MIÉRCOLES 13 DE JULIO DE 2011
Por: Dr. Oscar Elías Biscet Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos lawtonfoundation@
En 1555, en la ciudad de Augsburgo, se reunió la Dieta del Imperio Alemán; y puso fin a treinta años de guerras que conllevaron al reconocimiento de las ideas del movimiento religioso reformista. A estos acuerdos se les conoce como la Paz de Augsburgo. Para orgullo del mundo occidental, en Augsburgo nacieron al mismo tiempo la libertad política y la libertad religiosa o libertad de conciencia.
Muchos sacerdotes y fieles se separaron de la obediencia papal e instauraron las iglesias protestantes. Los líderes más reconocidos de esta epopeya fueron Martín Lutero, su iniciador en Alemania, Ulrico Zuinglio en Suiza, Martín Bucero en Francia e Inglaterra y Juan Calvino en Suiza y Francia. Desde estos baluartes, el movimiento se propagó a Polonia, Bohemia, Hungría y las Islas Británicas.
Dentro de las iglesias protestantes surgen tres tipos de instituciones: la luterana, la calvinista y la anglicana. Este última sirve después de base a las iglesias bautista y metodista.
Esa libertad religiosa marca precisamente el inicio de la edad moderna con su transición a la contemporánea. El reconocimiento de esta libertad y, más tarde, de otros derechos básicos fue el resultado de intensas y prolongadas batallas. Las principales fueron la libertad de expresión, de prensa, y de asociación. Todos estos progresos fueron consolidados con el triunfo de La Revolución Americana con su brillante texto constitucional que ha servido de inspiración y guía a numerosas constituciones del mundo. En Filadelfia surgió, por lo tanto, la democracia moderna, hija indiscutida de la democracia que había desaparecido desde la Grecia Clásica del Siglo V, A.C.
Siguiendo esos patrones, los constituyentes cubanos de 1902 garantizaron la más absoluta libertad religiosa. Este derecho inalienable también fue asegurado por nuestra segunda Ley de leyes de 1940. Todo ese ordenamiento jurídico protector del ciudadano fue echado abajo en 1959 por una dictadura comunista que gobernó por decreto durante 17 años. Una dictadura comunista que viola sistemáticamente su propia constitución de 1976. Porque si bien es cierto que esta Ley Fundamental de 1976 dice proteger la libertad religiosa, es un hecho demostrado que el régimen persigue y castiga a quienes profesan cualquier tipo de religión.
Y prueba al canto. El 27 de junio del corriente año el pastor Metodista Yordi Toranzo fue expulsado de su templo y su congregación, así como lo obligaron a desalojar su casa con su esposa e hijos pequeños. Todo ello por orden de Ricardo Pereira Díaz obispo de la Convención Metodista de Cuba, quién dijo actuar en cumplimiento de las disposiciones del Partido Comunista de Santa Clara y del gobierno cubano. Este obispo le dijo a Toranzo que debía acatar las disposiciones del gobierno y no podía prestar mas ayuda espiritual a los disidentes.
Pero el pastor Toranzo no está solo. Tiene el apoyo de sus feligreses, de la comunidad en general y de otros pastores. Esto ha indignado a las autoridades y el domingo 26, pastores y fieles de otras congregaciones fueron detenidos cuando se dirigían al templo. Algunos fueron llevados a los calabozos del cuartel de la policía de Santa Clara, otros fueron violentamente golpeados y muchos de ellos detenidos en sus casas.
Es cierto que estos hechos no pueden ser comparados con la Noche de San Bartolomé, donde asesinaron, encarcelaron y deportaron a muchos protestantes franceses por orden del rey Carlos IX. Tampoco con una revocación del Edicto de Nante por petición del rey absolutista Luis XIV, en que se desató una criminal persecución contra los hugonotes. Pero es una prueba irrefutable de que, aunque en Cuba no tenemos a un carpeto en el poder, tenemos a un tirano absolutista que en su actuar nos recuerda las persecuciones religiosas de estos reyes franceses.
A mayor abundamiento, el 26 de junio de 2011 encarcelaron a más de 20 cristianos evangélicos junto al pastor bautista Mario F. Llonart. Nosotros recordaremos ese día como la más brutal represión realizada en los últimos tiempos contra la libertad de conciencia. Es, en esencia, el San Bartolomé cubano. Por eso decimos a todo pulmón que Cuba está todavía muy lejos del espíritu libre de Augsburgo.
Publicado por Doctor Oscar Elias Biscet en 13:16
Posteado por: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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