jueves, 21 de enero de 2016

Cuidado con el hombre nuevo


Entre los cubanos que transitan por Centroamérica hacia EEUU, al igual que en el Mariel, van delincuentes
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Cubanos protestan frente a autoridades costarricenses (foto tomada de Internet)
Cubanos protestan frente a autoridades costarricenses (foto tomada de Internet)
LA HABANA, Cuba.- Eloy Alexis Arauz pudo hacer el cuento. No estaba predestinado a morir en las manos de los cuatro asaltantes que le derribaron la puerta de su vivienda y se apropiaron de sus ahorros, no sin antes fracturarle un brazo y llenarlo de moretones.
El suceso ocurrió hace unos días en una finca de la localidad de Paso Canoas en Panamá. Los protagonistas del asalto fueron cubanos, de acuerdo a la versión del agredido. La historia comenzó con un contrato temporal (media jornada) recolectando naranjas por el cual Alexis Arauz pagó lo convenido.
A la luz de los hechos, el campesino panameño piensa que la solicitud de empleo fue parte del plan de llevar a cabo el robo con violencia, finalmente perpetrado esa misma noche.
Lo cierto es que los eventos no deberían causar asombro alguno. Entre la concurrida masa de cubanos que tratan de llegar a Estados Unidos, cruzando fronteras desde Ecuador hasta ciudad de Laredo, en el estado de Texas, hay delincuentes de toda laya.
Esa activa e irredimible caterva de asesinos, ladrones profesionales, carteristas y expendedores de drogas, no aparecen en las estadísticas oficiales, pero sobresalen como uno de los productos sociales, en el contexto de una revolución que en su infatigable búsqueda de las unanimidades allanó el camino hacia la enajenación y el abandono casi total de los valores éticos y morales.
No piensen que es primera vez que esto ocurre. Todavía se recuerdan los efectos nocivos del éxodo, desde el puerto del Mariel en 1980 y el de 1994, que implicó la fuga de 125 000 y 34 000 personas respectivamente.
En el primer caso, ni corto ni perezoso, Fidel Castro ordenó abrir las puertas de las cárceles a la par que facilitaba la fuga de la canalla que crece sin cesar en el núcleo y las periferias del sistema, bajo los disfraces de doble moral y los velos de una indolencia sistémica que mantiene al país al borde del caos.
A pequeña escala parece que el general-presidente ha utilizado las mismas cartas, otra vez con el objetivo de aliviar las tensiones sociales y de paso elevar el número de emisores de remesas, que por cierto siguen teniendo una especial relevancia en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Entonces, a partir de los acontecimientos, se llega a la conclusión que el gobierno cubano no solo se destaca por el envío de brigadas médicas y deportivas a cumplir misiones en decenas de países del Tercer Mundo, también debería ocupar un lugar cimero en la exportación de bandidos y espías, preferiblemente hacia al interior del imperio con el fin de anotarse nuevas victorias, aunque sean pírricas.
Los ciudadanos de los países que sirven de tránsito en el viaje rumbo a las tierras del Tío Sam, deben estar preparados para sucesos parecidos o más bestiales que el acontecido en Paso Canoas. Es una advertencia sin tremendismos. Cuba no es el país que la propaganda ha convertido en un paraíso.
A lo largo y ancho de la Isla, hay muchísimos delincuentes de la peor ralea, con una hoja de servicios o intenciones que bien pudieran emular con lo que hacen los Maras Salvatrucha en los sitios donde han logrado establecerse.
Que no quepa duda, el Hombre Nuevo que salió de los laboratorios de la revolución, es capaz de matar sin escrúpulos como lo haría un asesino profesional, en el fragor de un asalto o un simple malentendido con alguien del vecindario.
En el barrio donde vivo, en el municipio Habana Vieja, los veo todos los días.
Algunos de ellos preparan las condiciones para fugarse hacia Estados Unidos por la vía centroamericana. En el trayecto pueden haber bajas mortales o lesionados como el campesino de Paso Canoas.

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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