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El viaje del mandatario del régimen cubano, Raúl Castro, a Vietnam y a
la Republica Popular China molestó intensamente a su hermano Fidel,
comandante retirado y ex-jerarca principal del Castro-estalinismo en
Cuba.
En su afán obsesivo de prolongar su sistema decadente y sin importarle
el sufrimiento del pueblo cubano, Fidel Castro criticó públicamente al
régimen de China Comunista. Ahora bien, aunque dicha nación no ha tenido
la decencia de garantizar a sus ciudadanos los derechos humanos
básicos; por lo menos ha dado pasos concretos para liberalizar su
economía e instaurar un sistema de mercado libre al cual ha llamado de
manera arbitraria, Sistema Socialista de Mercado.
Con su reforma y las grandes inversiones de empresas capitalistas, China
Comunista se ha convertido en la segunda economía mundial, después de
los EUA. Vietnam ha imitado a China instaurando un tipo de régimen donde
existe una economía de mercado sin libertades pero que le permite
recoger los frutos de estas reformas económicas.
¿Cuál es entonces el temor que llevó a Fidel Castro a revivir
acontecimientos tan distantes en el tiempo como varias décadas faltando a
los más elementales principios de decencia y de pudor al desatar su ira
contra una persona fallecida como Deng Xiaoping?
La respuesta es simple para todo el que conozca al sujeto y esté al
tanto de la realidad cubana. Castro está aterrado de que los ciudadanos
cubanos--con sus talentos, esfuerzo personal y una economía de
mercado--puedan autoalimentarse, desarrollar económicamente a su país y
liberarse de la tutela del estado todopoderoso. Y peor aún, para Castro,
cualquier éxito del pueblo cubano pondría de manifiesto la incapacidad
de su régimen para crear una sociedad próspera y feliz en el curso de su
mandato absoluto de más de cinco décadas. Su mediocridad administrativa
y su liderazgo ineficaz serían manifiestamente evidentes ante la
historia de la nación y de la humanidad.
Raúl fue quizás en busca de fórmulas que le permitan iniciar un débil
proceso de reformas que le alejen de las fuertes criticas de su pueblo,
en especial de instituciones religiosas. Existen, por otra parte, países
poderosos interesados en la mano de obra barata y en las leyes débiles
el mercado cubano que les permitan sacar cuantiosas ganancias a sus
empresas, tal como hacen en los países comunistas de China y Vietnam.
Otra de las consideraciones de Raúl Castro y sus acólitos de la cúpula
militar y del Partido Comunista es que este proceso de reforma podría
facilitar la permanencia de su régimen dictatorial mas allá de sus
muertes. Pero si estas fueron sus motivaciones podrían llevarse una gran
decepción. El pueblo cubano no está dispuesto a aceptar la fórmula
vejaminosa de pan con esclavitud. Siente que ha llegado la hora de pan
con libertad.
En este sentido, tengamos en cuenta que este mes de julio nos hace
evocar grandes ideales y recuerdos de libertad. Un cuatro de julio de
1776 se hizo realidad la grandiosa Revolución Americana que durante 236
años ha iluminado al mundo. Al otro lado del Atlántico, la toma de la
Bastilla, en la Francia de1789 promovió los ideales de libertad,
igualdad y fraternidad. Y al sur de nuestra atormentada isla, la
independencia de los pueblos latinoamericanos, siglo XVIII, fue
inspirada en las epopeyas de Francia y los Estados Unidos.
Cuba no se quedo atrás en este amor al más sublime ideal político, la
libertad. Nosotros también tuvimos nuestro cuatro de Julio, pero de
1851. La Revolución Cubana, inspirada en la del Norte dio inicio en
Puerto Príncipe, actual Camagüey, donde cubanos dignísimos dejaron su
impronta para el futuro de una Cuba libre. Este grito de Joaquín Agüero
fue el paradigma de los gritos de independencia de 1868, 1895 y la
formación de la Republica cubana, el 20 de mayo de 1902. Sepan nuestros
tiranos que sus ideales de libertad están vivos en la conciencia del
pueblo cubano.
Yo les digo a mis compatriotas que no nos dejemos engañar por las
promesas de bienestar futuro del régimen castrista. Durante más de
cincuenta años, ellos han estado viviendo rodeados de lujos y riquezas.
Mientras tanto, lo único que han repartido al pueblo cubano, en
abundancia y con singular descaro, han sido miserias, hambres y
violaciones flagrantes de sus derechos humanos.
Ha llegado la hora de que este pueblo se libere de una vez y para
siempre del servilismo y del temor al gobierno dictatorial de los
Castro. Nosotros tenemos ahora la obligación y la oportunidad de gestar
nuestra propia Revolución Libertadora. Porque sólo a través de la
libertad y del respeto a nuestros derechos humanos inalienables podremos
fundar nuestra República libre y soberana bajo la fórmula martiana del
amor triunfante: "Con todos y para el bien de todos".
Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Medalla Presidencial de la Libertad
lawtonfoundation@lawtonfoundation.com – www.lawtonfoundation.com
Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbisce
Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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