sábado, 27 de agosto de 2011

DOLOR DE AGUA

Por Aleaga Pesant

BAYAMO, Cuba, agosto (www.cubanet.org) – El gordo vive frente al Sabe. Una legendaria cafetería –restaurante del centro de Manzanillo, concebida y construida en la republica, y hecha polvo en los últimos años. Sentado frente a su casa en la calle Maceo, el gordo no tiene problemas con el agua. Hace veinte años hizo un pozo en la sala de su casa e instaló una turbina que le abastece de agua las 24 horas. Pero para el manzanillero común, el agua es un dolor muy profundo.

Entre las grandes frustraciones de los manzanilleros con el castrismo, a pesar de que de Manzanillo salieron muchos de sus seguidores, entre ellos Hubert Matos, Celia Sánchez o Wilfredo Pagés, se encuentra la construcción de un acueducto, prometido durante cuarenta años, que comenzó a construirse cuando los créditos blandos chinos y los petrodólares venezolanos llegaron a la isla a principios del siglo XXI.

Construido para erradicar el viejo problema de la carencia de agua potable en una población de más de cien mil habitantes, el nuevo acueducto no hizo realidad los pronósticos y deviene un surtidor de insatisfacciones, indisciplinas y violaciones. Pero sobre todo, un dolor de cabeza para los habitantes que siguen sin agua potable.

Una joven manzanillera que trabaja en un edificio público señala el tema de las indisciplinas sociales, entre las causas del “trauma” del acueducto, pero asegura que existen otros puntos poco tocados como la concepción de los proyectos, la ejecución, y en el control de materiales de la obra, que duró más de tres años en concluirse.

Un vecino del reparto Céspedes recuerda que en los últimos tiempos han estado hasta dos semanas sin recibir agua de la planta de bombeo, pero que normalmente el agua llega cada tres o cuatro días.

El tema del acueducto de Manzanillo ya presentaba problemas desde mediados de 2003, cuando se denunció que se habían robado 45 de los primeros metros contadores instalados. Hoy la cifra de metros contadores instalados alcanza las dieciséis mil unidades, y de ellas ocho mil no funcionan.

Viene a mi mente un caso ocurrido hace treinta años; el secretario del Partido Comunista en la fábrica de Cerveza Pedro Marrero, en Ciudad de La Habana, de apellido Ilisastegui, electricista de profesión, se robaba las partes de plata de los equipos, para dárselas a su hijo, un joven joyero.

Juan Antonio Leyva García, actual delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), y desde hace dos años Presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular en la provincia Granma, se desentiende del asunto y de su responsabilidad en la hecatombe de la inversión millonaria del acueducto. Y solo plantea un plan para “rectificar todo lo que sea rectificable”. A él no le duele el agua.

Agosto 26 del 2011.



Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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