jueves, 22 de septiembre de 2011

Ser o no ser

Por: Jorge Olivera Castillo

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – La valentía puede ser una suerte de impulso que desaparece sin apenas dejar huellas. He observado esas conductas en que el coraje momentáneo no es más que un camuflaje para ocultar el miedo.

Cuando se vislumbra el garrote se activan las zonas del pánico y comienza a fluir la materia prima para potenciales retractaciones o silencios que la cobardía amolda a su gusto. Si previamente no se aseguran las convicciones se corre el riesgo de caer de bruces en el desprestigio.

El pintor Pedro Pablo Oliva parece que no midió el alcance de sus declaraciones. Después de ser despojado de su puesto en la Asamblea Provincial del Poder Popular y de su Casa-Taller, a raíz de sus opiniones críticas, ahora guarda silencio, no se sabe si para evitar otros castigos o tal vez en busca de futuros perdones que le garanticen la reintegración.

No se puede condenar a nadie por tener miedo. Sin embargo, una figura pública de la dimensión de Pedro Pablo Oliva debió tener más cuidado al asumir esta postura. La calidad de su arte no sufrirá, pero su credibilidad como ciudadano podría estar en juego.

Callar o borrar de sus contactos a personas que antes eran sus amigos, son dos de las acciones posibles a instancias de su caída en desgracia. No quisiera pensar en una carta con elogios hacia sus verdugos. A nadie asombraría la escenificación de estos actos en que las víctimas se acusan de las peores bajezas.

Todavía se recuerdan los avatares del poeta Heberto Padilla delante del tribunal, leyendo el panfleto donde aparecían loas a sus captores junto a la aceptación de los “viles errores” cometidos por él y otros de sus más cercanos colegas.

Me hubiese gustado ver al afamado pintor exponiendo sus criterios con la misma voluntad que lo hizo en sitios digitales alternativos y en una emisora de radio de Miami.

Desafortunadamente no ha sido así. Al repasar los hechos, salta a la vista la pasividad de sus colegas. Ninguno le brindó el apoyo necesario, no obstante tener similares opiniones en cuanto a temáticas sociales, artísticas y económicas que demandan cambios urgentes.

Ante el dilema de optar por la libertad o permanecer en las redes de la doble moral, es oportuno elegir de manera concluyente la decisión a tomar. Saltar las barreras de la censura no es cualquier cosa. Es un acto que demanda entereza y convencimiento, audacia y nervios de acero. Quien no posea esas dotes, que continúe bajo el yugo de las simulaciones.

Peor es encerrarse en el mutismo o empezar a diseñar las variantes del arrepentimiento, tras haber abordado públicamente temas sensibles de la realidad nacional.

oliverajorge75@yahoo.com



Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubabnos"






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