, Cuba, octubre, www.cubanet.org – Dos muertos produjo la avalancha de un arenal ocurrida pasada la tarde del pasado lunes aquí. Las muertes ocurrieron cuando trabajadores por cuenta propia quedaron sepultados en el socavón de donde extraían la arena.
Los fallecidos son Alfredo Camacho y Ricardo Ochoa, de 21 y 24 años de edad respectivamente, residentes en el poblado del desaparecido central Chaparra
Años atrás, el dragado del puerto generó gran cantidad de grava y arena procedente del lecho de la bahía, las que fueron depositadas en el litoral.
La ausencia de mercados de materiales para la construcción hicieron que, desde mucho antes de autorizarse el trabajo por cuenta propia, numerosas personas dotadas con tractores, carretas, picos y palas se dedicaran al lucrativo negocio de extracción y venta de arena. El precio del metro cúbico oscila entre 120 y 160 pesos (unos 7 dólares).
En una buena carreta se pueden transportar entre cinco y seis metros cúbicos, y como la arena procede del dragado y no de la duna, su extracción y venta son lícitas. No es raro ver a los areneros transportando y pregonando su mercancía por las calles.
Sin embargo, este es un trabajo duro y peligroso. Antes que estos dos jóvenes murieran sepultados vivos, el conductor de un tractor arenero murió instantáneamente cuando inflaba una rueda, que le explotó sobre el pecho.

Hoy en Cuba están legalizadas 181 actividades para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, y por lo menos 25 de estos trabajos entrañan enormes peligros para la vida o la salud de quienes los ejercen.
Con solo echar un vistazo al listín de trabajos por cuenta propia autorizados en Cuba usted puede apreciar riegos provenientes de trabajar en las alturas, expuestos al fuego, la electricidad, el calor, las emanaciones de sustancias tóxicas o incluso a las picaduras o mordiscos de animales.
Es cierto, el decreto ley 278 del presidente del Consejo de Estado prevé pensiones por invalidez total, temporal, permanente o por causa de muerte.
¿De qué le sirve una pensión a José Alberto, el hijo del tractorista que murió por la explosión del neumático? ¿De qué sirve una pensión a las familias de los dos jóvenes que murieron sepultados en la avalancha de arena?
Nada menos que 27 resoluciones y decretos leyes regulan el trabajo por cuenta propia y la reducción de empleos estatales en Cuba, medidas jurídicas que inexorablemente un ejército de inspectores hace cumplir sin que de hecho, ni de derecho, se tenga en cuenta la protección física de los cubanos que se ganan la vida por su cuenta a brazo partido.
Para nadie es un secreto: la legislación y el ejercicio de la protección del trabajador cubano son insuficientes. Lo prueba la ineficaz seguridad de los puestos de labor y la abultada cifra de accidentes de trabajo, compensadas con pensiones que en nada indemnizan las mutilaciones, las enfermedades irreversibles y mucho menos la muerte.
La situación ahora se agrava: 397,000 trabajadores por cuenta propia –el 13 por ciento de la fuerza de trabajo en Cuba- en demasiados casos permanecen en labores de alto riego sin las condiciones mínimas de seguridad e inspección especializadas de protección física que existen en los empleos estatales. La muerte de estos dos jóvenes areneros ahora viene a recordárnoslo.
¿Acaso el gobierno cubano tomará medidas más efectivas para que no continúen perdiéndose vidas en puestos de trabajo de alta peligrosidad?
Esperemos que sí. Ya son demasiados los mutilados, los enfermos y las familias que lloran la pérdida de sus seres queridos.


Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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