El exilio histórico ha envejecido. Su herencia política no ha hecho ancla en los jóvenes cubano-americanos
miércoles, agosto 20, 2014 |
Camilo Ernesto Olivera Peidro
LA
HABANA, Cuba. –Hace dos décadas, el Canal de las Bahamas se llenó de
cubanos intentando llegar a Estados Unidos. Los que arribaron, jóvenes
en esa época, son el sostén de sus familiares que quedaron en la Isla.
Hoy Cuba avanza hacia el futuro caminando a ciegas, como muchos de nosotros durante las noches de apagón en 1994. A Raúl Castro y su corte de generales les conviene esa ceguera. Les conviene que que los cubanos no vean que la transferencia de poderes ya está en marcha.
Los ancianos militares pasan el mando a una nueva clase militar y gerencial corrupta. Y el pueblo que –por medio siglo– los apoyó, que gritó “paredón”, que fue a las Zafras del Pueblo, a las misiones de guerra en África, que tiró piedras y escupió a los que se iban por el Mariel en 1980, serán (ya lo son) la mayoría empobrecida a la que les fusilaron el futuro en el paredón de la utopía.
En Cuba, la gente joven, oscila entre el desencanto total, las ganas de irse y la imposibilidad de labrarse un futuro, en la lucha por la supervivencia. La conciencia de vivir bajo un régimen dictatorial se grita a voz en cuello. Pero no hay fuerzas para luchar, hay cansancio, apatía. Y hay que seguir viviendo, luchar el plato de comida, la ropa, y hasta un poco de alegría.
En Miami
Varios senadores y congresistas cubano-americanos, sostienen una posición vertical a favor de no ceder ni un ápice, en el embargo al régimen cubano. Pero Miami no es la misma de hace tres o cuatro décadas. Su demografía ha cambiado. El exilio histórico ha envejecido. Y su herencia política y espiritual no ha echado anclas en los jovenes que llegan de la Isla.
Muchos que hoy están prosperando y creciendo económicamente en la comunidad cubana de La Florida, no se sienten parte del exilio histórico. Para estos americanos-cubanos resultan distantes, las vivencias tenebrosas de sus padres y abuelos en la otra orilla. En un futuro inmediato, pudieran acompañar a la nueva clase militar y gerencial a entronizarse en la Isla.
El futuro
En Miami, prósperos hijos y nietos de los fundadores del exilio, ven la solución del diferendo cubano-estadounidense, en un reacomodo vinculado a las nuevas circunstancias que surjan del tránsito en Cuba. Lo cual, no necesariamente implicará una real apertura democrática y la refundación de la república.
En la Isla, un país económicamente en ruinas y gravemente dañado en lo antropológico, caerá en manos de una clase heredera poderosa y voraz. Que no dudará en acelerar los cambios, y barrera los vestigios que queden del clientelismo político del “ancient regime”….
Lo harán para echar tierra sobre los crímenes de sus padres y abuelos. Se asegurarán de poner mano dura contra quienes interfieran críticamente en sus planes.
Recogerán el fruto de un pacto mutuamente ventajoso con los colegas de 90 millas al norte. Un pacto que ya está funcionando.
Mientras tanto, la “habanizacion” de la emigración cubana sigue su curso.
En el futuro, los nacidos en Estados Unidos percibirán las historias de sus abuelos llegados de la isla, del mismo modo en que se escuchan las historias de terror en las noches de Halloween.
Postyed by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
Hoy Cuba avanza hacia el futuro caminando a ciegas, como muchos de nosotros durante las noches de apagón en 1994. A Raúl Castro y su corte de generales les conviene esa ceguera. Les conviene que que los cubanos no vean que la transferencia de poderes ya está en marcha.
Los ancianos militares pasan el mando a una nueva clase militar y gerencial corrupta. Y el pueblo que –por medio siglo– los apoyó, que gritó “paredón”, que fue a las Zafras del Pueblo, a las misiones de guerra en África, que tiró piedras y escupió a los que se iban por el Mariel en 1980, serán (ya lo son) la mayoría empobrecida a la que les fusilaron el futuro en el paredón de la utopía.
En Cuba, la gente joven, oscila entre el desencanto total, las ganas de irse y la imposibilidad de labrarse un futuro, en la lucha por la supervivencia. La conciencia de vivir bajo un régimen dictatorial se grita a voz en cuello. Pero no hay fuerzas para luchar, hay cansancio, apatía. Y hay que seguir viviendo, luchar el plato de comida, la ropa, y hasta un poco de alegría.
En Miami
Varios senadores y congresistas cubano-americanos, sostienen una posición vertical a favor de no ceder ni un ápice, en el embargo al régimen cubano. Pero Miami no es la misma de hace tres o cuatro décadas. Su demografía ha cambiado. El exilio histórico ha envejecido. Y su herencia política y espiritual no ha echado anclas en los jovenes que llegan de la Isla.
Muchos que hoy están prosperando y creciendo económicamente en la comunidad cubana de La Florida, no se sienten parte del exilio histórico. Para estos americanos-cubanos resultan distantes, las vivencias tenebrosas de sus padres y abuelos en la otra orilla. En un futuro inmediato, pudieran acompañar a la nueva clase militar y gerencial a entronizarse en la Isla.
El futuro
En Miami, prósperos hijos y nietos de los fundadores del exilio, ven la solución del diferendo cubano-estadounidense, en un reacomodo vinculado a las nuevas circunstancias que surjan del tránsito en Cuba. Lo cual, no necesariamente implicará una real apertura democrática y la refundación de la república.
En la Isla, un país económicamente en ruinas y gravemente dañado en lo antropológico, caerá en manos de una clase heredera poderosa y voraz. Que no dudará en acelerar los cambios, y barrera los vestigios que queden del clientelismo político del “ancient regime”….
Lo harán para echar tierra sobre los crímenes de sus padres y abuelos. Se asegurarán de poner mano dura contra quienes interfieran críticamente en sus planes.
Recogerán el fruto de un pacto mutuamente ventajoso con los colegas de 90 millas al norte. Un pacto que ya está funcionando.
Mientras tanto, la “habanizacion” de la emigración cubana sigue su curso.
En el futuro, los nacidos en Estados Unidos percibirán las historias de sus abuelos llegados de la isla, del mismo modo en que se escuchan las historias de terror en las noches de Halloween.
Postyed by: "Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos"
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