jueves, 26 de febrero de 2015

Importar leche en el “paraíso” de Ubre Blanca


Los vaqueros cubanos deberán competir con los rancheros de Estados Unidos: descalzos unos, mientras que los otros harán el negocio del siglo alimentando turistas en un país de necesitados

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Esto fue y debía ser un potrero y ahora es tierra militar. La señal de carretera advierte el peligro de ganado entre los espinos
PUERTO PADRE, Cuba- “¡Cuba no cambiará su Revolución Socialista por manteca yanqui! (…) Frente al ataque imperialista sembraremos más maní, soya, girasol y otras plantas que puedan darnos el aceite que necesitamos, siguiendo para estas siembras, los planes de desarrollo agropecuario”, aseguró Raúl Castro el 26 de julio de 1961 en Santiago de Cuba. Pronto hará la friolera de 54 años.
El 26 de julio de 2007, el General afirmó en Camagüey: “(…) hay que borrarse de la mente eso de los siete años, llevamos cincuenta años diciendo que hasta los siete años; hay que producir leche para que la tome todo el que quiera tomarse un vaso, y hay tierras para producirla aquí”.
Las palabras del hoy Primer Secretario del Partido Comunista, no llegaron a ser más que eso: palabras.
Hoy, en Cuba un litro de aceite cuesta 2.40 CUC, esto es, 60 pesos del devaluado salario nacional, mientras que, medio kilogramo de leche en polvo, cuesta poco menos que un cuarto del salario promedio mensual: 3,35 CUC, es decir, 83.75 pesos devaluados.
La agricultura y la ganadería de Estados Unidos
“Provengo de un Estado donde cultivamos frijoles, maíz y arroz; tenemos vacas, cerdos; ya veo barcos anclados en el Mariel y contenedores con comida producida en Missouri”, dijo la semana pasada en La Habana la senadora Claire McCaskill, a propósito del anunciado restablecimiento de las relaciones Cuba-USA.
Desde junio hasta diciembre pasado, este reportero viajó por 33 estados de la unión americana:
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Lo que queda de una de aquellas lecherías MINFAR en Parada, Puerto Padre
Arribé a Missouri, por la autopista interestatal 57 (I-57). A ambos lados, maíz, soya y maíz; y máquinas de regadío de pivote central, y silos: baterías de silos para conservar las cosechas por todas partes”.
En Arkansas, el panorama es el mismo: cultivos y más cultivos, graneros para proteger las cosechas”.
La agricultura y ganadería cubanas
En Cuba esto no sucede: nuestras raíces agrarias se perdieron o están en vías de extinción. En Cuba no se produjo una verdadera Reforma Agraria, sino un estatización de la propiedad agraria. Cinco caballerías fue el máximo terreno que se permitió a un particular. Y cualquiera sabe que esta mínima extensión de suelo no es idónea ni para la ganadería ni para los cultivos industriales, que por precisar de una elevada mecanización, requieren extensión.
“Quienes importan leche, carne, frijoles y arroz, negando al agricultor cubano los precios que pagan al extranjero no les interesa el desarrollo de la agricultura en Cuba. De otra forma no se entiende que prefieran pagar más por lo que importan que lo que debían pagar al productor nacional. Es un asunto político negar por todos los medios el desarrollo económico de una clase social estratégica”, aseguró un ex directivo a este corresponsal, solicitando anonimato.
De tal suerte, un Estado latifundista transformado en censor de la vida agraria nacional, y un campesinado sin recursos económicos y mucho menos legales, no ya para crecer, sino incluso hasta para sostenerse, alejaron los cerdos y el vaso de leche con los que un día el general Raúl Castro soñó, y lo que es peor, hizo soñar a los cubanos, tachando a la manteca hasta de… “yanqui”.
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Instalaciones de una cochiquera militar abandonada. ¿Quién paga estos recursos?
En Puerto Padre, en los años 60 construyeron estupendas lecherías a las que llamaron Planes Lecheros MINFAR (Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias). En su momento, estas vaquerías produjeron miles de litros de leche con piensos importados de los países satélites de la URSS. En las caballerías de tierra que fueron expropiadas a particulares, no se sembró un grano de maíz, dedicándolas hasta hoy, a prácticas militares. Allí no rugen los tractores, sino tanques y cañones.
Donde hubo potreros ahora hay marabú. Y vaqueros, haciendo caso omiso de carteles que advierten: “No Pase. Zona Militar”. La policía debe advertir a los automovilistas el peligro de ganado suelto en la vía.
Así produce leche esta gente de Puerto Padre. Leche que deben vender a precio fijo al Estado, porque de no hacerlo, hasta sus reses serán expropiadas.
Así deberán “competir” los vaqueros cubanos con los rancheros de Estados Unidos: descalzos unos por el sendero del comunismo, mientras que otros, con las botas de la democracia, harán el negocio del siglo alimentando turistas en un país de necesitados. Importar leche en el “paraíso” de Ubre Blanca.

Posted by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"

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